Así son los Su-30 y Su-34, los poderosos cazas rusos que quiere Corea del Norte de Putin a cambio de cederle tropas
- La presencia de pilotos norcoreanos en Rusia podría implicar su entrenamiento previo a la entrega de los aviones al régimen de Kim Jong-un.
- Más información: Así son los cazas de combate Su-57 y Su-35S con los que Putin quiere reforzar su dominio aéreo sobre Ucrania
La presencia de soldados norcoreanos en territorio ruso ha pasado de mero rumor a una realidad contrastada, que amenaza con complicar aún más el complejo rompecabezas geopolítico que supone la guerra entre Rusia y Ucrania. Mark Rutte, Secretario General de la OTAN (a la que pertenece España), aseguró que Putin ha desplegado tropas norcoreanas en Kursk por la imposibilidad de echar a los ucranianos por sí mismos. Según el Servicio Nacional de Inteligencia (NIS) de Corea del Sur, además de la posible entrega de armamento, hasta 10.000 tropas norcoreanas y oficiales de alto rango podrían haberse desplazado ya al frente de Ucrania.
Entre ellos hay pilotos de cazas, según un funcionario del gobierno surcoreano. En caso de confirmarse esta información, supondría el primer despliegue en el extranjero de pilotos de combate norcoreanos desde la guerra de Vietnam y la del Yom Kippur de 1973, cuando se enfrentaron a los aviones israelíes en Siria y en Egipto.
Calificada por Rutte como "escalada significativa", esta maniobra viene acompañada por diversas hipótesis. Hay expertos que especulan con la posibilidad de que la incorporación de estos pilotos serviría para que Rusia aumente la frecuencia de sus bombardeos, ya que "el uso generalizado de bombas guiadas y otras armas inteligentes de largo alcance ha simplificado muchas tareas de combate, reduciendo potencialmente los requisitos de cualificación de los pilotos", según un analista ruso en defensa.
Sin embargo, su inexperiencia hace difícil que Putin llegue a encargarles misiones de combate, y la opinión que parece imponerse es la de que todo se encuadra dentro de una cooperación militar más amplia entre ambos países. Esta iniciativa podría incluir el entrenamiento de los pilotos norcoreanos en suelo ruso y la transferencia posterior de cazas más avanzados que los que tiene ahora mismo el régimen de Kim Jong-un. En su arsenal figuran más de 900 cazas, según un informe de la Agencia de Inteligencia de Defensa de Estados Unidos de 2021, principalmente aviones Su-25, MiG-19, MiG-23 y MiG-29 adquiridos a la Unión Soviética, con décadas de uso a sus espaldas y escaso mantenimiento.
Además de estos equipos cuyo ciclo de vida está prácticamente agotado, el informe indica que la escasez de combustible ha llevado a que los pilotos de la fuerza aérea de Corea del Norte sólo entrenen entre 15 y 25 horas en el aire cada año. De hecho, Pionyang ha mostrado en los últimos años interés en adquirir aviones rusos más modernos, como los Sukhoi Su-30 y los Su-34, para reemplazar —al menos en parte— su anticuada flota.
Su-30
El desarrollo del Sukhoi Su-30 comenzó a finales de los 80 con el objetivo de proporcionar a las Fuerzas Aéreas de un caza biplaza capaz de operar en el extensísimo territorio que, por entonces, ocupaba la Unión Soviética. Para ello, los ingenieros del fabricante aeronáutico estatal se basaron en el Su-27 que tomaron como plataforma y mejoraron lo necesario.
El primer vuelo de este caza se produjo a finales de 1989 siendo prácticamente un prototipo del Su-27. La fabricación arrancó en 1992 entrando en servicio en 1996 con la denominación Su-30 ya bajo la batuta de la Federación de Rusia. Desde entonces, la línea de montaje no se ha detenido y acumula más de 600 unidades construidas.
Una parte importante de su éxito internacional ha sido consecuencia de las actualizaciones que Sukhoi ha ido lanzando de la aeronave, creando a su vez variantes y subvariantes a las que se han podido acoger muchos países de todo el mundo, entre ellos China, India, Venezuela o Argelia, que cuenta con la versión Su-30MK.
En el apartado de los motores, el caza ruso emplea un par de propulsores Saturn AL-31FP con empuje vectorial y postquemador, que le catapultan a una velocidad de 2.400 kilómetros por hora (2 veces la del sonido) y consiguen una tasa de ascenso de 230 metros por segundo.
