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La sonda espacial robótica Voyager 1, el objeto humano más alejado de la Tierra y que ha estado meses dando problemas, ha pasado recientemente por un momento crítico. Y es que la NASA ha estado seis días sin poder conectarse a ella tras una pausa en las comunicaciones. Una situación que, casi una semana después de la pérdida del contacto, finalmente, se ha solucionado, ya que la agencia aeroespacial estadounidense ha logrado comunicarse con el equipo de la misión.

El pasado jueves, la NASA se volvió a conectar a la Voyager 1, después de que la sonda apagase uno de sus dos transmisores de radio. Un problema que ahora el equipo de la misión está investigando para determinar cuál fue la causa que provocó que se perdiera la comunicación con la agencia espacial estadounidense; aunque parece que ya existe una primera teoría sobre lo ocurrido, como informan desde Actualidad Aeroespacial.

Al parecer, el apagado del transmisor habría sido provocado por el sistema de protección contra fallos de la nave espacial. Un mecanismo que responde automáticamente a los problemas a bordo, como podría ser que la Voyager 1 agotase su suministro de energía. En ese caso, el sistema conservaría energía apagando los elementos que no son esenciales para mantener la sonda en vuelo.

La Voyager 1. NASA Omicrono

Aun así, cabe señalar que es posible que pasen días o semanas antes de que el equipo pueda identificar el problema subyacente que activó el sistema de protección contra fallas. Una nave que opera en el espacio interestelar y que tiene ya unos cuantos años (lleva operativa más de 47 años), lo que ha provocado una variedad de complejos problemas técnicos y retos para el equipo de la misión. En cuanto a las comunicaciones, el funcionamiento es el siguiente.

Cuando el equipo de vuelo de la NASA, con base en el sur de California, manda instrucciones a la Voyager 1 a través de la Red de Espacio Profundo de la agencia, la sonda espacial envía datos de ingeniería que se evalúan para determinar cómo fue la respuesta a dicha orden. Un proceso que normalmente suele lleva un par de días, ya que las instrucciones tardan 23 horas en viajar a más de 24.000 kilómetros desde la Tierra a la nave, y otras 23 horas de vuelta.

El 16 de octubre el equipo de vuelo mandó instrucciones para que la Voyager 1 encendiera uno de sus calentadores, pero se activó el sistema de protección contra fallas y el equipo de la misión se enteró del problema cuando la Red del Espacio Profundo no pudo detectar la señal de la Voyager 1 el pasado día 18. Mientras que un día después la comunicación parecía haberse perdido por completo, lo que hizo que el equipo sospechara que el sistema se activó dos veces más, apagando el transmisor de banda X y cambiando a otro de radio, llamado banda S. 

Un transmisor que consume menos energía y que la nave espacial no había utilizado para comunicarse con la Tierra desde 1981. Aun así, el pasado martes 22 de octubre el equipo envió un comando para confirmar que el transmisor de banda S estaba funcionando y ahora están tratando de recoger información para averiguar qué es lo que ha sucedido y para ayudar a conseguir que la Voyager 1 vuelva a funcionar con normalidad.