La cruzada de Elon Musk contra el F-35, el caza icónico de EEUU: de joya de la aviación a querer jubilarlo para usar drones
- El dueño de X y fundador de SpaceX critica el diseño y el coste del caza más importante de todos los que EEUU tiene actualmente operativos en su flota.
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"Tiene un diseño de mierda". Con esa frase tan corta como directa describe Elon Musk al caza de quinta generación F-35, fabricado por la estadounidense Lockheed Martin y uno de los candidatos a incorporarse a la Armada de España para sustituir a los Harrier. Se trata de la última cruzada del multimillonario quien, en los últimos días, no ha perdido un solo minuto para criticar varios aspectos de la aeronave y echar por tierra sus capacidades comparándola con drones.
El F-35 está considerado como uno de los mejores cazas del mundo por sus capacidades avanzadas en los aspectos clave del teatro de operaciones moderno. Se trata de un avión casi indetectable por parte de los radares, lo que permite la ejecución de operaciones más allá de la línea enemiga, incorpora el mejor armamento posible y su electrónica comparte información en tiempo real con el resto del despliegue.
La primera publicación en X —antes Twitter— de Musk sobre este tema se produjo el pasado 24 de noviembre, cuando compartió un vídeo recopilación de varios espectáculos de cientos de drones volando sincronizadamente para formar figuras en el cielo. "Mientras tanto, algunos idiotas siguen construyendo aviones de combate tripulados como el F-35", añadió como descripción, acompañando el texto de un emoticono y una papelera.
Meanwhile, some idiots are still building manned fighter jets like the F-35 🗑️ 🫠
— Elon Musk (@elonmusk) November 24, 2024
pic.twitter.com/4JX27qcxz1
A partir de ese momento y durante los últimos días, las referencias negativas al caza se han ido sucediendo con regularidad. "El diseño del F-35 falló a nivel de requisitos, porque se le exigía que fuera demasiadas cosas para demasiadas personas", según escribió Musk en otra intervención.
"Esto lo convirtió en un costoso y complejo sistema todo en uno, pero bueno en nada", prosiguió. "De todos modos, los aviones de combate tripulados están obsoletos en la era de los drones. Lo único que conseguirán será matar a los pilotos".
Estas declaraciones llegan sólo unos días después de que Trump, como presidente electo, haya designado a Musk al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés) con el fin de impulsar recortes y reformas en el gasto público estadounidense. Cabe señalar que Lockheed Martin es, junto a Boeing, la propietaria de la compañía ULA que compite directamente con SpaceX en algunas misiones espaciales, principalmente en aquellas de financiación gubernamental para colocar cargas y satélites en órbita.
El programa más caro
El del caza F-35 es el programa armamentístico más caro de la historia de Estados Unidos. Algo nada fácil en un país con un presupuesto para defensa virtualmente ilimitado que dispone de los buques portaviones más grandes del mundo, la mejor flota de submarinos nucleares, los bombarderos más avanzados, la red de satélites espía más amplia y, probablemente, los mejores misiles intercontinentales de todo el planeta.
Un informe publicado en 2023 de la Oficina de Responsabilidad Gubernamental (GAO), una agencia que audita los gastos públicos para el Congreso de EEUU, cifró en 1,7 billones de euros el coste total del programa. Dentro se incluyen la adquisición de las aeronaves, su operación y el mantenimiento durante toda su vida útil.
A su vez, estos datos están respaldados por otro análisis más reciente del Pentágono que se desclasificó hace sólo unos días y que ha motivado parte de las críticas vertidas por Elon Musk en su cuenta de X. Según Bloomberg, el texto del Departamento de Defensa revela que los seis años que lleva en servicio el F-35 se han visto empañados por retrasos en la fiabilidad y el mantenimiento, armas que no disparan con precisión y preocupaciones sin resolver sobre las capacidades de ciberdefensa.
