En nuestro análisis del Acer Predator Helios 300 nos hemos encontrado con un portátil gaming capaz de ejecutar los últimos títulos del mercado. Pero, ¿es suficiente?
El mercado gaming se ha convertido de manera repentina en uno de los más importantes para todos los fabricantes; no en vano, es el único sector que está disfrutando de crecimiento en un mercado que las está pasando canutas desde que empezó la crisis hace ya unos años.
Estamos presenciando una nueva era de portátiles gaming
A eso hay que sumarle un aumento de rendimiento notable en hardware diseñado para dispositivos portátiles; las versiones “móviles” de las CPUs y GPUs ya no tienen tanta distancia respecto a sus “hermanos mayores”.
Son capaces de ofrecer un gran rendimiento, pero más importante, lo consiguen sin pasarse en consumos ni calor emitido; y es por eso, que el sector de los portátiles gaming está cambiando de una manera que no habíamos visto en generaciones.
Y en ese contexto hemos recibido un Acer Predator Helios 300; la apuesta de Acer que se planta en lo que podríamos llamar una “gama de entrada”, para los que quieren un portátil gaming que les permita jugar a lo último, pero sin pasarse. Con un procesador Intel Core i7-7700HQ, y una gráfica GeForce GTX 1060 de 6 GB, deberíamos tener la potencia necesaria para ejecutar todos los juegos actuales, pero ¿merece la pena?
Un diseño más maduro, pero aún no ha pasado la adolescencia
Cierra los ojos, y piensa en “portátil gaming”. Seguro que estás pensando en colores atrevidos (preferiblemente rojo), formas absurdas, temática demoníaca, y dimensiones generosas. Estás pensando en un monstruo que solo podrás enseñar a los que formen parte de tu misma secta.
Pero el concepto que tenemos de un portátil gaming está cambiando. Cada vez hay más modelos que no parecen “gaming” a simple vista; parecen dispositivos que podríamos usar en una oficina sin recibir miradas acusadoras. ¿Podemos decir que el Predator Helios 300 pertenezca a esta tendencia? Casi, pero no.
Estamos ante un portátil gaming, y se nota. Sin embargo, hay ciertos detalles que delatan algo de maduración en el equipo de diseño de Acer. Peculiaridades que por si solas no cambian dramáticamente el diseño general, pero que apuntan a una dirección diferente a la acostumbrada.
Una tapa que delata el estilo del portátil
Por ejemplo, la tapa de metal, con un acabado muy elegante… que es roto por varios elementos que sólo están ahí para llamar la atención. El logotipo de Predator es tal vez el elemento más escandaloso: grande y metálico, también aparece más pequeño justo bajo la pantalla. Parece más el logotipo de una banda de metalcore que de una marca de ordenadores, pero como siempre, en gustos no hay nada escrito.
En lo que si estoy muy agradecido es que Acer se haya contenido con las luces; en cuanto vi las dos líneas rojas a ambos lados de la tapa de la pantalla, temí que fuesen a iluminarse en cuanto encendiese el ordenador. Afortunadamente, no lo hacen, y son sólo un detalle estético más que, tal y como está, no molesta.
Ya termino con la tapa del portátil, lo prometo. Sólo me queda lo peor: la parte superior, donde reside un plástico con una textura horrible y un tacto de baja calidad. Imagino que está ahí para poder agarrar mejor la pantalla a la hora de abrir el portátil; pero como comprobaremos más adelante, eso no era necesario. Sinceramente, si hubiesen fundido ese plástico para crear pequeños pinchos que se hincasen en mi piel cada vez que abriese el portátil, no me hubieran molestado tanto.
Una trasera que llama la atención innecesariamente
Es en la trasera del portátil donde encontramos el punto al que se dirigirán nuestros ojos la primera vez: las aperturas de salida de aire caliente. Estas son necesarias cuando tratamos con hardware tan potente como el de este portátil; y si se implementan bien, pueden dar una imagen muy agresiva y de alto rendimiento.
El problema es que creo que Acer se ha pasado con la agresividad,con un color rojo muy llamativo que no se usa en ninguna otra parte del diseño. Se supone que la forma “aerodinámica” está pensada para expulsar mejor el aire; pero cada vez que cogía el portátil me sentía como un piloto de Formula 1 cuidando de su alerón delantero en la salida.
