Los habitantes de la Estación Espacial Internacional han vivido una última semana llena de pequeñas sorpresas. La inmensa estación conseguía esquivar un trozo de basura espacial el pasado martes, 19 de noviembre, gracias al impulso nave de carga rusa Progress. Curiosamente, cuando los astronautas abrieron el sábado la escotilla de esta nave rusa que traía alimentos detectaron un fuerte olor y pequeñas gotas que alertaron ante una posible fuga.
"Después de abrir la escotilla de la nave espacial Progress, los cosmonautas de Roscosmos notaron un olor inesperado y observaron pequeñas gotas, lo que llevó a la tripulación a cerrar la escotilla de Poisk al resto del segmento ruso", informaba la NASA a través de las redes sociales este domingo, 24 de noviembre.
Según la agencia espacial estadounidense, los sensores de contaminación y el sistema de depuración de aire a bordo determinaron que la calidad del aire estaba en niveles normales. Sin embargo, el medio Russian Space Web llegó a calificar de tóxico el olor que había activado la alarma en la ISS hasta el punto de cerrar inmediatamente la escotilla y obligar a los astronautas a ponerse el equipo de protección.
Este medio también alude al astronauta de la NASA Don Pettit que habría percibido el olor y lo describe como parecido a "pintura en aerosol". No está clara aún la fuente de ese fuerte olor que denunciaban los astronautas. La nave Progress se acoplaba a la ISS la semana pasada para transportar toneladas de alimentos, combustibles y otros suministros necesarios para la vida en la ISS.
La NASA insistía en ese único comunicado al respecto que no había problemas para la tripulación y que los astronautas estaban trabajando para abrir la escotilla entre el módulo Poisk y la nave espacial Progress. El Poisk, que se instaló en la estación espacial en 2009, es un pequeño elemento que se conecta a uno de los cuatro puertos de acoplamiento del segmento ruso de la estación.
En anteriores incidentes, en febrero de 2023, otro vehículo Progress conectado a la estación perdió la presurización en su sistema de enfriamiento. Incluso la NASA y Roscosmos observan desde hace tiempo las fugas de aire en la estación cuyo envejecimiento y los nuevos rumbos de las agencias espaciales ha fijado el final definitivo de la ISS a partir de 2030.