Estados Unidos es el país que más capacidad naval tiene de todo el mundo, especialmente en la rama submarina. Estas embarcaciones, generalmente ubicadas en localizaciones secretas, se despliegan a lo largo y ancho del planeta como centro de espionaje y de proyección armamentística a miles de kilómetros de sus bases en del país americano. De entre todas las clases de sumergibles en activo, destaca la Virginia como la plataforma nuclear más avanzada de cuantas dispone la Navy y con un concepto muy diferente a la clase S-80 de España.

Hace solo unos días, el USS Idaho (SSN 799) perteneciente a esa clase Virginia fue botado desde el astillero de General Dynamics Electric Boat en Groton (Connecticut) al río Támesis que baña la localidad estadounidense. Se trata de "uno de los submarinos de ataque más nuevos" y modernos de cuantos se integrarán a la flota activa próximamente, según recoge en un comunicado la propia Navy.

La botadura "marca un hito en la construcción de una embarcación, cuando sale de las instalaciones del astillero e ingresa al agua por primera vez para comenzar el equipamiento final, las pruebas y la certificación de la tripulación".

El USS Idaho a punto de ser botado General Dynamics Electric Boat

"La botadura de hoy es un testimonio de la fuerte colaboración que la Armada tiene con sus socios de construcción naval", aseguró el capitán Mike Hollenbach, director del programa de submarinos de clase Virginia. "El Idaho será un activo nacional valioso y un motivo de orgullo para nuestros marineros, los constructores navales y todos los estadounidenses en los próximos años".

Tal y como recoge la institución militar, la clase Virginia está compuesta por embarcaciones de ataque rápido que brindan a la Navy las capacidades necesarias para mantener su supremacía submarina hasta bien entrado el siglo XXI. Cuentan con características mejoradas en aspectos tan importantes como la vigilancia, el sigilo y en la rama armamentística.

USS Idaho

El USS Idaho será, cuando se ponga en servicio, el submarino número 26 de la clase. Comenzó a construirse en 2017 y hereda el nombre de un buque de guerra que estuvo operativo hace más de un siglo. Se estima que la embarcación pueda entregarse a la Armada estadounidense en algún momento del próximo año 2025 y comenzar su vida operativa poco después.

La clase Virginia es la plataforma submarina nuclear más nueva de cuantas opera la Navy de Estados Unidos en la actualidad. Comenzó a diseñarse a principios de los años 90 bajo el nombre en clave Centurion y se concibió como una plataforma más barata de producir que la clase Seawolf, la cual fue cancelada después de la finalización de la tercera unidad por los elevados costes.

Para conseguir este objetivo, los contratistas optaron por incluir componentes comerciales disponibles en el mercado en lugar de desarrollar estos sistemas desde cero y a la carta para integrarse en las embarcaciones. Además, fue el primer submarino de la Navy en aprovecharse de programas informáticos para realizar su diseño.

Con esos ingredientes, el USS Virginia, que da nombre a la clase, comenzó a construirse en 1999 y se entregó a la Armada estadounidense en octubre de 2004. Forma parte del denominado Bloque I, compuesto por un lote de 4 submarinos hermanos que conforman la primera versión del sumergible.

Submarino de la misma clase que el USS Idaho US Navy

Dado el éxito, el Departamento de Defensa continuó trabajando con las compañías para evolucionar la plataforma incorporando mejoras tecnológicas que dieran como resultado un submarino de primer orden al tiempo que se reducían costes. De esta manera, el segundo lote —denominado Bloque II— consiguió recortar unos 270 millones de euros por unidad al construir el casco en 4 secciones en lugar de 10 de la versión original.

El Bloque III añadió algunas mejoras en el plano tecnológico y de capacidades. Por ejemplo, integraron un sónar más avanzado y un sistema de lanzamiento de misiles mejorado respecto a las versiones anteriores. El USS Idaho se encuadra en la siguiente generación, conocida como Bloque IV, que consta de un total de 10 submarinos cuya mejora más importante son unos periodos entre mantenimientos más largos.

Los submarinos de la clase Virginia están diseñados para su uso tanto en mar abierto como en misiones litorales, tal y como recogen en The National Interest. Desde que entraron en servicio en 2004, han participado en 5 de las 6 misiones principales de la estrategia naval de EEUU: control marítimo, proyección, presencia avanzada, seguridad marítima y disuasión.

Cuenta con un sistema de control fly-by-wire similar a los que se encuentran en los aviones comerciales modernos, por el que las órdenes de manejo del timón se realizan mediante señales eléctricas en lugar de sistemas mecánicos. Esto le proporciona una mejor operación en aguas poco profundas que se complementa con la capacidad de desplegar fuerzas de operaciones especiales, incluidos los famosos Navy SEALS.

Botadura de un submarino hermano al USS Idaho

Los cuatro primeros bloques de la clase Virginia cuentan con un desplazamiento de 10.200 toneladas junto a una eslora de 115 metros. De la propulsión se encarga un reactor nuclear junto a un par de turbinas de vapor que le proporcionan una velocidad de crucero de 46 kilómetros por hora y una autonomía virtualmente ilimitada, tan solo condicionada por los víveres a bordo y las necesidades de mantenimiento.

Torpedos, misiles y láser

En el apartado del armamento, el USS Idaho junto a los submarinos de la misma clase incorporan 12 tubos de lanzamiento vertical para misiles de crucero tipo Tomahawk y 4 lanzadores de 21 pulgadas para municiones antiembarcación Harpoon o torpedos. Para la siguiente versión —Bloque V— esta capacidad se verá notablemente incrementada.

Clase Virginia Departamento de Defensa de EEUU

Uno de los campos de investigación de armamento con el futuro más prometedor es el de los rayos láser. Israel ya cuenta con un escudo aéreo que fulmina amenazas en 4 segundos y algunos reportes de inteligencia de código abierto apuntan a que Estados Unidos está equipando sus submarinos clase Virginia con un arma similar.

Este rayo láser de alta energía se podría instalar en el mástil fotónico del submarino y contaría con una potencia de entre 300 y 500 kW. Con esta energía, el sistema periscópico puede salir del agua y alcanzar a objetivos como drones, aeronaves o embarcaciones para desintegrarlos en muy pocos segundos y con una precisión quirúrgica.

Su particular diseño le permite disponer de ciertas capacidades furtivas que se emplean en la recopilación de información para realizar labores de inteligencia. Para ello, dispone de todo tipo de sensores, radares, sónares, sistemas de guerra electrónica y un ecosistema de telecomunicaciones satelitales cifrado.