Como veis en las imágenes, a través de las ranuras en la izquierda podemos ver las aletas de disipación de calor; es un detalle muy bueno, el mejor en la parte trasera del portátil. Ahora dirige tu mirada a la parte derecha, y verás… plástico.
Es comprensible que esa parte no esté abierta, porque los ingenieros de Acer habrán considerado que con la apertura de la izquierda es suficiente; es una pena que no hayan tenido en cuenta el efecto que tendría en el diseño. La apertura rompe la simetría del portátil, y el plástico usado para tapar la parte derecha es gris y no da buenas sensaciones.
¿Sabéis de la moda en los coches modernos de poner piezas de plástico que en coches más potentes serían salidas o entradas de aire? A eso es lo que me ha recordado este plástico en la trasera del Helios 300.
Un portátil gaming elegante, una vez que lo abres
Por fin hemos abierto el portátil, y he decir que este proceso es muy gratificante. Es muy fácil abrir y cerrar el portátil con sólo una mano, gracias a un diseño de bisagra que es bonito además de funcional. Y todo eso, sin perder un ápice de estabilidad; podemos mover el portátil con la pantalla abierta de un lado a otro, y esta ni siquiera temblará.
Pero tal vez lo que más sorprende es que, con el portátil abierto, todas mis quejas sobre el exterior desparecen. Es como si nunca hubieran existido. Mientras el resto del portátil esté fuera de mi vista, tengo que admitir que da gusto sentarse delante del Helios 300.
Incluso podemos encontrar detalles sutiles, como esas bandas plateadas que rodean los bordes del portátil y del trackpad; este último además está rodeador de una línea roja que potencia esta sensación.
El rojo también aparece en el teclado, que tiene retroiluminación (que podemos desactivar con una combinación de teclas). Este es otro apartado que no molesta gracias a su sutileza; la iluminación es justo lo suficiente que necesitamos y nada más, y en ningún momento molesta ni parece excesiva.
Por supuesto, es el teclado de un portátil gaming, así que las teclas WASD están resaltadas en rojo; por si no lo sabías, esas son las teclas típicas para mover a nuestro personaje en videojuegos, así que al resaltarlas se consigue una referencia inmediata.
Un teclado correcto con un trackpad molesto
Claro, que si hablamos de teclas, la gran duda es cómo se comportarán mientras jugamos; no podemos decir que sea un mal teclado, una vez que nos ponemos a jugar.
El recorrido y la sensación son superiores a las de un portátil “normal”, y notaremos inmediatamente la diferencia; no es el mejor teclado gaming, pero es de agradecer que al menos esté algo más trabajado de lo normal.
Se incluye teclado numérico, algo que personalmente yo hubiera eliminado en favor de más amplitud para el resto de las teclas; pero tal y como está tampoco es para quejarse mucho.
Pero sin duda alguna, lo que más me ha confundido es que el botón de apagado y encendido esté en el teclado numérico; normalmente es un botón independiente en otra parte del portátil. Afortunadamente, si lo pulsamos no ocurre nada; debemos mantenerlo pulsado para que aparezca el menú que nos permite apagar el ordenador.
La zona para apoyar las muñecas es amplia, por lo que escribir y jugar en el Helios 300 es más cómodo de lo que podríamos pensar; hay una lamentable excepción a esta comodidad: el trackpad.
Tú y yo lo sabemos: nunca vas a usar el trackpad en un ordenador gaming, siempre vas a conectar un ratón. El trackpad está ahí sólo para emergencias, y se nota, así que no lo vamos a criticar mucho.
No, la verdadera crítica está en la posición respecto al teclado: es grande y está colocado muy a la izquierda. El resultado es que, cuando vas a poner los dedos en WASD, es inevitable que toques el trackpad con la mano. Pero como de todas formas lo recomendable es usar un ratón, tampoco es un problema si desactivamos el trackpad.
La pantalla, una elección inteligente
La pantalla del Helios 300 es de 15,6 pulgadas y resolución 1920 x 1080 píxeles. A poco que estés al día, sabrás que esa no es una resolución espectacular para ese tamaño. Y sin embargo, estoy convencido de que es la elección correcta para este portátil.
