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Cuando el reloj marcaba las 11:34 horas de la mañana en España peninsular, el cohete PLSV XL ha despegado con éxito desde el Centro Espacial Dhawan en India. Atrás queda el aplazamiento de 24 horas debido a una anomalía detectada en la nave Proba-3. A bordo, los dos satélites de la misión se enfrentan ahora a 20 semanas de periodo de puesta en servicio antes de comenzar a realizar su trabajo orbital.

Ambas plataformas, en las que la industria española ha tenido un papel esencial liderando el proyecto, se dedicarán a generar eclipses y estudiar la radiación de la corona solar. El conjunto de misiones Proba de la Agencia Espacial Europea (ESA) están concebidas para el desarrollo de tecnologías de vanguardia que, en un futuro cercano y si todo sale según lo previsto, se verán aplicadas en misiones y programas de mayor envergadura.

En el caso de la Proba-3, la principal innovación pasa por el vuelo espacial en formación que ambos satélites ejecutarán durante su estancia en órbita. Según explican desde la ESA, las naves volarán de forma coordinada a una distancia de 150 metros y con una precisión de desviación milimétrica.

"Será como si formaran una pieza rígida", según explicó Diego Rodríguez Gómez, director de tecnología y ciencia de Sener, a EL ESPAÑOL-Omicrono. Esta compañía, con sede en Madrid, es la contratista principal de Proba-3 y, como tal, la encargada de coordinar todos los equipos de trabajo de las diferentes empresas e instituciones.

Tras un periodo de unas 20 semanas —aproximadamente los 4 meses de puesta en servicio mencionados por el experto— en las que los satélites irán encendiéndose y calibrándose, los científicos de la Agencia Espacial Europea comenzarán a realizar sus primeras investigaciones empleando ambos satélites y los sistemas que integran a bordo.

La base de la misión consiste en que una de las plataformas —denominada Occulter— genere un eclipse artificial para la siguiente —Coronograph— cuando ambas se encuentren volando en formación cerrada y estén convenientemente alineadas. Gracias a esta maniobra, se establecerán unas condiciones de luminosidad adecuadas y muy complicadas de replicar en la superficie terrestre para el estudio de la corona solar.

El coronógrafo de la misión examinará la estructura y la dinámica de la región entre la corona alta y la corona baja del Sol. Se trata de una zona que sólo puede estudiarse cuando existen eclipses solares totales de origen natural, un fenómeno que ocurre unas 60 veces por siglo y tiene una duración de 10 minutos. Por ponerlo en perspectiva, Proba-3 podrá estudiar la corona durante 6 horas en cada órbita que dura 20 horas.

Representación de Coronagraph (izquierda) y Occulter (derecha) P. Carril / ESA

Las naves de esta misión realizarán un total de 50 vuelos en formación al año en los que generarán un eclipse entre ellas. "También tenemos otros tipos de experimentos que vamos a hacer, como probar si los satélites pueden recortar la distancia establecida de 150 metros de separación, en otras órbitas los alejaremos e incluso iremos cambiando el ángulo", puntualizó a EL ESPAÑOL-Omicrono Esther Bastida Pertegaz, ingeniera de sistemas de la ESA.

Según explican desde la ESA, la corona solar es un campo de investigación científica que se analiza no sólo para mejorar la comprensión del Sol, sino también como predictor de la actividad climatológica de la estrella. Como por ejemplo, las eyecciones de masa coronal o las tormentas solares que pueden afectar al funcionamiento de las telecomunicaciones y las redes eléctricas en la Tierra.

Participación española

La fabricación inicial de ambos satélites se ha realizado en España, pero la integración de la aviónica se ha llevado a cabo en Bélgica, que es el segundo país en peso de participación en la misión Proba-3. "Aproximadamente el 40% de los elementos se han desarrollado en nuestro país, con una parte muy importante en la parte del desarrollo de algoritmos", prosigue Rodríguez Gómez.

En total, han participado en la misión 40 empresas de 16 países, entre las que se encuentran las españolas GMV, Deimos, HV Sistemas, Inventia y Sener. Además de las ramas de España de Airbus y Thales Alenia Space.

Satélites de Proba-3 en las instalaciones de Sener en España Sener

Sener, como contratista principal, ha sido el encargado del desarrollo del diseño del sistema de la misión, tanto en el segmento espacial como en el terrestre. También se ha erigido como responsable del diseño, fabricación y pruebas de algunas unidades de los satélites, como los ensamblajes del banco óptico de alta estabilidad para ambos orbitadores.

Estos bancos aseguran que el apuntamiento de los diferentes instrumentos ópticos y cargas útiles de los satélites sea controlado y muy estable durante los periodos largos de observación de la misión, tal y como explican desde la Asociación Española de Empresas Tecnológicas de Defensa, Seguridad, Aeronáutica y Espacio (TEDAE).

Satélites de la misión Proba-3 P. Carril / ESA

Airbus Defence and Space en España ha realizado el diseño, la fabricación y la integración de las dos plataformas de los satélites, incluyendo la estructura, el cableado, el control térmico, la propulsión y los mecanismos de separación entre ellos. Airbus Crisa ha contribuido aportando la Unidad Electrónica de Interfaz (IEU), que hace de puente entre el ordenador de a bordo y distintos subsistemas del satélite.

La compañía GMV ha sido la responsable de uno de los sistemas embarcados más complejos de la misión: el que se encarga del vuelo en formación. Incluye el diseño, la implementación y la validación del software. También ha provisionado los sistemas de monitorización y control de vuelo en las infraestructuras de tierra firme.

Por otro lado, Deimos, además de haber realizado el análisis inicial de Proba-3, ha dirigido un experimento para explotar la idoneidad de esta misión para la maduración de tecnologías de rendezvous (encuentro espacial) a todo tipo de órbitas y con objetivos no cooperativos. Esto permite la demostración de tecnologías habilitadoras clave para misiones de servicio en órbita y de retirada activa de residuos espaciales.

HV Sistemas ha contribuido aportando al proyecto la unidad de pruebas de la Unidad Electrónica de Interfaz (IEU); Inventia se ha ocupado del diseño, análisis y fabricación de dos maquetas para la verificación de la plataforma y Thales Alenia Space ha aportando los transpondedores de telemetría, seguimiento y comando de ambos satélites.