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El Sol sigue rodeado de incógnitas para los científicos que intentan desentrañar el nivel de amenaza que supone la vida en la Tierra. Las eyecciones solares son cada vez más frecuentes, un fenómeno que están estudiando diferentes misiones espaciales. La clave está en acercarse lo máximo posible, como pretende hacer la nave Parker en un día clave como es el próximo 24 de diciembre. 

En 2018 la sonda espacial Solar Parker emprendía un largo viaje, su objetivo era acercarse lo máximo posible al Sol para estudiarlo. El proyecto de la NASA pretendía observar el gran astro mucho más cerca de lo que otras naves como Orbiter, en la que participó España, lo han conseguido.

Esta importante misión ya ha conseguido marcar un hito antes, en 2021 por primera vez en la historia, un objeto fabricado por el ser humano tocó el Sol. Desde entonces se ha ido acercando más y así continuará hasta completar las 24 vueltas. La misión principal de la nave espacial incluye dos aproximaciones más al Sol en 2025.

Parker se acercará a solo 6,1 millones de kilómetros de la superficie solar el martes 24 de diciembre a las 12:53 horas de España peninsular (6:53 am EST). En este momento, la sonda viajará a 191 kilómetros por segundo. "Ningún objeto creado por el hombre ha pasado nunca tan cerca de una estrella, por lo que Parker realmente nos enviará datos de un territorio desconocido", afirmó Nick Pinkine, director de operaciones de la misión Parker Solar Probe en APL.

Durante el perihelio, es decir, el punto más cercano de la operación, la nave no podrá comunicarse con el control. Hasta el viernes 27 de diciembre, cuando Parker transmitirá otro radiofaro para confirmar su estado después del sobrevuelo. 

La misión Parker Solar Probe es la que ha viajado más cerca del Sol. / NASA / Johns Hopkins APL

Según se acerca cada vez más al Sol, la sonda realiza recaba datos hasta ahora imposibles de conseguir por las demás naves que se mantenían a una distancia más prudente o los observatorios en la Tierra. Por ejemplo, en 2019 Solar Parker fue noticia por descubrir las estructuras magnéticas en zig-zag del viento solar.

Ese viento fluye y transporta energía hacia el espacio a una velocidad enorme, de cientos a miles de kilómetros por segundo, afectando también a la vida en la Tierra. Sin embargo, cómo y dónde se forman sigue siendo un misterio para los científicos, por eso Parker debe seguir acercándose al Sol. 

Tanta cercanía al Sol y su alta temperatura resulta todo un desafío a la hora de diseñar una nave espacial. La NASA asegura que la resistencia de Parker está siendo mejor de lo esperado. En las pruebas térmicas realizadas en la Tierra el material se volvía blanco, un ejecta que mejoraba su rendimiento: "el revestimiento se está curando a medida que se calienta", ha explicado Betsy Congdon, ingeniera principal del sistema de protección térmica en APL.

Además, las placas solares se estarían degradando más lentamente de lo que se había previsto. "El sistema está muy sano y puede llegar mucho más lejos de lo que habíamos planeado", explicó Nour Rawafi, científico del proyecto de la misión en el Laboratorio de Física Aplicada (APL) de la Universidad Johns Hopkins, durante una rueda de prensa, tal y como recoge el medio Space News.