
El seaglider Viceroy durante sus primeras pruebas de mar Omicrono
Ni barco ni avión: el ingenioso vehículo eléctrico que se desliza a 290 km/h sobre el mar y va a cambiar el transporte
Regent Craft ha anunciado que el prototipo a escala real de su seaglider ha superado con éxito las primeras pruebas de mar.
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El transporte en regiones insulares representa uno de los mayores desafíos para la aviación en su transición hacia un modelo más sostenible. Los vuelos de corta distancia ofrecen una oportunidad ideal para probar innovaciones que aún no son viables en rutas de largo recorrido, principalmente debido a sus mayores exigencias técnicas y energéticas. Un ejemplo claro de esta aplicación en España sería la conexión aérea entre islas en Canarias o Baleares, donde podrían introducirse aviones convencionales adaptados con motores eléctricos y baterías. La otra alternativa son aeronaves más innovadoras, como el Viceroy de Regent Craft, capaces de combinar las ventajas del transporte marítimo y el aéreo en un mismo vehículo.
La compañía estadounidense acaba de anunciar un paso crucial en el desarrollo del transporte marítimo sostenible, con la presentación y prueba de su primer prototipo de seaglider a escala real. Este innovador vehículo eléctrico de alta velocidad tiene el objetivo de conectar destinos costeros de manera eficiente y totalmente libre de emisiones, además de silenciosa: produce 30 dB menos que un avión o un helicóptero convencionales.
El prototipo, bautizado como Paladin, tiene unas dimensiones de 16,7 metros de longitud y una envergadura de 19,8 metros, convirtiéndolo en la mayor aeronave totalmente eléctrica construida hasta la fecha. Este vehículo opera únicamente sobre el agua y dispone de tres modos de funcionamiento: flotando sobre su casco, deslizándose sobre hidroalas y volando en efecto suelo a una altura equivalente a su envergadura sobre la superficie marina.
Primeras pruebas de mar
Siguiendo la tradición naval, Regent celebró la botadura del Paladin antes de lanzarlo al agua en la Bahía de Narragansett, Rhode Island (Estados Unidos). Durante las pruebas en el agua se evaluaron los sistemas del vehículo, en preparación para su primer vuelo con pasajeros, previsto para mediados de este año. Estas pruebas se llevaron a cabo tras varios meses de ensayos en motores, baterías, sistemas electrónicos, mecánicos y software de control.
Desde su fundación en 2020, Regent Craft ha avanzado rápidamente en el desarrollo del seaglider y ha asegurado una cartera de pedidos global valorada en más de 9.000 millones de dólares, con clientes en seis continentes. Además, la empresa colabora con oficinas gubernamentales, compañías y comunidades costeras en todo el mundo para facilitar la adopción del vehículo. En el ámbito militar, la compañía trabaja con el Cuerpo de Marines de EE.UU. en la integración de los Viceroy en misiones de defensa marítima, logística y búsqueda y rescate.
Primeras pruebas de mar del seaglider Viceroy
En enero de este mismo año, la empresa comenzó la construcción de una planta de fabricación de 23.700 metros cuadrados en el Parque Empresarial de Quonset, Rhode Island, que empezará a operar en 2026 si todo sale según lo previsto. Asimismo, en febrero se firmó un acuerdo con el Fondo de Desarrollo Estratégico (SDF), con sede en Abu Dhabi, para establecer una empresa conjunta en Emiratos Árabes Unidos que permita la producción de seagliders, así como servicios de mantenimiento y formación de tripulaciones.
En cuanto a certificaciones, Regent continúa avanzando en los procesos de homologación con la Guardia Costera de EE.UU. y con reguladores marítimos internacionales, en colaboración con Lloyd’s Register, una prestigiosa sociedad de clasificación marítima.
Cómo funciona
Este modelo de planeador es totalmente eléctrico y tiene cero emisiones. Según explican desde la compañía, operarán únicamente sobre el agua a velocidades de hasta 290 km/h. "Reducirá drásticamente el tiempo y el coste de transporte de personas y carga entre comunidades costeras", unos trayectos que actualmente se llevan a cabo a través de barcos tradicionales.
La operativa de despegue consiste en tres fases. La primera de ellas es la que se asemeja más a una embarcación y tan sólo se lleva a cabo en los primeros metros tras el desamarre. El paso siguiente es hacer uso del hidroala en una transición que supone el despegue del casco del seaglider de la superficie marina. Se trata de un método cada vez más utilizado y consistente en la generación de sustentación subacuática empleando únicamente el ala, eliminando de esta forma la resistencia del casco contra el fluido.

Recreación del interior del seaglider Viceroy
La última fase de todas es el vuelo empleando el efecto suelo que se consigue entre 10 y 20 metros de altura respecto a la superficie del agua en el caso del Viceroy. El efecto suelo aparece cuando el avión vuela sobre una superficie a una altitud inferior a la mitad de su envergadura, creándose un colchón de aire gracias al cual se consigue una gran sustentación.
En las aeronaves convencionales se produce durante el despegue y el aterrizaje con una duración de sólo unos segundos. Sin embargo, seagliders como el Viceroy de Regent planean utilizarlo de forma constante como un medio más eficiente que la mayor altitud a la que vuelan el resto de aviones.
"El hidroala permite un viaje suave y maniobrabilidad dentro de los puertos", señalan desde la compañía. "Son los elementos diferenciadores entre los seagliders y los vehículos de efecto suelo del pasado". Esta hidroala se retrae segundos después del despegue y vuelve a desplegarse cuando va a amerizar.
Estos vehículos eléctricos pueden llevar 12 pasajeros o 1.600 kilogramos de carga a una distancia máxima de 300 kilómetros. Sin embargo, la compañía indica que la plataforma es escalable y podría incluso alcanzar los 150 pasajeros en futuras iteraciones.
Regent ha diseñado varias configuraciones del interior del planeador para aplicaciones civiles tan dispares como servir de ambulancia o para transporte de trabajadores entre la costa y las plataformas petrolíferas, sin dejar de lado las versiones militares. "Los seagliders ofrecen una plataforma de alta velocidad y bajo coste al Departamento de Defensa", indica la compañía. En ese sentido, destaca la capacidad de volar con baja huella de radar y la posibilidad de usarse para operaciones especiales.