Aquellos conceptos de coches voladores en el sentido más estricto de la definición —un vehículo con ruedas que puede despegar— no parecen haber tenido en absoluto el éxito que se esperaban. El laberinto de certificaciones de seguridad, licencias de vuelo, permisos, carnets y demás burocracia se unía a una complejidad técnica sin precedentes ha abocado al fracaso cada uno de los intentos que se han ido planteando desde hace un siglo, cuando se empezó a pensar en ello.
Pero lo que no ha cambiado en todo este tiempo es el anhelo de combinar lo mejor de los dos mundos, de poder circular como un vehículo normal y, en el momento deseado, poner el modo avión y surcar los cielos. Bajo esta misma premisa, la compañía Xpeng Aeroht acaba de mostrar al mundo un formato que combina una furgoneta nodriza y una suerte de dron gigante con espacio para dos personas. Todo eléctrico.
La compañía, una filial de la marca de coches homónima, ha aprovechado su espacio en el CES de Las Vegas para mostrar al mundo su "portaviones terrestre" y el coche volador. "Desde nuestra aparición en el CES de 2024, hemos transformado el sueño de los coches voladores en una realidad tangible", ha explicado Tan Wang, cofundador de Xpeng Aeroht.
"El debut internacional de nuestro 'portaviones terrestre' demuestra nuestra habilidad para transformar la visión en acción", continuó durante la conferencia de prensa. "Con más de 3.000 intenciones de compra registradas, estamos definitivamente frente a una revolución de la movilidad avanzada".
Más allá del desarrollo de la plataforma, una de las grandes incógnitas alrededor de este tipo de vehículos es cómo consiguen adaptarse a las legislaciones de seguridad aérea de los diferentes países o regiones.
Obtener un título de piloto privado no es algo sencillo ni barato para la mayoría de las personas, desde la compañía aseguran que basta con 5 minutos para aprender lo básico en cuanto al manejo y, en tres horas, para ser "un máster". Pero queda pendiente conocer su encaje en la normativa legal a lo largo y ancho del mundo.
Un portaviones en tierra
Tal y como indicó en la presentación Brian Gu, presidente de la matriz Xpeng, "el portaviones terrestre ha logrado importantes hitos durante el año pasado, incluida la aprobación de su solicitud de certificado de tipo". Se trata de "un paso crucial hacia la aprobación regulatoria".
Asimismo, la compañía ejecutó el primer vuelo tripulado en público el pasado mes de noviembre. En ella, la aeronave realizó una serie de maniobras como el vuelo a baja altitud con aceleración sostenida, ascenso en espiral y aterrizaje de precisión.
A pesar de llevar una persona a bordo, todas las maniobras las resolvió el piloto automático. Esta sería la única fórmula para que el vehículo volador pudiera ajustarse a la normativa legal de algunos países, aunque todo hace indicar que el vuelo autónomo (sin siquiera lleva a alguien monitorizando y listo para coger los mandos) se dilatará varios años en el tiempo.
Tiempo que no parece considerar Xpeng Aeroht. La compañía tiene previsto comenzar este mismo 2025 la producción en serie de ambos vehículos —aéreo y terrestre—, aunque se desconoce cuántos de esos 3.000 pedidos anunciados se convertirán en compras en firme. Si siguen con la cronología presentada, las primeras unidades llegarán a sus usuarios el próximo 2026.
"Nuestro objetivo es brindar la libertad de volar a todo el mundo", prosiguió Brian Gu. "Enfocándonos tanto en los propósitos a corto plazo como a las posibilidades a largo, pretendemos satisfacer las demandas cambiantes de movilidad avanzada a través de soluciones innovadoras y escalables".
El pilar principal del concepto de Xpeng Aeroht es poder llevar el coche volador a cuestas con lo que ellos llaman el "portaviones terrestre". Se trata una especie de furgoneta que hace el papel de nave nodriza y cuyo diseño recuerda mucho a un modelo presentado por el fabricante californiana Canoo.
Su gran espacio interno permite que el módulo aéreo quede totalmente integrado dentro del maletero del vehículo terrestre, convirtiendo a la creación en "el primer avión eléctrico de despegue y aterrizaje vertical desmontable y acoplable de forma automática de todo el mundo".
El vehículo nodriza terrestre transporta el módulo a cualquier lugar, donde un sólo comando activa la separación de ambos vehículos. Una vez ejecutada la orden, el coche volador va desplegando los brazos donde se integran los motores y despliega el tren de aterrizaje.
Cuando se encuentra completamente fuera de la zona de carga de la furgoneta, los dos ocupantes —como máximo— pueden subirse y emprender el vuelo. La maniobra tras el aterrizaje es exactamente igual, solo que a la inversa.
El portaeronaves mide aproximadamente 5,5 metros de largo por 2 metros de ancho y otros tantos de alto. Estas cotas, tal y como mencionaron, se han elegido específicamente para que quepa en la mayoría de los aparcamientos.
Xpeng Aeroht se apoya en la tecnología desarrollada por su matriz para incorporar todo el sistema energético y de propulsión. El vehículo rodante incorpora una plataforma con arquitectura de 800 V con una autonomía de hasta 1.000 kilómetros.
Otra de las particularidades es que la furgoneta tiene 3 ejes que se reparten 6 ruedas, lo que permite incrementar la carga a bordo y le confiere cierta capacidad de todoterreno. Este módulo terrestre actúa también como una estación de recarga móvil para la aeronave, lo que permite hasta 6 vuelos con una carga completa. Lo que todavía se desconoce es cuánta de esa carga al coche volador repercute a la postre en la autonomía de la nave nodriza.
Coche volador
El módulo aéreo recurre a la fibra de carbono y al cristal para proporcionar una estructura ligera. Del apartado de propulsión se encargan 6 rotores de dos palas cada uno de ello alimentados por una arquitectura similar a la presente en la nave nodriza de 800 V.
También explican que el coche volador cuenta "con una densidad energética de batería líder y un sistema de propulsión compacto", aunque no proporcionan más detalles. Junto con el tema de las licencias de vuelo, este es la segunda barrera que los ingenieros tienen que superar si quieren que su creación se convierta en referencia mundial. La densidad energética actual en las baterías lastra en buena parte el rendimiento en una plataforma tan sensible a los cambios de masa como es una aeronave.
A más batería, mayor capacidad de carga y, teóricamente, una autonomía más extendida. Algo que parece que funciona con una relación directamente proporcional puede tornarse en un verdadero reto científico y tecnológico. Según indican desde Xpeng Aeroht, el vehículo volador consigue unos 35 minutos de autonomía como máximo, aunque habrá que ver en qué condiciones meteorológicas, altura de despegue respecto al nivel del mar, pesos...
"Para cumplir con los estándares de la aviación y automoción, el sistema de control de vuelo inteligente incluye tecnología con triple redundancia para la maniobrabilidad sin cables, cercado electrónico, navegación a través de múltiples fuentes y adaptabilidad ambiental dual", explican.
En cuanto a las características extras de seguridad del módulo aéreo, Xpeng Aeroht ha incorporado un concepto de diseño con duplicidades para los sistemas esenciales como la propulsión, la potencia, las comunicaciones, el control de vuelo y la operación. Además de "una respuesta automática ante fallos técnicos de rotor que actúa en milisegundos".