Una serie de problemas mecánicos entre 2012 y 2015 —accidentes y pérdidas de aparatos mediante— llevaron al fabricante a realizar algunas modificaciones para impedir la fatiga del metal y aumentar la lubricación. Las toberas de vectorización están integradas con una desviación de 32 grados en la horizontal respecto al eje central del Su-30, dejando una maniobra de 15 grados para que la tobera se oriente en los 3 ejes y así consiga el empuje deseado.
Aunque en su operativa estándar —con 5.000 kg de combustible y armamento— cuente con unas 25 toneladas, Sukhoi establece el peso máximo de la aeronave en 38.000 kilogramos, con un techo de servicio de 17.300 metros.
Dispone de una autonomía de más de 1.200 kilómetros a nivel del mar, que puede incrementarse hasta los 3.000 km en vuelo en altura. El Su-30 también cuenta con la capacidad de reabastecimiento en vuelo, incrementando así su radio de acción hasta los 8.000 kilómetros con un par de recargas.
En lo relativo al armamento, monta un cañón de 30 milímetros que se combina con una amplísima carta de misiles y cohetes que pueden instalarse en sus 10 anclajes externos. En su arsenal incluye desde sistemas aire-aire a otros especialmente diseñados para atacar posiciones en tierra o a embarcaciones, algunos de ellos con un alcance de más de 100 kilómetros. También puede equipar bombas guiadas por láser y acoplar diferente tipo de material de guerra electrónica.
Su-34
El Su-34, conocido en la OTAN como Fullback o "patito" por la forma de su morro, es un caza bimotor también fabricado por la compañía rusa Sukhoi. Su origen se remonta a principios de los años 80 del pasado siglo, cuando la todavía Unión Soviética comenzó a desarrollar un avión de combate táctico polivalente para sustituir al Su-24 de ala batiente. Finalmente, los ingenieros soviéticos apostaron por el Su-27 Flanker, en el que posteriormente se basó el Su-34.
El primer prototipo de este cazabombardero vio la luz en 1990. Tras un largo y conflictivo desarrollo que coincidió con la desintegración de la URSS, no fue hasta diciembre de 1994 cuando el primer avión de serie realizó su vuelo inaugural. Sin embargo, sucesivas restricciones presupuestarias hicieron que el programa se paralizara en repetidas ocasiones. Finalmente, en 2006 entró en servicio Rusia, y Sukhoi ha fabricado hasta la fecha cerca de 200 unidades de esta pieza clave de la flota aérea rusa.
Con una longitud de 23,34 metros y una envergadura de 14,7 metros, los encargados de mover los 45.100 kg de peso máximo al despegue son dos motores turbofán de postcombustión Saturn AL-31FM1. En cuanto a sus prestaciones, su configuración le permite alcanzar una velocidad máxima de Mach 1,8 (1.900 km/h) en altitud, que se reducen a Mach 1,2 (1.435 km/h) a nivel del mar.
Su techo de servicio es de 17.000 metros y su alcance es intermedio, llegando a los 1.100 km con un armamento estándar de 12.000 kg, rango que se amplía a 4.500 km si vuela en ferry, es decir, sin carga. También puede reabastecerse en vuelo para permanecer más de 10 horas en el aire, lo que demuestra su flexibilidad operativa para misiones de larga distancia.
Una de sus grandes ventajas frente a otros modelos, incluso algunos más recientes, es su versatilidad. Gracias a sus sistemas y su munición , puede servir como caza de superioridad aérea, avión de ataque o para acabar con las defensas antiaéreas enemigas. Según describe su fabricante, "todas las etapas de su vuelo, incluido el vuelo a baja altitud, así como el combate en solitario y en grupo contra objetivos aéreos y terrestres, están automatizadas".
La disposición del piloto y el navegante en la cápsula blindada de titanio, uno al lado del otro, "garantiza un control eficaz de las acciones tácticas y una distribución eficiente de la carga de trabajo" durante el control simultáneo del avión y las armas, gracias a los sistemas de aviónica modernizados en sucesivas actualizaciones.
La variedad de armas que puede llevar es amplísima (16 tipos de municiones guiadas y 19 no guiadas), gracias a un cañón automático de 30 mm y 12 puntos de anclaje en las alas y el fuselaje para acarrear distintos misiles y bombas, con una capacidad total de 14.000 kilogramos. Esta dotación le permite realizar ataques preventivos contra cualquier objetivo aéreo, incluidos los sigilosos, además de ataques a distancia de forma simultánea contra objetivos tanto terrestres como marítimos.