Nuevo éxito de SpaceX, la compañía espacial de Elon Musk. En esta ocasión, la protagonista ha sido la misión Polaris Dawn con cuatro tripulantes a bordo, que permanecerán en órbita los próximos cinco días. El cohete, un Falcón 9, ha despegado cuando el reloj marcaba las 11:23 hora de España peninsular desde el Centro Espacial Kennedy en Estados Unidos. La compañía deja atrás varios retrasos debido a las malas condiciones meteorológicas que impidieron despegar el mes pasado.

Después de los primeros instantes del encendido de motores, el cohete ha ejecutado de forma autónoma y sin novedades el plan de vuelo programado por los ingenieros de la compañía. A los cuatro minutos, la primera etapa se ha separado como estaba previsto. Mientras los astronautas ahora siguen su rumbo en gravedad cero, la primera etapa del cohete Falcon 9 ha regresado a la plataforma de aterrizaje sin problemas.

La misión está impulsada por Jared Isaacman, quien también es miembro de la tripulación con la categoría de comandante. Isaacman es un multimillonario estadounidense fundador de la compañía Shift4. Ya comandó la misión Inspiration 4 en septiembre de 2021, que resultó ser la primera misión totalmente civil de la historia y su objetivo fue la recaudación de fondos para el hospital pediátrico St. Jude, algo que también ha querido potenciar con la Polaris Dawn.

Los cuatro tripulantes de la misión Polaris Dawn a bordo de una cápsula Crew Dragon SpaceX Omicrono

Completan la dotación Scott Poteet, piloto de la misión y antiguo teniente coronel de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, Sarah Gillis, especialista de misión e ingeniera de SpaceX, y Anna Menon, especialista de misión y oficial médico a bordo de la nave Dragon. 

"No estaríamos en este viaje sin los 14.000 que estáis en casa [en referencia a los trabajadores de SpaceX] y todos los que nos animáis", dijo por radio Isaacman al centro de control de la misión de SpaceX. "Os lo agradecemos. Ahora vamos a ponernos a trabajar".

Este lanzamiento supone un hito en la historia aeroespacial al ser la primera misión civil en realizar una caminata espacial y subir hasta 1.400 km de distancia desde la Tierra. Lo que conlleva una serie de retos tecnológicos y riesgos relacionados fundamentalmente con el traje espacial y la despresurización controlada de la cabina.

Nada más alcanzar el espacio a bordo de la nave, los cuatro miembros de la tripulación comenzarán un proceso de adaptación para preparar la salida la exterior. Se trata de una maniobra similar a la que tienen que hacer los submarinistas para adecuarse a la presión. La caminata espacial se realizará el 12 de septiembre. El progreso del viaje se puede seguir desde la web de SpaceX.

Los tripulantes tendrán que ir purgando el nitrógeno de la sangre para que, cuando la nave se despresurice y se abra la compuerta al vacío, el gas no forme burbujas dentro del sistema circulatorio de los astronautas. "No tenemos una esclusa de aire en esta misión", ha declarado Sarah Gillis, tripulante de la Polaris Dawn, a CNN. La ISS, por poner un ejemplo, cuenta con cámaras para llevar a cabo la despresurización, pero en la Crew Dragon no existe tal sistema.

Se adoptará entonces "un enfoque realmente novedoso y diferente", continuó Gillis. Con un proceso previo que implica "disminuir lentamente la presión de la cabina y aumentar la concentración de oxígeno" en el interior de los trajes. Estos se han desarrollado en un trabajo conjunto entre la propia SpaceX y los miembros de la misión Polaris Dawn.

"Durante la caminata espacial, los astronautas realizarán una serie de pruebas que proporcionarán los datos necesarios que permitirán al equipo de SpaceX producir y escalar para futuras misiones de larga duración", apuntan desde Polaris en relación con el traje. La vestimenta junto con el proceso de despresurización de la cabina son los elementos más delicados de toda la misión.

Nave espacial Dragon con la escotilla abierta SpaceX

También será la primera vez en más de medio siglo —desde la última misión Apolo 17 en 1972— que unos humanos viajan tan lejos de la superficie de la Tierra. La órbita planeada, que alcanzarán en las próximas horas, cuenta con un perigeo de 1.400 km. Lo que supone algo más de 3 veces la órbita en la que está establecida la ISS (400 km).

Encontrarse a gran altitud y atravesar los cinturones de Van Allen hacen de la nave espacial de la misión Polaris Dawn un laboratorio científico de primer nivel. Muchos de los proyectos de investigación seleccionados —casi 40— aprovechan este perfil único, incluidos los niveles relativamente altos de radiación.

Entre ellos, se encuentra el uso de ultrasonidos para medir cambios en la estructura del ojo en microgravedad y el empleo de unas lentillas con microelectrónica incorporada que permitirá monitorizar de forma continua los cambios en la forma y presión del ojo.

Realizarán experimentos en el terreno de la afectación de la microgravedad, las influencias electromagnéticas y fúngicas en el crecimiento de las raíces de las plantas en germinación en la órbita terrestre baja. Con ello pretenden ayudar a establecer procedimientos de crecimiento para la viabilidad y sostenibilidad de los alimentos en entornos gravitacionales lunares o marcianos, así como en la exploración del espacio profundo.

Por último, otra de las tareas que deberán realizar una vez se encuentren en el espacio es probar la comunicación por satélite mediante Starlink. Se trata de la constelación de Elon Musk que proporciona internet a la superficie terrestre también quiere ser un vector de las comunicaciones espaciales, para lo que emplearán una tecnología láser para conectarse con a la red.