Hace 60 años que la NASA abrió en España el tercer centro de comunicación espacial para las misiones que lanza al espacio profundo. Por las antenas de esta estación, en Robledo de Chavela, ha llegado información histórica como las primeras palabras del hombre en la Luna. Para celebrar ese aniversario y extender la colaboración 15 años más, representantes de la NASA han visitado España y EL ESPAÑOL - Omicrono les ha acompañado en este día.
Mucho ha cambiado la industria espacial desde esos primeros pasos de Neil Armstrong transmitidos a través de las antenas españolas. Aún así, en la NASA siguen defendiendo que su principal objetivo es mejorar la vida en la Tierra con la innovación que surge de la exploración espacial.
Sandra Connelly, administradora asociada Adjunta (DAA) de la Dirección de Misiones Científicas (SMD) de la NASA, recuerda a este periódico que la tecnología desarrollada para las misiones espaciales ha servido después para mejorar tratamientos médicos como la cirugía ocular. Coincide con Kevin Coggins, administrador asociado adjunto del Programa de Navegación y Comunicaciones Espaciales (SCaN) de la NASA, quien responde a las siguientes preguntas e indica que la ciencia realizada en el espacio es una extensión misma de la ciencia llevada a cabo en la Tierra.
Como responsable del desarrollo, adquisición y gestión de servicios de navegación y comunicaciones de la NASA, Coggins es uno de los máximos responsables de la DNS, o red de espacio profundo a la que pertenece Robledo de Chavela y que se encarga de controlar, rastrear y monitorear el funcionamiento y salud de las naves espaciales que la NASA y sus socios han lanzado al espacio lejos de la órbita terrestre como la Luna o el resto de planetas del sistema solar.
Para mantener el contacto constante con las diferentes misiones que exploran el espacio, la NASA estableció hace 60 años tres estaciones, la primera Goldstone (California), la segunda en Madrid (España) y la tercera en Canberra (Australia). Un grupo de estaciones con décadas de antigüedad que se debe actualizar día a día para mantener el ritmo de una nueva carrera espacial en la que cada vez participan más actores.
El acuerdo entre la NASA y España para la estación de Robledo de Chavela se ha ampliado para los próximos 15 años. ¿Cuáles son los planes para ese futuro inmediato en la estación madrileña?
Ahora mismo tenemos dos principales retos en la Red de Espacio Profundo. El primero es la necesidad de enviar más cantidad de datos. Las nuevas misiones requieren más velocidad y capacidad. Cuando enviemos a los futuros astronautas a la Luna querremos verlo en vídeo y esto supone un gran esfuerzo técnico. Cualquiera con un móvil ahora mismo verá que es fácil mandar una foto, pero los vídeos pueden tardar mucho más.
Esto se incrementa cuando viajemos a Marte, a distancias más largas. Por lo tanto, estamos trabajando en actualizar las antenas con nuevas tecnologías y alcanzar esa mayor capacidad y rapidez.
¿Se refiere a las tecnologías de comunicaciones ópticas? En abril la NASA puso a prueba esta tecnología con la misión Psyche enviando por láser una copia de los datos de ingeniería a 226 millones de kilómetros de distancia, 1,5 veces la distancia entre la Tierra y el Sol.
La DNS usa comunicaciones por radiofrecuencia, pero también estamos experimentando con tecnología óptica. La fibra óptica por cable es la conexión a internet que se usa en las casas porque es la que tiene mayor capacidad para transmitir un gran volumen de datos con muy baja latencia.
La tecnología óptica es igual de buena, por la misma razón, pero sin usar cables, sino disparando un rayo láser. El reto aquí está en las nubes, ya que las comunicaciones por radio no tienen problema, pero la tecnología óptica necesita que el cielo esté despejado. Por este motivo, es necesario buscar localizaciones donde haya pocas nubes. Aún queda mucho para que esta tecnología funcione correctamente, pero será un componente esencial para las futuras misiones a Marte.
¿Y el segundo reto de la DNS?
El segundo reto está en la propia red, que ahora tiene 60 años de antigüedad y algunas antenas son muy viejas. Esto implica un mantenimiento constante y actualización de la tecnología. Conseguir que todas las antenas estén siempre operativas y no fallen nunca es un reto que tenemos cada día.
Ahora mismo estamos por encima del 97-98% de eficiencia en nuestra red, lo que es increíble. Esto significa que los operadores de Robledo están haciendo un trabajo fantástico, en algunos casos con antenas que tienen una década de antigüedad.
La tecnología de hace 60 años se integra en una nueva industria espacial privada y en la que muchos países emprenden sus propios programas espaciales. España también cuenta ahora con empresas propias...
Nuestra filosofía es que queremos ver cómo la economía espacial crece y la de un socio como España, también. Por ejemplo, acabamos de otorgar un contrato con Intuitive Machines para desplegar el primer sistema de GPS alrededor de la Luna. Es una empresa privada que ofrecerá servicios de navegación a la NASA y otros usuarios.
También se acerca el final de la ISS (Estación Espacial Internacional). Se le ha otorgado a SpaceX el contrato para diseñar el vehículo que empuje la estación fuera de órbita. Incluso estamos trabajando con todas esas empresas que están diseñando hábitats inflables. Todo esto es emocionante, porque supone una enorme transformación que ya está en marcha.
Dentro de esa nueva industria y el creciente ritmo de lanzamientos que prometen alcanzar todas estas empresas. ¿Cómo se puede evitar una posible saturación del espacio?
Claro, la sostenibilidad espacial. Cada día hay más misiones, antes sólo nos concentrábamos en llegar a la Luna y ahora hay que programar. No todas las misiones pueden usar una antena al mismo tiempo. Esto es parte esencial del trabajo, además de la necesidad de contar con mayor capacidad, como comentaba antes.
En segundo lugar, la sostenibilidad espacial implica gestionar el tráfico, monitorizar los desechos, descubrir cómo mitigarlos, incluso regular cómo utilizamos el recurso limitado del espectro de radiofrecuencia. En la NASA se ha creado una división centrada en la sostenibilidad para asegurarse que todo lo que se hace es sostenible y seguro, incluso el tratamiento de desechos.
Con la desaparición de la ISS y el auge de nuevas potencias espaciales, da la sensación que el mundo se adentra en una nueva era, donde la colaboración espacial disminuye.
La colaboración sigue estando ahí y es esencial. Trabajamos junto a la agencia de India (ISRO) en sus misiones y en el programa Artemis se ha llegado a un acuerdo de colaboración con hasta 45 miembros, el último de ellos Estonia. Chile está a punto de ser el 46 país en sumarse. Eso son muchos países trabajando juntos para extender las capacidades de la humanidad en el espacio. Nuestra misión en la NASA es realizar ciencia por la humanidad, explorar el espacio por la humanidad.
No solo se trata de viajar al espacio. Lo que hacemos en la Tierra, estudiar sus minerales y usarlos para la fabricación, se extiende al espacio en asteroides y planetas y es muy emocionante.