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El pasado 21 de noviembre, un ataque ruso "contra fábricas e infraestructura crítica" de la ciudad de Dnipro, en el centro de Ucrania, causó una gran conmoción en toda Europa, España incluida. Más que los daños causados, lo que llamó especialmente la atención fue que, además de un misil Kinzhal y siete Kh-101, el ejército ucraniano encontró pruebas y restos de un misil balístico ruso hasta entonces desconocido y capaz de acarrear ojivas nucleares, lo que disparó las conjeturas y algún que otro diagnóstico equivocado.

Pocos días después, el propio Vladímir Putin puso fin a la incertidumbre asegurando que aquella era la primera prueba en combate del Oreshnik, un proyectil balístico de alcance intermedio y velocidades hipersónicas. Ahora, la agencia rusa TASS ha revelado el acuerdo entre el Kremlin y las autoridades de Bielorrusia para el despliegue del misil en territorio bielorruso en la segunda mitad de 2025, poniendo en el punto de mira a la mayor parte de Europa gracias a su alcance, que puede llegar a los 5.500 km de distancia. 

En palabras de Putin, un bombardeo masivo con misiles Oreshnik equivaldría "al lanzamiento de una bomba nuclear", ya que todo lo que se encuentra en el epicentro de la explosión que causa "se convierte, de hecho, en polvo". Esto, unido a su velocidad hipersónica, lo convierte en un arma muy a tener en cuenta. 

Un investigador del Servicio de Seguridad Estatal de Ucrania (SBU) junto a partes del misil balístico usado por Rusia Reuters Omicrono

El presidente de Bielorrusia, Aleksander Lukashenko, también ha hecho referencia al acuerdo con el Kremlin, afirmando que Rusia suministrará los misiles de forma gratuita. "Se trata de un arma con un poder colosal, algo que ya ha sido demostrado en Ucrania", en declaraciones recogidas por Europa Press

"El despliegue del sistema Oreshnik es una respuesta a la creciente presencia militar de la OTAN en Europa Oriental", aseguró Sergey Lagodyuk, jefe adjunto del Estado Mayor bielorruso. Tanto las autoridades del país como el propio presidente ruso han hecho referencia a la presencia de lanzadores de misiles estadounidenses y alemanes cada vez más cerca de sus fronteras, lo que identifican como una escalada en el escenario actual de guerra abierta contra Ucrania.

El misil misterioso

El sistema de misiles balísticos de alcance intermedio Oreshnik es una variante del RS-26 Rubezh, desarrollado desde finales de la década de los 2000. Tras un fallo inicial en 2011, fue lanzado por primera vez con éxito en pruebas en 2012, alcanzando minutos después su objetivo en el campo de tiro de Kura a 5.800 km de distancia. El Rubezh superó otras cuatro pruebas, pero nunca ha llegado a entrar en servicio, ya que los altos costes del programa llevaron a que se quedara fuera del plan estatal de armamento, por lo menos hasta 2027. 

Sin embargo, parece que los avances en la plataforma han servido para el desarrollo de este otro misil balístico de medio alcance (IRBM), que hasta hace apenas unas semanas se consideraba todavía en fase experimental. "La producción en serie de Oreshnik ha comenzado", anunció Putin a finales de noviembre, asegurando que Rusia "se vio obligada" a probar el nuevo misil en condiciones de combate "en respuesta a ataques con armas occidentales contra el territorio de las regiones de Briansk y Kursk".

Pruebas con un misil balístico de alcance intermedio en Astracán Ministerio de Defensa de Rusia Omicrono

Era una nada velada alusión a los misiles estadounidenses ATACMS y los británicos Storm Shadow, que recientemente se usaron contra infraestructuras militares rusas. Tras meses de restricciones a su uso en territorio de Rusia, tanto Joe Biden como Keir Starmmer dieron su permiso a Zelenski, lo que ha abierto una nueva etapa en la guerra. 

La gran baza de Oreshnik, a diferencia de otros misiles balísticos del arsenal ruso, recae en su carga útil: un vehículo de reentrada con objetivos múltiples independientes (MIRV), capaz de lanzar hasta seis ojivas tanto convencionales como nucleares. Según un informe del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), el uso de estos vehículos de reentrada hace excepcionalmente difícil su intercepción, ya que el misil viaja a través de la atmósfera superior y es indetectable por los sistemas de defensa antiaérea de Ucrania hasta que ya es demasiado tarde.

Al poder desplegar varias ojivas distintas para que estas se dirijan a diferentes objetivos, el potencial destructivo del Oreshnik puede ser enorme e impredecible. Así, esta nueva incorporación al arsenal de misiles estratégicos de Rusia puede suponer una nueva cota en la escalada militar, aunque como suele ser habitual todavía no se han revelado todas sus especificaciones técnicas.

Velocidad hipersónica

Según altos funcionarios ucranianos, el misil lanzado contra Dnipro estaba equipado con seis ojivas sin explosivos, aunque incluso en esa configuración puede causar un daño enorme debido a la energía cinética creada por su velocidad hipersónica. El dato concreto se desconoce, pero se estima que puede superar Mach 10, o lo que es lo mismo, 12.300 km/h.

Su peso se estima entre los 30.000 y 40.000 kg, y contaría con una longitud de entre 15 y 18,5 metros. El diámetro se sitúa en torno a los 1.860 mm y contaría con una propulsión de combustible sólido y un detonador programado. La explosión podría causar hasta 4.000 ºC en el objetivo.  

El alcance máximo se situaría entre los 3.000 y los 5.300 km, lo que pondría en la diana a toda Europa si se lanza desde Minsk, capital de Bielorrusia. Las autoridades rusas señalan que es un sistema diseñado para ataques de precisión, por ejemplo a "instalaciones militares, aeródromos, cadenas de suministro e instalaciones gubernamentales clave" a lo largo y ancho del continente.

Oreshnik supone un aumento considerable del alcance de otros misiles tácticos rusos, como el Iskander o el Kalibr, y puede ser especialmente letal contra las defensas antiaéreas, los emplazamientos de radares u otros objetivos de gran valor estratégico, como las bases de la OTAN. 

Según Army Recognition, está previsto que el misil pueda desplegarse en plataformas de lanzamiento móviles, circunstancia que lo hace mucho más difícil de contrarrestar por los adversarios. Los lanzadores desde camiones pueden reubicarse rápidamente, lo que los hace más difíciles de rastrear y de adelantarse a sus posibles ataques.

Las últimas estimaciones de la inteligencia ucraniana apuntan a que Rusia podría fabricar 25 misiles Oreshnik al mes, unos 300 al año, lo que pone de manifiesto la creciente capacidad de producción de las fuerzas de misiles rusas y su interés por reforzar sus capacidades de disuasión frente a la OTAN.