Un mes después de que SpaceX consiguiera atrapar al vuelo al cohete Super Heavy por primera vez, la compañía espacial de Elon Musk volverá a intentarlo este mismo martes a las 23:00 hora de España peninsular. Para ello emplearán el sistema Mechazilla, una torre de lanzamiento diseñada para servir como puerto de salida y de aterrizaje del propulsor principal de la nave espacial Starship.
El lanzamiento tendrá lugar en la Starbase, las instalaciones de SpaceX en Boca Chica (Texas), desde donde también ejecutaron el anterior vuelo exitoso. El propósito de esta nueva misión —que corresponde con el sexto vuelo de la Starship— es "ampliar las capacidades de la nave y de los propulsores y acercarse a la posibilidad de reutilizar todo el sistema en línea".
La principal ventaja que plantea la compañía para el uso de Mechazilla es que el cohete Super Heavy sea capaz de volver a despegar desde la plataforma sin tan siquiera bajarlo de la torre. El funcionamiento pasa por acoplar una nueva nave Starship en la parte superior del propulsor y ejecutar un nuevo lanzamiento en el menor tiempo posible.
"La quinta prueba de vuelo [la realizada hace un mes] fue un momento decisivo en la iteración hacia un sistema de lanzamiento completamente reutilizable y rápido", explican desde SpaceX. "En el primer intento, el cohete Super Heavy regresó con éxito al lugar de lanzamiento fue atrapado por los brazos de la torre de lanzamiento y captura de la Starbase".
Por su parte, la etapa superior compuesta por la nave espacial Starship "demostró varias mejoras", resultando en una entrada controlada y un amerizaje de alta precisión en el área objetivo en el océano Pacífico. "El éxito del primer intento de captura demostró la viabilidad del diseño y proporcionó datos valiosos para seguir mejorando el rendimiento del hardware y el software".
Segundo vuelo con Mechazilla
"Los objetivos incluyen que el cohete Super Heavy regrese nuevamente al sitio de lanzamiento para la captura, reencender un motor Raptor de la nave Starship mientras está en el espacio y probar un conjunto de experimentos de escudo térmico". Este último aspecto es uno de los frentes abiertos de los ingenieros de SpaceX, que se encuentran inmersos en la prueba de diferentes fórmulas para que la nave espacial no sufra daños en el fuselaje durante la reentrada atmosférica.
Asimismo, desde SpaceX también apuntan a que se llevarán a cabo experimentos de cambios de maniobra para el reingreso y que el descenso se llevará a cabo sobre el océano Índico. Esta última parte del vuelo es esencial y, aunque los ingenieros ya han conseguido amararlo en el lugar indicado en diferentes ocasiones, se trata de una de las maniobras más complejas.
Las actualizaciones del hardware para el vuelo de este martes "añaden redundancia adicional a los sistemas de propulsión del cohete, aumentan la resistencia estructural en áreas clave y acortan el tiempo necesario para descargar los propulsores del cohete después de una captura exitosa".
Por otro lado, "los diseñadores de la misión también actualizaron los controladores del software y los criterios de asignación para el lanzamiento y el regreso del cohete", explican. Estas áreas de mejora, tanto de hardware como de software, dan una pista sobre los problemas más urgentes que se han ido encontrando los ingenieros de SpaceX y en qué ramas se encuentran trabajando en la actualidad.
Al igual que ocurrió durante la quinta prueba, en este sexto vuelo se deben cumplir distintos criterios relacionados con el vehículo —compuesto por propulsor Super Heavy y nave Starship— y la plataforma antes de ejecutar la maniobra del regreso y la captura. El director de vuelo de la misión será el responsable de decidir, en cada una de las fases de la prueba, si se prosigue con la captura en vuelo por parte de Mechazilla o no.
