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Valencia y España siguen recuperándose de la catástrofe de la DANA, que el pasado 29 de octubre anegó decenas de poblaciones con una imparable marea de agua y lodo. Al desastre siguió el despliegue de la UME y de diferentes ramas del Ejército español, con la participación de helicópteros como el enorme Chinook o el versátil H135. La ayuda no sólo ha llegado por tierra y por aire, ya que el buque de asalto anfibio Galicia y los cazaminas Sella y Duero se han unido a las tareas de apoyo y búsqueda de víctimas y desaparecidos en la Albufera y el resto de la costa valenciana. 

Las labores que están desarrollando las embarcaciones de la Armada se centran en facilitar el transporte aéreo de material desde el buque Galicia a cualquier punto de la zona afectada, la participación de buzos en labores de búsqueda y rescate y el rastreo del fondo marino. A ello contribuyen decisivamente gracias al sonar y a los vehículos por control remoto (ROV) Pluto Plus. En vez de localizar y detonar minas, su trabajo habitual, estos robots subacuáticos se están utilizando para el reconocimiento de todo tipo de objetos y posibles cuerpos de víctimas mortales de la riada.

Estas funciones demuestran la versatilidad de los cazaminas de la clase Segura, con base en Cartagena, cuya misión principal es mantener libres de minas los accesos a los puertos, bases navales y vías marítimas, no sólo vigilando lo que ocurre bajo el agua, sino también desde los cielos con los drones AirFox. Además, los 80 tripulantes de cada uno de los buques, que forman parte de la Fuerza de Medidas Contra Minas (FMCM) de la Armada, están colaborando en el achique de agua en sótanos y parkings anegados, la retirada de lodo de calles y carreteras y la asistencia médica a quien lo necesite en los principales pueblos afectados por la DANA.

Clase Segura

El desarrollo de la clase Segura, de la que actualmente forman parte los seis buques de la Fuerza de Medidas Contraminas, buscaba reemplazar los 8 cazaminas costeros de los que disponía la Armada española en 1990. Basándose en las especificaciones de la clase británica Sandown, primero Izar y después Navantia se encargaron de desarrollar y fabricar estas embarcaciones adaptándolas a las necesidades españolas.  

Nombrados como diferentes ríos españoles, las funciones principales de los cazaminas de la clase Segura y sus 54 metros de eslora son detectar minas ancladas (también conocidas como 'de orinque') a profundidades de hasta 300 metros y minas de fondo de hasta 200 metros. Disponen de diversos sistemas para evitar la activación de las minas, tanto las magnéticas como las que explotan por ruido, presión o contacto.

Según la propia Armada, "son buques construidos en plástico reforzado con fibra de vidrio (PRFV), lo que les proporciona una reducida firma magnética a la vez que una gran resistencia al choque producido por las explosiones submarinas". También cuentan con una gran maniobrabilidad gracias a sus propulsores Voith Schneider y a un sistema de posicionamiento dinámico.

Como equipos electrónicos, disponen de un radar de navegación Kelvin Hughes Type 1007 y un radar Koden MDC 1550, además de un sonar de profundidad variable AN/SQQ-32 VDS. Pero quien se encarga del 'trabajo sucio' son los dos minisubmarinos Pluto Plus para la búsqueda, identificación y eliminación de minas. 

Robots submarinos

Detrás de estos ROV está la compañía suiza idRobotica, que los presenta como los vehículos cazaminas más populares para "realizar misiones de contramina en condiciones de corriente de marea de hasta 3 nudos y falta de visibilidad". 

Por sus dimensiones de 225 x 58 x 77 cm se considera de tamaño intermedio y puede navegar a una velocidad de 6 nudos (más de 11 km/h) gracias a seis propulsores que facilitan un control de navegación preciso. 

El robot submarino Pluto Plus idRobotica Omicrono

El robot parte de los 320 kg de peso, a los que se pueden añadir 100 kg de carga útil. Se despliega gracias a una grúa desde los cazaminas, con los que están en permanente contacto a través de un cable con una longitud de 2.000 metros, aunque también cuentan con enlace de radio inalámbrico para su control remoto por un operador presente en el buque.

Su carga útil suelen ser explosivos para la detonación de las minas, cámaras y un sonar con alcance de 0,5 metros a 120 metros bajo el agua, aunque el ROV puede operar a una profundidad máxima de 300 metros. 

Despliegue del dron Pluto Plus desde el buque cazaminas Sella Armada Española Omicrono

En la segunda tanda de buques de la clase Segura, el Duero M-35 y el Tajo M-36, se añadió un torpedo a control remoto Kongsberg Minespiner, capaz de destruir minas por contacto o proximidad a una distancia máxima de 6.000 m. Tiene un peso de 42 Kg y cuenta con propulsión eléctrica, encargada de impulsarlo a 2,5 nudos (4,63 km/h), con una cota de inmersión máxima de 310 metros. 

Sparus II

A finales de 2023, el Ministerio de Defensa anunció una inversión de 135 millones de euros para modernizar todos los cazaminas de la clase Segura y eso incluye la sustitución de estos robots y torpedos por equipos más modernos, como los drones submarinos con capacidades autónomas. El mayor candidato a relevar (o complementar) a los Pluto Plus es el Sparus II, capaz de detectar minas a 200 metros.

Dron Sparus II Iqua Robotics

La compañía catalana Iqua Robotics es la responsable de este UUV (siglas en inglés de vehículo submarino no tripulado), con dos unidades ya integradas en las labores de las unidades de buceadores de la Fuerza de Medidas Contra Minas y el Instituto Hidrográfico.

"Su flexibilidad, fácil operación y apertura hacen del Sparus II una plataforma multipropósito que puede adaptarse a aplicaciones industriales, científicas y académicas", señala su fabricante. El dron incorpora una función de navegación autónoma con piloto automático con rutas precargadas gracias a los sistemas incorporados a bordo.

La misión principal del Sparus II consistirá en la adquisición de datos para el levantamiento de cartografía del fondo marino, empleando al mismo tiempo sonares acústicos y cámaras de diferentes tipos. Cuenta con la capacidad de procesar datos en tiempo real para detectar potenciales objetivos —como minas— y cambiar la trayectoria para indagar más detalladamente en ellos.

En cuanto a las especificaciones, Iqua Robotics indica que el Sparus II tiene una longitud de 1,6 metros, un diámetro de casco de 23 centímetros y una envergadura máxima de 46 centímetros en la popa. La cota de máxima inmersión se sitúa en los 200 metros con un peso en el aire de 52 kilogramos, a los que hay que añadir el extra del lastre para conseguir sumergirse.