El lanzamiento de la Crew-9 se ejecutó correctamente a eso de las 19:17 horas de España peninsular ayer por la tarde. Los motores de la primera y segunda etapa funcionaron como los ingenieros esperaban y el viaje parecía ser uno más de todos los que SpaceX realiza a lo largo de una semana. Sin embargo, según han explicado desde la compañía de Elon Musk, ha ocurrido un fallo en la reentrada de la segunda etapa de propulsión.

"Tras el exitoso lanzamiento de Crew-9, la segunda etapa del Falcon 9 se desechó en el océano como estaba previsto, pero sufrió una combustión anormal al salir de órbita", aseguran desde SpaceX en una publicación en X. "Como resultado, la segunda etapa aterrizó sin problemas en el océano, pero fuera del área prevista".

El escueto comunicado concluye con el anuncio de la pausa de los despegues programados. "Reanudaremos los lanzamientos después de que comprendamos mejor la causa raíz".

De hecho, SpaceX tenía previsto poner en órbita hoy mismo un total de 20 satélites pertenecientes a la constelación OneWeb desde la Base de la Fuerza Espacial Vandenberg (California). Eutelsat, la compañía encargada de la operación de los satélites, ha publicado que se retiran "de la misión de esta noche" y que compartirán "una nueva oportunidad de lanzamiento una vez que esté disponible".

El que acaba de ocurrir es el segundo fallo técnico importante de la compañía espacial en los últimos meses. El pasado 11 de julio, un cohete Falcon 9 despegó con 20 satélites de Starlink a bordo en una misión prácticamente rutinaria para SpaceX. El despegue, igual que en el caso de la Crew-9, se ejecutó sin problemas, pero el lanzador falló en las últimas fases del vuelo.

El Falcon 9 no consiguió entonces alcanzar la altitud habitual en la que se despliegan los satélites debido a una explosión del motor que protagoniza la segunda etapa del cohete. El cohete identificó el fallo en el sistema de propulsión y, de urgencia, desplegó los orbitadores de Starlink, dejándolo en una órbita más baja de la prevista por los técnicos.

Esta situación provocó la paralización total del calendario de lanzamientos programados por SpaceX durante 15 días. Durante ese tiempo, los ingenieros de SpaceX identificaron que una fuga de oxígeno provocó un enfriamiento excesivo de las piezas del motor y lo dejó sin combustible suficiente para funcionar correctamente.

El 27 de julio, con el beneplácito de la Administración Federal de Aviación (FAA), SpaceX regresó al ruedo espacial con el lanzamiento de 23 satélites para alimentar a su constelación Starlink. El vuelo ocurrió según lo planeado y sin novedades, reanudando entonces los despegues.