Bolt, los drones que quieren revolucionar la guerra: están listos en 5 minutos y pueden atacar de forma autónoma
- El contratista de defensa Anduril acaba de presentar la familia Bolt, que puede realizar misiones de reconocimiento, rescate y ataque kamikaze.
- Más información: La sencilla y barata idea de Ucrania para derribar drones rusos: desestabilizarlos en vuelo con un palo de madera
Los grandes fabricantes de armamento en EEUU como Raytheon, Lockheed Martin o Northrop Grumman tienen un reciente y ambicioso competidor. Hablamos de Anduril, la empresa contratista de defensa con nombre 'prestado' por J.R.R. Tolkien y fundada por Palmer Luckey, el gurú que creó las primeras gafas de Facebook y ahora se hace de oro con los drones baratos para Ucrania.
Cada poco tiempo y con frecuencia creciente, Anduril lanza un nuevo producto al mercado, invirtiendo el proceso habitual del sector (dependiente de los encargos de ejércitos como el de España) para ofrecer soluciones tecnológicas que reducen el coste y el tiempo de fabricación convencionales. Si los Barracuda eran su propuesta para sustituir los misiles de crucero, los recién presentados Bolt y Bolt-M apuestan por simplificar al máximo el control de pequeños drones kamikazes para hacerlos más eficaces y fáciles de operar que los disponibles actualmente.
La principal ventaja que ofrecen estos modelos de vigilancia y ataque, que ya están siendo puestos a prueba por el Cuerpo de Marines de EEUU, es su capacidad de aprendizaje automático y de navegación autónoma. Así, estos cuadricópteros de pequeñas dimensiones y fácil transporte se postulan como una nueva generación de munición merodeadora que puede marcar la diferencia en el campo de batalla.
Como muestran las espectaculares imágenes de drones y municiones colándose en las torretas de tanques ucranianos y rusos, hasta ahora la mayoría de drones FPV (siglas de inglés de 'vista de primera persona') dependían de la habilidad del piloto y de su toma constante de decisiones. Eso implica un entrenamiento especializado y exige una precisión milimétrica, lo que limita el uso y la eficacia de estos dispositivos.
Por eso Bolt-M, la versión de ataque cargada con explosivos, "está diseñado para dotar a cualquier fuerza terrestre de una potencia de fuego de precisión letal, aprovechando el software de a bordo para automatizar los comportamientos de vuelo necesarios para rastrear y atacar un objetivo con precisión", según la nota de prensa de la compañía. Además, es tan sencillo de usar que "proporciona a los operadores humanos cuatro sencillas decisiones: dónde mirar, qué seguir, cómo atacar y cuándo atacar".
Vigilancia y ataque
El catálogo de drones de Anduril sigue expandiéndose, y a modelos como la familia Altius, Ghost, Fury o el Roadrunner, se unen ahora estos vehículos de despegue y aterrizaje vertical (VTOL), modulares, ligeros y fáciles de transportar. El Bolt básico está diseñado para tareas de vigilancia, búsqueda y rescate, ofreciendo una gran capacidad de respuesta rápida para el conocimiento de la situación en tiempo real.
"La IA avanzada a bordo", señalan desde Anduril, "automatiza los miles de entradas de vuelo manuales necesarias para realizar un seguimiento eficaz de los objetos de interés, lo que permite a los operadores centrarse en la toma de decisiones clave sobre la navegación".
Detrás de esta avanzada automatización está el software Lattice, una de las creaciones más importantes de la compañía de Luckey. Se trata de una nube que recopila, ordena, analiza e informa de lo necesario para llevar a cabo todo tipo de operaciones. Utiliza los sensores a bordo de sus plataformas —terrestres, aéreas e incluso marítimas— para proporcionar un centro de mando y control.
La plataforma, presente en todos los productos de Anduril, permite "a un solo ser humano controlar y coordinar una amplia gama de activos autónomos en el océano, la tierra y el cielo para lograr resultados exitosos en la misión", explican en la web de la compañía.
Las diferencias entre Bolt, el modelo de Inteligencia, Vigilancia y Reconocimiento (ISR) y Búsqueda y Rescate (SAR), y el Bolt-M, que porta municiones, son mínimas. Ambos están listos para volar en menos de 5 minutos y tienen una autonomía de más de 40 minutos o 20 km, su máximo operativo. La principal diferencia está en el peso, entre los 5,4 y los 6,8 kg, dependiendo de la carga útil, con explosivos de hasta 1,3 kg.
Como todos los productos de Anduril, sus nuevos drones están diseñados para reducir los costes y aumentar la capacidad de producción, dadas las exigencias de los conflictos modernos. "Existen múltiples organizaciones y programas militares globales en los que Bolt-M está alineado con los requisitos existentes, y esperamos que la cantidad de programas y oportunidades relevantes aumente significativamente en los próximos años", aseguraron fuentes de la compañía a Breaking Defense.
"En números redondos, las configuraciones típicas de Bolt rondan las decenas de miles de dólares", aunque el precio final depende de las cargas útiles y de las configuraciones personalizadas. No son tan baratos como los drones comerciales con distintas adaptaciones que Rusia y Ucrania llevan usando desde el inicio de la guerra, pero aportan una versatilidad y facilidad de uso desconocida hasta la fecha.
En cuanto a los tipos de ojivas y cargas útiles de munición, desarrolladas en colaboración con Kraken Kinetics, están diseñadas para ofrecer capacidad antipersona y antimaterial. Los objetivos típicos de estos drones son terrestres, tanto estáticos como móviles, lo que incluye vehículos ligeros, personal desmontado o trincheras enemigas.
Navegación autónoma
Para evitar la necesidad de operadores especializados y largos períodos de entrenamiento, Bolt-M dispone de navegación autónoma por puntos de referencia y seguimiento de objetos independiente del objetivo, además de modalidades de combate totalmente configurables.
Para controlar sus funciones, el Bolt-M incluye una pequeña estación de control terrestre (GCS), similar a una consola portátil con pantalla táctil y joysticks. A eso hay que añadir un dispositivo electrónico de seguridad y armado (ESAD), para poder transportar el dron por el campo de batalla sin riesgo de detonación. La misma estación de control puede usarse para tareas de entrenamiento y simulación.
La interfaz es potente e intuitiva, y permite elegir al operador entre una navegación semiautónoma por puntos de ruta previamente marcados o el vuelo manual. Sin embargo, el software Lattice, con tecnología de IA y aprendizaje automático, está siempre en segundo plano, tomando las decisiones de navegación más básicas.
Otras opciones implican seleccionar objetivos para su seguimiento, elegir la distancia a la que debe situarse el dron de su objetivo o el tipo de perfil de combate antes de que el Bolt-M se lance en picado y explote a la distancia prevista.
Para realizar todas estas tareas, la doble cámara electroóptica e infrarroja del dron permite identificar el terreno y los posibles objetivos. Esta función de reconocimiento no se pierde cuando se ha decidido el seguimiento de un objetivo, por lo que el operador puede rectificar sobre la marcha para perseguir amenazas emergentes en tiempo real o cancelar el ataque una vez activado. Así se garantiza que siempre haya un humano en el bucle, algo que exige el protocolo del Departamento de Defensa de EEUU para las armas autónomas letales.
Los beneficios de este sistema autónomo son múltiples. Más allá de la facilidad de uso, facilita el seguimiento a pesar de los posibles problemas de línea de visión y consigue que el dron sea menos vulnerable a los sistemas de guerra electrónica de corto alcance. De hecho, puede seguir con la tarea prefijada incluso si se interrumpe el enlace de comunicaciones.