La NASA ha confirmado en una conferencia de prensa este miércoles 7 de agosto su plan de contingencia para traer de vuelta a casa a los dos astronautas Barry Wilmore y Sunita Williams. Tras viajar en la nave Starliner de Boeing en el primer vuelo de prueba tripulado, que se pudo seguir desde España, debían pasar en la Estación Espacial Internacional solo 10 días, pero ya acumulan dos meses y, según informa la agencia, podrían permanecer allí hasta el año que viene.
Mientras Boeing asegura que la misión de regreso es segura, la NASA no terminaba de explicar qué pasos iban a seguir. Antes de la conferencia, la agencia espacial estadounidense retrasó la próxima misión tripulada de Crew Dragon de SpaceX para realizar la siguiente rotación de astronautas en la ISS.
Del 18 de agosto, la misión se ha aplazado hasta el 24 de septiembre. "Este ajuste permite que los administradores tengan más tiempo para planificar el regreso del vuelo de prueba tripulado de Boeing", dice la NASA en un comunicado. Pocas horas después se confirmaban las sospechas tras este movimiento en el calendario. La nave Crew 9 de SpaceX podría servir como último recurso de rescate de Wilmore y Williams, según ha indicado la agencia.
Para la NASA, la primera opción sigue siendo la nave Starliner, aunque necesita más tiempo para confirmar que la vuelta es segura. "Seguimos con la idea de usar Starliner para el regreso, pero no hemos todavía logrado replicar las condiciones de las pruebas en tierra con la de órbita", dijo Steve Stich en la conferencia. Sería a mediados de agosto cuando la agencia decidirría si recurrir o no al plan B. Este consiste en dejar dos asientos vacíos en la nave Crew 9 que viajará a finales de septiembre a la ISS.
En febrero de 2025, según está previsto en el plan de rotación, la cápsula de SpaceX regresará con dos astronautas acompañados por Williams y Wilmore. Tanto SpaceX como Boeing recibieron encargos de la NASA para convertirse en proveedores de transporte de la agencia hacia la ISS, como respuesta para independizarse de las naves Soyuz rusas. SpaceX con las Crew Dragon obtuvieron el certificado de la NASA en 2020, Boeing debía recibirlo tras esta primera misión de prueba tripulada.
El vuelo de prueba realizado en junio estaba previsto originalmente para hace siete años, pero el programa Starliner ha experimentado importantes retrasos y sobrecostes. Tras el despegue se detectaron una serie de fugas de helio en el módulo de servicio, a los que hay que sumarle otros sucesivos fallos técnicos en los sistemas de propulsión de la nave que impidieron un primer intento de acoplamiento con la estación espacial.
Los ingenieros de Boeing y la NASA siguen investigando el fallo de cinco de los 28 motores de maniobra. La NASA continúa revisando los datos aportados por la empresa que ha puesto a prueba los motores en las últimas semanas. "Seguimos apoyando las solicitudes de la NASA de pruebas, datos, análisis y revisiones adicionales para confirmar la capacidad de desacoplamiento y aterrizaje seguros de la nave espacial", afirma la compañía. La NASA deberá tomar en las próximas semanas una decisión y fijar una fecha para traer de vuelta la Starliner, con o sin tripulación.