España no es ajena a los numerosos problemas que tiene Elon Musk con sus empresas. Los problemas con su polémico implante cerebral, las cuestionables prácticas de Neuralink con los animales e incluso la explosión del lanzamiento de la Starship de abril del 2023 son solo algunos ejemplos. Ahora, organismos estatales de Estados Unidos afirman que SpaceX ha contaminado las aguas de Texas repetidas veces desde la Starbase de Boca Chica.
La Comisión de Calidad Ambiental de Texas (TCEQ) afirma en una serie de documentos publicados por la CNBC que la SpaceX de Elon Musk violó en numerosas ocasiones las normativas ambientales debido al sistema de diluvio instalado en la plataforma de lanzamiento de la Starship que sirve, precisamente, para sofocar la ignición de los brutales motores de la nave. La TCEQ acusa a SpaceX de haber liberado residuos contaminantes en entornos con agua o cercanos a ellos.
Una queja del 6 de agosto recibida por la entidad alegaba que SpaceX estaba descargando agua de diluvio "sin la autorización de la TCEQ". La región de Harlingen, en el sur de Texas (lugar donde está la oficina de la TCEQ) habría recibido hasta 14 quejas distintas denunciando el impacto ambiental del sistema de diluvio de SpaceX. La firma aeroespacial ya ha respondido al medio de comunicación con un comunicado.
SpaceX, otra vez en problemas
SpaceX consiguió los permisos pertinentes de la Administración Federal de Aviación (FAA) para poder llevar a cabo lanzamientos regulares desde la Starbase de Boca Chica, Texas, y así poner a prueba su nave Starship. Eso sí, estos permisos obligaban a que la compañía tuviera que cumplir con los estándares y normativas ambientales de varias agencias, dedicadas a limitar el impacto ambiental de estos lanzamientos sobre la zona.
Este lanzamiento tuvo una serie de consecuencias inesperadas para SpaceX. La firma tuvo que ver cómo la plataforma de lanzamiento quedaba totalmente destruida por la explosión, lo que llevó a que la FAA suspendiera cautelarmente el programa y realizara una investigación. Además, grupos ecologistas presentaron una demanda afirmando que la explosión provocó todo tipo de estragos en la fauna y flora local.
Esto llevó a que SpaceX desarrollara el llamado sistema de diluvio, un mecanismo conformado por un importante conjunto de cañones que disparan una mezcla de agua con nitrógeno a alta presión alrededor del anillo de la plataforma de lanzamiento. Esto genera una inmensa cortina de miles de litros de agua, que contiene la ignición de la Starship y palia sus daños potenciales.
Este sistema, junto a la destrucción generada por ese anterior lanzamiento, son la causa de la discordia. En junio de este año la TCEQ realizó una investigación para determinar si SpaceX estaba cumpliendo con las regulaciones en torno a la descarga de aguas residuales. El resultado de la investigación es que SpaceX habría descargado aguas residuales industriales hasta cuatro veces sin autorización.
En este asunto juega un papel la rapidez con la que Elon Musk reconstruyó la Starbase para seguir con el calendario de lanzamientos de la Starship. Las prisas de Musk por reparar los daños en la plataforma de lanzamiento e instalar el sistema de diluvio hicieron que, según los reguladores, SpaceX se saltara un completo proceso de permisos, que habrían impuesto controles y límites en lo que a contaminación ambiental refiere.
Más concretamente, estos permisos habrían obligado a SpaceX a cumplir con las regulaciones pertinentes que limitan la descarga de contaminantes industriales. También habría obligado a la firma aeroespacial responsable del mayor cohete de la historia declarar la forma en la que SpaceX trata sus aguas residuales. Por ende, la Agencia de Protección Medioambiental (EPA) de los EE.UU avisó a Musk de forma previa al lanzamiento del pasado 14 de marzo, con su tercer vuelo de prueba.
Incluso pese a haber recibido este aviso solo un día antes del lanzamiento, Elon Musk siguió con el vuelo de prueba usando por el camino el sistema de diluvio de agua sin autorización. Eric Roesch, dueño del blog ESG Hound e ingeniero ambiental, se ha convertido en una de las voces más críticas contra Musk, y asegura que SpaceX lleva violando las regulaciones de aguas residuales por años.
Por si fuera poco, cabe aclarar que el sistema de diluvio incluye en sus aguas residuales importantes concentraciones de mercurio, un elemento que puede ser auténtico veneno tanto para la fauna local como para los seres humanos expuestos a él. La concentración de este elemento en las aguas residuales superaría por bastante los criterios establecidos por Texas.
Respuesta de SpaceX
Poco después de que se publicara esta historia, SpaceX lanzó un comunicado en X (antes Twitter), al que Elon Musk respondió con un sencillo mensaje: "la CNBC apesta". En el comunicado, SpaceX califica la historia como "objetivamente inexacta", y rebate casi punto por punto las acusaciones presentadas en estas noticias.
SpaceX explica que el sistema de diluvio o sistema deflector de llamas refrigerado por agua "es un equipo fundamental" para las operaciones de SpaceX, y aclaran que este sistema usa "agua potable limpia". Además, revelan que la empresa trabajó con la TCEQ para construir y probar el sistema "para identificar un enfoque de permiso". Las primeras pruebas habrían contado, según SpaceX, con personal de la TCEQ en la Starbase.
Por otro lado, SpaceX asegura que el sistema está cubierto por el Permiso General Multisectorial de Texas y que la orden de la EPA no tuvo en consideración ni los "hechos básicos del funcionamiento del sistema de diluvio" ni el propio permiso de Texas. "Después de explicarle nuestra operación a la EPA, revisaron su posición y nos permitieron continuar con nuestras operaciones", dice SpaceX.
Por último, SpaceX defiende la viabilidad ambiental del sistema de diluvio. No solo afirman que el sistema usa "trazas insignificantes de contaminantes", sino que el sistema usa agua potable. No se usa agua tratada de forma industrial y no se expone el agua a procesos industriales, dice SpaceX. Adjuntan una explicación del funcionamiento del sistema, en la que relatan su enfoque ambiental.
"Los estanques de retención capturan el exceso de agua y están revestidos especialmente para evita que se mezcle con las aguas subterráneas locales", dice SpaceX. "Todo el agua captada en estos estanques, incluida el agua de las lluvias, se bombea y se transporta. Parte del agua sale de la zona de la plataforma, principalmente del agua que se libera antes del encendido y después de apagar o poner en marcha el motor", relata el comunicado.