"Tenemos aviones de combate operativos en la actualidad y se desempeñan excepcionalmente bien contra la amenaza para la que fueron diseñados", señalan desde la oficina del programa F-35 en el Pentágono. "Los pilotos enfatizan continuamente que este es el caza que quieren llevar a la guerra si es necesario". Aunque reconocen que se encuentran trabajando para mejorar la fiabilidad y la disponibilidad de la flota de cazas.
Por su parte, Lockheed Martin, indicó en un comunicado que el F-35 "cumple o superar consistentemente los requisitos de rendimiento y fiabilidad por los que estamos contratados". Y apunta a que "casi el 90% de los componentes funcionan mejor de los requerido" por las especificaciones del Departamento de Defensa.
Sin embargo, en ese 10% restante es donde se concentran los problemas técnicos del aparato. El informe señala uno por uno todos los fallos operacionales encontrados en la plataforma y que, a la postre, repercuten negativamente en la disponibilidad e incluso en la fiabilidad de los sistemas, algunos de ellos críticos.
Por ejemplo, el F-35 "demora al menos el doble de tiempo en repararse de lo requerido" en comparación con los requisitos publicados por el Pentágono. Los pilotos vuelan a menudo con el revestimiento exterior, el que confiere al avión una baja huella radar, en malas condiciones, aunque ninguno de ellos participa en misiones sin que la aeronave esté reparada.
Otro de los puntos críticos identificados en el informe está relacionado con el cañón que monta el propio caza. Según indican, se trata de un arma de 25 milímetros de calibre que no logró alcanzar los objetivos "debido a problemas de diseño e instalación" y a pesar de los años de esfuerzos y reparación por parte del fabricante.
La Oficina de Responsabilidad Gubernamental (GAO), en su informe, también señala otros problemas técnicos igual de importantes y que requieren de más inversión. "El programa está explorando opciones para modernizar el motor del F-35 y el sistema de gestión térmica que se utiliza para enfriar los subsistemas de la aeronave que generan calor".
Se trata de un "esfuerzo multimillonario". Reconocen que el "sistema de refrigeración está sobrecargado, lo que obliga al motor a funcionar por encima de sus parámetros". También explican que "el calor adicional aumenta el desgaste del propulsor, reduce su vida útil" y añade 36.000 millones de euros en costes de mantenimiento.
Espina dorsal de EEUU
Desde que entrara en servicio en 2015, el F-35 se ha consolidado como la espina dorsal de la capacidad aérea de Estados Unidos. El comienzo del desarrollo del caza fue fruto a la condensación de varios programas armamentísticos que tenía como objetivo la creación de una plataforma de quinta generación —furtiva, conectada y multipropósito— más económica de fabricar, operar y mantener que el famoso F-22 Raptor, también de Lockheed Martin.
La experiencia con este último modelo fue nefasta para las arcas estadounidenses, con un coste por unidad de unos 332 millones de euros y la paralización de la producción de forma prematura. Con estos antecedentes y teniendo en cuenta que el Raptor no tiene el permiso de exportación, el objetivo del F-35 era contar con una plataforma de capacidades similares a un precio menor y con posibilidad de venderlo al exterior.
Los últimos datos publicados apuntan a que Estados Unidos ha firmado la compra de, al menos, 881 unidades de F-35 de las 2.456 previstas. Mientras que el total de unidades entregadas —incluidas las de exportación a terceros países— sobrepasan las 1.000. Lockheed Martin y el Pentágono habían estimado unas ventas totales de alrededor de 3.000 cazas del modelo, teniendo en cuenta compras nacionales e internacionales.
Una de las particularidades del caza es que cuenta con un sólo motor encargado de la propulsión, siendo esta característica una de las que abarata la plataforma. Según los últimos informes y dependiendo de la configuración, cada unidad de F-35 podría costar entre 75 y 100 millones de euros, a los que habría que añadir algunos extras como el entrenamiento, sistemas accesorios o armamento.
