Por qué deberías plantearte abandonar los SSD con conexión SATA
Si estás pensando en comprar almacenamiento, deberías saber que es importante sustituir los SSD con conexión SATA. Te contamos porqué.
23 septiembre, 2016 21:23Noticias relacionadas
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Ha llegado el momento de hacer planes para decir sustituir los SSD con conexión SATA y dar el salto a algo mucho mejor.
Siempre digo lo mismo: si quieres mejorar el rendimiento de tu viejo ordenador y tienes un presupuesto muy bajo, no compres un procesador o más memoria, lo mejor que puedes hacer es ponerle un SSD. Inmediatamente notarás una diferencia, ya que los discos duros tradicionales, incluso los mejores, siguen siendo un cuello de botella al tratar con archivos.
Por eso, al comprar un ordenador nuevo, siempre deberías dejar una parte del presupuesto para un SSD; sin embargo, la duda llega cuando te preguntas qué tipo de conexión deberías usar para tu SSD, y cuánto estás dispuesto a gastarte en él.
En la actualidad, existen diferentes tipos de SSD en el mercado; aunque la tecnología de los chips de memoria suele ser la misma, o muy parecida, la gran diferencia es la conexión que usan para conectarse a nuestra placa base. Aunque existen muchos tipos de SSD en el mercado, en la actualidad al usuario medio sólo le interesan dos tipos, los SATA y los PCI-Express. Pero, ¿por qué deberías abandonar SATA y pasarte a otras conexiones?
Los “SSD de toda la vida”
Cuando hablo de “SSD”, probablemente te haya venido a la mente este tipo de dispositivos, con un formato de 2,5 pulgadas. Son pequeños, caben en cualquier sitio (como el hueco para discos duros de los ordenadores portátiles), y podemos colocarlos como queramos porque no tienen partes móviles.
Se conectan a la placa por una conexión SATA, que es ese cable plano, tan pequeño comparado con los IDE, y por lo tanto se pueden instalar en prácticamente cualquier placa base que se precie. Tendrías que poseer un ordenador bastante viejo para tener una placa base sin SATA.
Por lo tanto, sólo es lógico que este formato sea el más popular, al usar un estándar que todo el mundo usa. Sin embargo, la llegada de los SSD ha demostrado que la interfaz SATA no está a la altura de los dispositivos de almacenamiento moderno.
SATA III, un estándar que se queda corto
La versión más moderna de SATA hasta ahora es la 3.0, también conocida como SATA III; en su momento, lo más llamativo de este estándar era su tasa máxima de transferencia es de 6 Gbits por segundo. Esa es una cifra que nunca vas a alcanzar con un HDD actual, así que es ideal para tu disco duro.
Sin embargo, cada vez está mas claro que SATA III se queda muy corto para nuestro SSD; es mucho más rápido conseguir un bit de información de los chips de memoria de un SSD que de los platos de un HDD, tanto que hoy en día realmente no importa lo que gastes en un SSD, tendrás un cuello de botella en la conexión.
En efecto, hasta a los SSD más baratos se les queda pequeña la conexión SATA. Por eso, es sólo cuestión de tiempo que esta conexión sea abandonada por otras alternativas que hasta ahora, sólo pueden permitirse los compradores de gama alta, pero que se espera que pronto se popularicen.
Con qué formatos deberías sustituir los SSD con conexión SATA
Hablo de los SSD PCI-Express ya sea en formato de tarjeta o en formato M.2.
Seguro que has visto más de una tarjeta PCI-Express, así que realmente un SSD en PCI-Express no debería sorprenderte. No es más que una tarjeta con chips de memoria y el controlador, en un formato bien conocido como PCI-Express 2.0 4x, que permite velocidades de transferencia de 16 Gbits por segundo, unas 2,6 veces más rápido que SATA.
Instalar un SSD por PCI-Express es muy sencillo, y cualquier placa base actual tiene varios puertos disponibles; sin embargo, comprar un modelo de SSD por PCI-Express puede ser algo más complicado, ya que tenemos que asegurarnos de que nuestra placa base tiene las conexiones PCI-Express apropiadas.
Es común en las placas de gama baja que, además del puerto PCI-Express 16x para la tarjeta gráfica, también se incluya un puerto 1x, que sólo te servirá para conectar tarjetas de red o similares, pero no un SSD.
Por ejemplo, vamos a fijarnos en la HyperX Predator de Kingston, un SSD en PCI-Express 2.0 4x de 240 GB; como veis, es un diseño bien simple, pero lo que nos interesa es eso que está en el centro. ¿No veis una pequeña tarjeta?
Eso es una tarjeta en formato M.2, normalmente usado en ordenadores portátiles como conexión mSATA. En la actualidad, cada vez más fabricantes incluyen una conexión PCI-Express en formato M.2, sobre todo en placas dedicadas a entusiastas. Las tarjetas SSD en M.2 usan la misma interfaz PCI-Express pero en un formato diferente, más pequeño.
Los SSD en PCI-Express son el (caro) futuro
Hoy en día, si realmente quieres aprovechar la última tecnología en chips de memoria que están desarrollando fabricantes como Samsung o Toshiba, no tienes más remedio que descartar la conexión SATA e ir a por una unidad PCI-Express o M.2.
No es que el rendimiento en SATA III sea malo, pero si optamos por este camino siempre estaremos limitados. Ahora bien, los SSD PCI-Express y M.2 no son baratos precisamente; el HyperX Predator comentado antes cuesta casi 200 € en Amazon, más del doble de lo que cuesta un SSD SATA del mismo tamaño.
En los próximos meses y años, es seguro que esta tendencia cambiará, y el último informe de mercado adelanta que para el 2020 el mercado de los SSD PCI-Express habrá crecido hasta el 33,24% del mercado, aunque aún quedan desafíos como la latencia y su efecto en el rendimiento.
Por lo tanto, deberías empezar a despedirte de tu SSD por SATA, y empezar a plantearte la compra de un SSD PCI-Express.