La industria militar es una de las más avanzadas del mundo a nivel tecnológico. Con el foco puesto en fabricar vehículos cada vez más autónomos para aumentar la precisión del armamento y la seguridad de los tripulantes, empresas de todo el mundo, incluida España, trabajan en la integración de IA y sistemas automatizados. El resultado son blindados que no necesitan soldados y ya prueban potencias como EEUU, pero los avances también están destinados a los tanques principales o MBT (Main Battle Tanks), con desarrollos como el Pantera KF51, el tanque alemán más futurista que ataca con drones suicidas.
Sin embargo, queda pendiente otra revolución, que es la de los sistemas de propulsión. Los carros de combate actuales siguen dependiendo en su gran mayoría de motores diésel, algo que puede cambiar de aquí a unos años con los motores eléctricos. Es lo que pretende Rotem, filial de Hyundai, que junto a la Agencia para el Desarrollo de la Defensa de Corea está trabajando en el K3, un tanque de próxima generación alimentado con pilas de hidrógeno.
Rotem presentó por primera vez la maqueta y las especificaciones iniciales del K3 en la feria Eurosatory de 2022. Tras sus últimas modificaciones, según el periódico The Korea Herald citando fuentes de la industria, la compañía planea desarrollar primero un modelo híbrido que combinará motor diésel y eléctrico antes de apostar por una plataforma basada en combustible de hidrógeno, que entraría en producción en el año 2040. Entre las ventajas de este ambicioso sistema, además de un menor consumo, destaca el sigilo, ya que la firma térmica de los tanques será mucho menor. El principal objetivo es que sea mucho más complicado detectar su presencia en el campo de batalla.
Hidrógeno en tanques
Debido a las peculiaridades y la volatilidad del hidrógeno, para llegar a las unidades listas para su entrada en servicio los ingenieros de Rotem tienen mucho trabajo por delante para que los K3 sean tan seguros como los MBT actuales.
La tecnología de las pilas de hidrógeno, que ya ha llegado a los coches pero todavía tiene por delante muchos retos que superar para sustituir a la gasolina y sus derivados, no es el único avance tecnológico que plantea este tanque. "La próxima generación de carros de combate principales supera todas las capacidades de los MBT actuales, proporcionando un empleo más eficiente de la misión con las últimas tecnologías para la guerra del futuro", señala la propia Rotem en su página web.
"A medida que cambian las condiciones del campo de batalla, se requieren más cambios en la potencia de fuego, el mando y el control, y la capacidad de supervivencia de los MBT para que estén más optimizados y creen la máxima sinergia de combate". El verdadero objetivo es "complementar las capacidades de los combatientes y sustituir sus funciones", con posibilidades de operación en remoto para la tripulación, consistente en piloto, comandante y artillero.
Según Army Recognition, las primeras unidades del K3 (una clara evolución del K2 Black Panther) tendrán un peso de combate inferior a las 55 toneladas y unas dimensiones de menos de 10,8 metros de largo, 3,6 de ancho y 2,4 de alto. De la propulsión, al menos en las primeras unidades, se encargará un motor diésel que proporcionará una velocidad máxima de 70 km/h en carretera y 50 km/h fuera de ella, con 500 km de autonomía operativa. Para reducir al máximo las emisiones de ruido, las orugas serán de goma, lo que no le impedirá atravesar terrenos escarpados y accidentados.
Para mejorar su protección con respecto a la anterior generación de carros de combate, este MBT contará con contramedidas infrarrojas direccionales (DIRCM), diseñadas para confundir a los misiles térmicos, además de un sistema de protección activa (APS) y un dispositivo de interferencia de drones. Unas mejoras mucho más efectivas, a priori, que las medidas defensivas de los nuevos tanques de Rusia en Ucrania, con jaulas contra drones para tapar su punto débil.
Además, el K3 contará con un diseño de perfil bajo, con reducida firma de radar e infrarrojos, un camuflaje que se reforzará cuando estén propulsados por hidrógeno y el ruido del motor y su firma térmica se reduzcan al mínimo. En cuanto al blindaje, dispondrá de un sistema modular de acero, cerámica y materiales compuestos. Eso incluye módulos de blindaje reactivo capaces de resistir el impacto de proyectiles de gran calibre.
Gran potencia de fuego
Los algoritmos de inteligencia artificial, como no podía ser de otra manera, también tendrán su cuota de protagonismo en el CSISR (Mando, Control, Comunicación, Ordenador, Conjunto de Información Cibernética, Vigilancia y Reconocimiento). El sistema permitirá un mejor conocimiento de la situación en el campo de batalla y ofrecerá opciones para operar el tanque de forma remota o incluso completamente autónoma. Además, también tendrá capacidades de conectividad avanzadas y comunicaciones por satélite seguras de alta velocidad.
A eso hay que sumar "una mayor capacidad de ataque preventivo gracias a un sistema de control de fuego basado en inteligencia artificial", según explicó un responsable de Rotem. También contará con un menor número de piezas móviles, lo que implica una menor frecuencia de necesidades de mantenimiento, en teoría más sencillo y rápido que el de los carros de combate tradicionales.
La torreta no tripulada montará un cañón de ánima lisa de 130 mm con cargadores automáticos, una gran potencia de fuego y alcance de hasta 5 km. A eso hay que sumar una estación de armas por control remoto, con ametralladoras de 12,7 mm, un cañón de 30 mm, lanzagranadas de humo y lanzadores de misiles guiados antitanque (ATGM).
Ahí el alcance se va hasta los 8 km, en enfrentamientos tanto en línea de visión como fuera de ella. Además, dispondrá de drones de reconocimiento autónomos y 'esclavos', lo que permitirá a la tripulación tener un mayor conocimiento de las amenazas presentes en el campo de batalla.
Si Hyundai consigue superar los numerosos desafíos que plantea el hidrógeno y su cadena de suministro, algo que también puede tener su reflejo en su tecnología para los automóviles, estaremos ante un salto decisivo en la tecnología militar. Es una apuesta decidida de Corea del Sur por su industria militar, permanentemente presionada por las amenazas de su vecino del norte, que ya tiene miles de tropas desplegadas en Ucrania en apoyo de la invasión rusa, pilotos de caza incluidos.