Los drones empezaron surcando los cielos, pero cada vez hay más demostraciones de que también tienen mucho que decir en entornos terrestres y acuáticos. La más reciente es Hugin Endurance, el enorme dron submarino para espiar durante semanas, pero el goteo es constante y aspira a cambiar los conflictos modernos, como demuestra la incipiente flota de vehículos terrestres no tripulados de Irán o Themis, que España ya tiene en su ejército para el transporte autónomo de material y heridos.

El avance más reciente en este campo proviene de la división de BAE Systems en Australia. En la feria Land Forces 2024, celebrada en Melbourne la semana pasada, la compañía presentó ATLAS (siglas de Sistema Táctico Autónomo de Blindaje Ligero) en su versión CCV, o lo que es lo mismo, Variante de Combate Colaborativo. Este UGV 8x8 modular, desarrollado con ayuda de Supacat, Valhalla Turrets y Marand, está diseñado para servir de apoyo logístico a unidades blindadas como carros de combate principales, vehículos de combate de infantería y vehículos de reconocimiento, pero también para disparar a objetivos gracias a su torreta Bushmaster de 25 mm.

"El ATLAS CCV es capaz de llevar a cabo las tareas 'aburridas, sucias y peligrosas', como el apoyo de fuego directo, la eliminación de obstáculos, el reconocimiento de combate o la defensa aérea de corto alcance", aseguró Stuart Bryden, director de desarrollo en BAE Systems Australia. "Estas tareas exponen a un vehículo blindado y a su tripulación a un riesgo significativo, que es donde ATLAS puede intervenir para reducir la exposición".

Flexible y modular

En BAE Systems Australia están convencidos de que "el campo de batalla del futuro incluirá una mezcla de equipos de máquinas autónomas, semiautónomas y humanas", lo que permitirá "eliminar a los soldados de muchas de las tareas más peligrosas". Su principal cliente, al menos sobre el papel, es el ejército australiano, ya que el primer vehículo demostrador tiene los colores de camuflaje sus fuerzas armadas.

Su posible puesta en servicio en los próximos meses se corresponde con el impulso en ese sentido del Ministerio de Defensa del país oceánico, en primera línea en la financiación y puesta en marcha de sistemas no tripulados, tanto aéreos como marítimos y terrestres. De hecho, en el comunicado de BAE Systems se hace mención explícita a estas nuevas capacidades. "ATLAS permitirá al Ejército australiano estar en condiciones de combatir en el medio litoral. Ayudará al soldado a superar, maniobrar y pensar mejor que las amenazas convencionales y no convencionales".

El vehículo ATLAS CCV

La configuración de 8×8 ruedas, similar a la del Dragón español, el nuevo blindado del Ejército, se basa en un chasis de alta movilidad con línea motriz Supacat. El motor es un diésel Cummins ISB de 6 cilindros y cuenta con transmisión automática Allison 3000. El vehículo, con un peso en combate de 10 toneladas, tiene tracción a las 8 ruedas y dispone de inflado central de los neumáticos, insertos run-flat, dirección en todos los ejes y capacidad 'crabwalk', permitiendo modificar el ángulo de las ruedas si es necesario. Eso lo hace idóneo para maniobrar en terrenos complejos, incluidos el cruce de huecos, escalones verticales, pendientes o curvas cerradas.

En el interior de su casco blindado puede transportar varias toneladas de carga útil, como municiones, combustible, raciones, agua o equipo crítico para la misión, ya que una de sus principales funciones es apoyar a las plataformas tripuladas acompañantes. Además, es transportable por tierra, mar y aire gracias a su diseño compacto, que cabe en contenedores estándar de 6 metros de longitud. 

Autonomía casi total

Lo que permite a ATLAS operar todo tipo de misiones de reconocimiento, identificación de objetivos y vigilancia electrónica son sus sistemas avanzados de sensores y autonomía. Gracias a ellos, "puede identificar, clasificar y comprender el complejo entorno del entorno en tiempo real y formular las respuestas adecuadas para ejecutar su misión".

Dispone de varios modos de operación, desde el control en tiempo real por parte de un usuario remoto hasta el acompañamiento (su control se asigna a un soldado o a un vehículo presente en el campo de batalla y ATLAS lo sigue de forma autónoma) o la navegación por puntos de ruta previamente configurados. Está diseñado para "generar trayectorias para evitar obstáculos y desplazarse por entornos complejos, como matorrales".

ATLAS CCV BAE Systems Australia Omicrono

Para coordinarse con otros vehículos en combate, tanto tripulados como no tripulados, incluye sistemas de gestión del vehículo, de la misión y de la carga útil, lo que facilita su comunicación con otros activos presentes en el despliegue militar. El sistema permite la supervisión humana 'in-the-loop', requiriendo aprobación sólo para acciones críticas como el disparo de armamento.

Éste se basa principalmente en el Vantage Automated Turret System (ATS), "una torreta de calibre medio, ligera, asequible y altamente automatizada". Se trata de un cañón de cadena M242 Bushmaster de 25 mm, de perfil bajo para no afectar al tamaño y para pasar más desapercibido sobre el terreno, con un alcance de 2,5 km. El sistema de alimentación de munición es dual, para permitir distintos tipos de proyectiles, y tiene una capacidad de 260 cartuchos, suficiente para sostener múltiples enfrentamientos.

El cañón Bushmaster de 25 mm del ATLAS CCV BAE Systems Australia Omicrono

En cualquier caso, su diseño es modular, por lo que está pensado para adaptarse a distintas misiones y permite ampliar su capacidad de fuego. En BAE Systems han tenido en cuenta la creciente presencia de UAVs (vehículos aéreos no tripulados) en los conflictos, y el ATLAS también puede utilizarse para contrarrestar este tipo de amenazas. Entre otros añadidos, puede contar con apoyo de fuego indirecto gracias a un sistema automatizado de mortero de 120 mm

Otras cargas útiles pueden incluir lanzadores de misiles antitanque o sistemas automatizados de municiones de merodeo, con el fin de ofrecer la máxima flexibilidad posible para adaptarse a las necesidades de cada misión. El conjunto de posibilidades que ofrece "convierte al ATLAS CCV en una plataforma excelente para funciones de reconocimiento avanzado, vigilancia blindada y protección de flancos en entornos litorales y terrenos complejos", según Kisa Christensen, directora de autonomía y sensores de BAE Systems Australia.