Si el comando con la luz verde no se envía antes de que se complete el proceso de recuperación o si los sensores detectan de forma autónoma unas condiciones inaceptables con el Super Heavy o la torre, el cohete tomará una trayectoria predeterminada que lo llevará a un proceso de recuperación y amaraje suave en el Golfo de México.
"No aceptamos concesiones cuando se trata de garantizar la seguridad del público y de nuestro equipo, y el regreso sólo se llevará a cabo si las condiciones son las adecuadas", afirman desde SpaceX.
Novedades de la misión
En lo relativo al plan de vuelo, se espera que esta sexta misión realice uno prácticamente calcado al anterior intento exitoso. Las diferencias a simple vista son mínimas y principalmente centradas en cambios en la trayectoria de regreso; mientras que los ingenieros se dedicarán a monitorizar el comportamiento de los campos mencionados anteriormente.
En resumen, el Super Heavy despegará con la nave Starship acoplada. Ambas plataformas ejecutarán una primera fase de vuelo en conjunto hasta que se realice la maniobra de desacople cuando hayan pasado 2 minutos y 39 segundos. A partir de ese momento, el Super Heavy emprenderá su viaje de regreso exactamente al punto desde donde despegó unos minutos antes, mientras que la Starship realizará un vuelo orbital de unos minutos, hasta que tome tierra cuando haya pasado poco más de una hora del despegue.
"Un objetivo adicional de este vuelo será intentar un encendido en el espacio utilizando sólo un motor Raptor" a bordo de la Starship, indican. "Demostrando aún más las capacidades necesarias para realizar un encendido de desorbitación de la nave antes de las misiones orbitales".
También se llevarán a cabo varios experimentos de protección térmica y cambios operativos que "pondrán a prueba los límites de las capacidades de Starship y generarán datos de vuelo para informar los planes de captura y reutilización de la nave". SpaceX evaluará nuevos materiales de protección térmica secundaria y se quitarán secciones enteras de las placas del escudo térmico en ambos lados de la Starship. En particular, "en zonas que se están estudiando para instalar hardware que permita la captura en futuros vehículos".
La Starship volará intencionalmente con un ángulo de ataque —respecto a la horizontal— más alto en la fase final del descenso, lo que pondrá a prueba los límites de control de los flaps para obtener datos sobre los futuros perfiles de aterrizaje. Asimismo, el ajuste de la ventana de despegue del vuelo a la tarde en el complejo de lanzamiento Starbase "permitirá que la nave vuelva a ingresar sobre el océano Índico a la luz del día, lo que proporcionará mejores condiciones para las observaciones visuales".
La maniobra de regreso del Super Heavy tendrá una parte de reducción de velocidad por debajo de la velocidad del sonido, "lo que provocará explosiones sónicas audibles en el área alrededor de la zona de aterrizaje". Vista la gran cantidad de público que acudió a la primera prueba, desde SpaceX advierte que las personas que se encuentren en la zona circundante escuchen algo similar a un trueno; cuya intensidad depende de la distancia al Mechazilla.
El cohete clave
La Starship se compone de la nave espacial homónima y del cohete Super Heavy, el más potente jamás fabricado. La conjunción de estas dos plataformas es la apuesta de Elon Musk para servir a la NASA en los viajes a la Luna en los próximos años dentro del programa Artemis y también el caballo de batalla para que, en el futuro, la humanidad ponga un pie en Marte.
La nave al completo, teniendo en cuenta las dos plataformas, mide 121 metros de alto por 9 metros de diámetro. La capacidad de transportar carga se ha establecido entre 100 y 150 toneladas en modo totalmente reutilizable.
En cuanto al cohete Super heavy, mide 71 metros y acomoda 3.400 toneladas de propelente en sus depósitos. Emplea una combinación de metano y oxígeno líquidos para alimentar a los 33 motores Raptor que protagonizan el primer impulso del vehículo espacial. Por otro lado, la nave espacial mide 50 metros e incorpora 6 motores Raptor que actúan de segunda etapa de propulsión.