La pantalla del iPhone 8 ya estaría acordada entre Apple y Samsung; un mero recordatorio de que un móvil es el fruto del trabajo de mucha gente diferente.
Aún no sabemos ni como se llama, pero de una cosa estamos seguros; este año saldrá un nuevo iPhone. No es solo lógica (es el décimo aniversario del primer modelo, al fin y al cabo), es que la industria ya se está moviendo para suplir semejante demanda.
Sí, hablo de la industria en general, porque cuando un dispositivo como el iPhone es anunciado, no afecta sólo a Apple; una buena cantidad de suministradores tiene que estar listo para ofrecer componentes con muy poco tiempo de antelación.
La pantalla del iPhone 8 será OLED… y también puede que la de otros modelos
La noticia en este caso es que Apple ha firmado un contrato con Samsung para el suministro de 160 millones de pantallas OLED; en concreto, el año pasado ya acordaron la fabricación de 100 millones de unidades, pero ahora Apple ha ampliado el acuerdo a 60 millones de unidades más.
El dispositivo en cuestión sería, cómo no, el nuevo iPhone; la ampliación del contrato es muy interesante, porque nos dice mucho de las previsiones de Apple. Recordemos que, pese a que las ventas se hayan estabilizado, el iPhone es el producto que le está haciendo ganar más dinero.
Pero esto va más allá que simple optimismo. En todo el 2016 Apple vendió 211 millones de dispositivos; así que si está dispuesta a ordenar la fabricación de 160 millones, eso significa que espera dar muy buenas razones a los usuarios para actualizar.
Esto también podría indicar que habría más de un modelo de iPhone con pantalla OLED; puede que Apple presente al mismo tiempo el iPhone 8 (o X) y el iPhone 7s con pantalla mejorada. Sabíamos que la migración a pantallas OLED estaba pendiente, pero parece que Apple quiere apostar por lo grande por la tecnología.
Rivales en los juzgados, amantes en el mercado
Y esto nos lleva a algo que puede que te haya sorprendido; Samsung, la gran rival de Apple, será la que fabrique las pantallas del dispositivo que se enfrentará directamente contra sus Galaxy S. Pero la verdad es que eso es lo más normal del mundo.
Pese a que en los juzgados y en los mercados Apple y Samsung sean enemigos a muerte, a la hora de la verdad el dinero pesa demasiado. A Apple no le importa coger piezas de sus rivales si son las mejores; y a Samsung no le importa ofrecérselas si eso engorda sus arcas.
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