El ataque masivo de Irán a Israel el pasado 14 de abril puso a prueba las diferentes capas de escudos antiaéreos desplegadas por Netanyahu en los últimos años. Este tipo de tecnología, en la que España está muy por detrás, es el paraguas bajo el que se protege a la población israelí cuando los misiles llegan en cualquier dirección a sus ciudades y pueblos.
La primera capa —la más externa— es la representada por el Arrow 3, que se dedica a interceptar las amenazas cuando todavía están en el espacio. A menor altitud se encuentra la denominada Honda de David (David's Sling), con un sistema muy parecido al sistema Patriot de factura estadounidense.
El tercer escudo y la última oportunidad para derribar a los misiles atacantes es el conocidísimo Iron Dome (Cúpula de Hierro, en español) que cuenta con miles de aciertos en su lucha contra los cohetes lanzados por Hamás en la Franja de Gaza. Sin embargo, una cuarta capa está en sus últimas etapas de desarrollo en Israel y empleará un sistema de rayo láser denominado Iron Beam (Rayo de Hierro) para derribar las amenazas.
Las Fuerzas de Defensa israelíes activaron el sistema láser por primera vez en un contexto de guerra el pasado noviembre y fue todo un éxito. Según explicó en su momento el periodista Hallel Bitton Roser, de News 14, el sistema interceptó y derribó un cohete que se dirigía hacia su territorio. Tan sólo unos meses después, en abril de este año, uno de los paquetes de ayudas de EEUU a Netanyahu reservó 1.100 millones de euros para impulsar el desarrollo del mismo Iron Beam.
Washington D.C. ve con muy buenos ojos este programa militar que lo están llevando a cabo entre la estadounidense Lockheed Martin y la israelí Rafael. Tal y como recoge Popular Mechanics, Estados Unidos tiene en la actualidad un total de 31 programas láser con enfoque militar, pero con un planteamiento muy diferente. Por ejemplo, sistemas embarcados en las fragatas, pero nada similar —al menos que se sepa— al Iron Beam.
Menos de 2 euros por disparo
La efectividad israelí en la gestión del ataque de Irán no fue total. Según los informes, un total de 9 misiles lanzados impactaron contra las bases aéreas de Nevatim y Ramon, y una persona sufrió heridas por la metralla. A ello se une una importante diferencia entre los misiles interceptores lanzados para neutralizar las amenazas y la capacidad de la industria para proveer de estos sistemas.
"Si observamos tanto a Israel como a Ucrania, vemos que los defensores queman misiles más rápido de lo que la industria puede reemplazarlos", asegura Black. De ahí la necesidad de contar con el Iron Beam, el arma láser barato y virtualmente casi ilimitado en cuanto a munición.
"Gran parte del interés por los láseres se debe a la profundidad de cargador que ofrecen", prosigue Black. "No es del todo infinito, hay piezas y los suministros de energía no duran para siempre, pero ofrecen un cargador muy amplio en comparación con las baterías de misiles".
Otro aspecto importante es el coste por cada interceptación. Un misil empleado en la Cúpula de Hierro, que no es en absoluto de los más caros, tiene un coste de entre 37.000 y 46.000 euros, según el Instituto de Estudios de Seguridad Nacional de Israel. Este dato contrasta con los menos de 800 euros que pueden costar algunos drones desplegados por grupos armados como Hamás o los pocos miles de euros de plataformas tan populares como el Shahed-136.
"Todo se reduce a una cuestión de costes", declara en este caso Mark Neice, director ejecutivo de Directed Energy Consultants, compañía con sede en Nuevo México dedicada a la consultoría técnica sobre láseres de alta energía. "El sistema actual es eficaz, pero caro. Cuando disparas misiles de 46.000 euros contra objetivos de 8.000, ¿cuánto tiempo puedes seguir estando en el lado equivocado de la curva de costes?".
En el año 2022, Israel publicó que el coste por interceptación del Iron Beam es de 1,80 euros, algo insignificante teniendo en cuenta los misiles que se utilizan en la actualidad. El sistema también reduce de forma notable el riesgo de daño colateral, ya que las maniobras de neutralización en ocasiones se realizan sobre áreas pobladas, donde los misiles de 90 kilos utilizados por la Cúpula de Hierro pueden llegar a caer sobre edificios a velocidad supersónica. No es algo común, pero la posibilidad de fallo siempre está ahí.
"Ahora tenemos una convergencia de tecnologías habilitadoras, incluida la generación y el almacenamiento de energía, la miniaturización de componentes y, lo que es más importante, grandes avances en la focalización", afirma Black. Explicando que la arquitectura de Iron Beam puede ser un éxito y sustituir a los sistemas estadounidenses que no han llegado a cuajar.
Rayo de hierro
"El uso de un láser es un punto de inflexión y la tecnología es simple de utilizar y demuestra ser económicamente viable", según explicó en 2022 el por entonces general de brigada Yaniv Rotem, jefe del equipo de investigación y desarrollo del Ministerio de Defensa, a Times of Israel. "Esto cambia las reglas del juego, no sólo porque estamos atacando al ejército enemigo, sino también porque lo estamos llevando a la quiebra", en palabras del ex primer ministro Naftali Bennet, a una entrevista a Rafael Advanced Defense Systems en 2022.
Presentado por primera vez en 2014, el Iron Beam se encuentra todavía inmerso en una profunda campaña de pruebas que tienen como fin su entrada oficialmente en servicio completo próximamente. Es uno de pocos programas que se adelantan respecto al calendario establecido. Comenzó las pruebas en 2022 cuando estaba previsto para 2024 y el primer acto de servicio exitoso se registró en 2023. El estado actual del sistema es desconocido.
Al igual que su contrapartida de misiles interceptores terrestres, el objetivo del Iron Beam es la de eliminar las amenazas en el corto radio. Según algunos reportes, cuenta con un alcance máximo de 7 kilómetros y constituirá la quinta capa de protección de Israel junto con los sistemas Arrow 2, Arrow 3, Iron Dome y David's Sling.
El Iron Beam emplea un sistema de fibra óptica para generar las pulsaciones láser y consigue la suficiente energía como para destruir una amenaza aérea incidiendo sobre ella unos 4 o 5 segundos. Puede emplearse en solitario o como parte de un escudo antiaéreo completo, permitiéndole obtener información de otros radares.
El desarrollo del sistema ha sido una de las grandes apuestas del Ministerio de Defensa de Israel que espera contar con más armas de este tipo en los próximos años. Una batería completa de Iron Beam se compone de un radar de defensa aérea, una unidad de mando y control y un par de sistemas generadores de láser con una potencia de entre 100 y 150 kW.