Precisamente, el hecho de contar con un único motor no penaliza a la plataforma en cuanto a capacidades de movilidad. Puede alcanzar una velocidad supersónica superior a los 1.700 km/h a gran altitud y el techo de servicio se sitúa en los 15.000 metros.
Aunque donde destaca realmente es en el apartado armamentístico. Estados Unidos cuenta con la industria de misiles más importante del mundo que adapta e integra puntualmente a los cazas en su inventario. Además del cañón de 25 milímetros antes mencionado, el F-35 dispone de 4 anclajes internos en la bahía de carga y otros 6 externos donde acoplar diferentes tipos de municiones.
La panoplia compatible con la plataforma va desde misiles aire-are como los Sidewinder o AMRAAM a los aire-superficie como los JASSM. Además, puede incorporar bombas JDAM o Paveway. A todo este despliegue se unen los sistemas de guerra electrónica y de comunicaciones con el resto del despliegue.
El F-35 es el único avión occidental de quinta generación comercialmente disponible y, por tanto, la única alternativa de los aliados de Estados Unidos para hacerse con una plataforma con estas características. Asimismo, es el único caza moderno con una versión naval que puedes despegar y aterrizar verticalmente, convirtiéndose en la única vía posible para sustituir a los Harrier de la Armada española si el Ministerio de Defensa no quiere perder la capacidad de ala fija embarcada.
Sustituir cazas por drones
El Departamento de Defensa de EEUU y la agencia DARPA llevan años impulsando el desarrollo de algunos programas de drones con capacidades avanzadas y cada vez más cerca de los cazas tripulados. Se trata de una línea de trabajo que, poco a poco, va madurándose, aunque la sustitución plena todavía no se ha planteado como una alternativa.
La línea de trabajo actual apuesta más por un despliegue mixto entre plataformas tripuladas y no tripuladas. Por ejemplo, que el caza con humano se establezca como una suerte de nave nodriza desde donde gestionar el resto de efectivos no tripulados. Con ello se podrán realizar las operaciones más complejas y arriesgadas dentro de una misma misión, como puede ser la recolección de información tras la línea enemiga o la ejecución de ataques cercanos.
Con estos desarrollos se busca exactamente lo que comenta Musk de evitar muertes innecesarias en las operaciones más complejas. Sin embargo, los protagonistas de los vídeos demostrativos que cita el multimillonario nada se parecen a los drones que acompañarán a los cazas en el futuro más próximo.
Elon Musk elogia el rendimiento y coordinación de pequeñas aeronaves de unos pocos kilogramos con autonomías que, a duras penas, podrían llegar a una hora llevando cargas varios órdenes más ligeras que un misil. Estos son los famosos cuadricópteros que Rusia y Ucrania despliegan como plataformas de usar y tirar en el campo de batalla. Por tanto, nada que ver con drones que potencialmente podrán absorber una parte relevante del trabajo de los cazas tripulados.
Estos últimos se parecen más a un avión convencional, con sus espacios de carga interiores y subalares, propulsores, alas, estabilizadores de cola y superficies de control de vuelo. Dentro de esta categoría se encuentran algunos drones como el Akinci recién adquirido por Marruecos, que necesitan de una supervisión constante desde tierra firme y un piloto se encarga de su operación mientras se encuentra en el aire.
La verdadera autonomía y la sustitución completa de las aeronaves tripuladas como el F-35 llegaría con el desarrollo de un ecosistema completo apoyado en la inteligencia artificial. Es otro campo en el que la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa (más conocida por sus siglas DARPA) lleva trabajando algunos años con resultados dispares y todavía muy lejos de las capacidades de decisión de un piloto humano a bordo de la carlinga del avión.
Algunas de estas plataformas se encuentran en un estado de desarrollo avanzado y otras, especialmente aquellas sin un rol táctico, están a punto de incorporarse en la operativa diaria. Como el famoso dron gasolinera que permite reabastecimientos en vuelo. El escenario completamente autónomo abre algunos dilemas morales importantes como quién se responsabiliza de los ataques o de los daños causados por un mal empleo de la aeronave.