Recordemos las especificaciones: un procesador Intel Core i7-7700HQ y una GeForce GTX 1060 de 6 GB; esa configuración es ideal para jugar a títulos actuales a 1080p, y en Acer lo saben muy bien. Sinceramente, implementar una pantalla de más resolución hubiera sido un error catastrófico desde mi punto de vista; tendríamos que empezar a reducir calidad demasiado los gráficos para poder ejecutarlos a resolución nativa.
Sobre todo porque la pantalla del Helios 300 no está nada mal. Los colores son lo suficientemente correctos, el contraste es el apropiado, y en ningún momento sentiremos que nos estamos perdiendo nada. El tratamiento antireflejante es efectivo, e incluso si estamos jugando al lado de una ventana abierta la luz del sol no nos molestará demasiado. Los ángulos de visión también son muy buenos.
El único aspecto negativo de la pantalla es el brillo, que es insuficiente para jugar en el exterior incluso cuando lo ponemos al máximo. En interiores no supondrá demasiados problemas, pero si quieres jugar fuera tendrás que buscar la sombra.
Temperaturas contenidas incluso en las peores situaciones
Con sus 2,7 kg de peso y un grosor de 26,75 mm, el Helios 300 no ganará ningún récord; el mero hecho de levantar el portátil para ponerlo en otra posición es un recordatorio constante de esto.
Pero es un sacrificio que hago gustosamente gracias a uno de los aspectos que más me ha sorprendido del portátil: la refrigeración. La salida de aire que comentamos más arriba no trabaja sola; dos entradas de aire en el frontal crean un flujo de aire muy efectivo en el interior del portátil.
El resultado es que, incluso “machacando” el portátil con juegos muy exigentes, las temperaturas se mantuvieron en todo momento en rangos aceptables. Por ejemplo, jugando a Kingdom Come: Deliverance, uno de los más exigentes que han salido en los últimos meses, las temperaturas del procesador rondaron los 80-85ºC, mientras que la gráfica se quedó en torno a unos 65-67 ºC.
Y lo sé gracias a otro añadido muy agradecido: PredatorSense. Esta aplicación viene instalada por defecto, pero a diferencia de lo que llamamos “crapware”, este programa nos resultará de gran utilidad. Aquí es donde podemos configurar la velocidad de los ventiladores, o dejar que este detalle se cambie automáticamente; también podemos activar la tecnología CoolBoost, que significa que los ventiladores irán al máximo.
Claro, que eso implica un aumento en el ruido. Y el Helios 300 es un portátil ruidoso cuando le pedimos que trabaje; pero es algo que agradeceremos cuando notemos todo ese aire caliente saliendo de la parte trasera.
Juega a lo que sea sin problemas
Y eso es lo que queremos, que trabaje. Con un procesador Intel Core i7-7700HQ y una gráfica GeForce GTX 1060 de 6 GB (acompañados de 32 GB de RAM en el modelo probado), estamos ante un equipo capaz de ejecutar cualquier juego actual sin problemas.
Pongamos como ejemplo Fornite y PUBG, los dos juegos que más titulares han protagonizado los últimos meses. Este portátil no tiene ningún problema con ninguno de los dos, activando la sincronización vertical para conseguir 60 frames por segundo estables y sin pantalla partida, y configuración en Alto.
En juegos más exigentes puede que tengamos que recortar un poco para conseguir los ansiados 60 fps. En el mencionado Kingdom Come, por ejemplo, el nivel Medio parece el más apropiado, mientras que en Project Cars 2 podemos activarlo prácticamente todo. Y por supuesto, para juegos como League of Legends o Dota2 está más que capacitado. Da igual los juegos que tengas, con el Helios 300 los podrás jugar.
Eso sí, que sean partidas cortas. Oficialmente la batería dura dos horas, pero la verdad es que dependiendo del juego puede durar incluso la mitad. En este caso, contar con un enchufe cerca para conectar el transformador (que por cierto, es un ladrillo), es poco menos que imprescindible.
Un portátil gaming con los pies en la tierra
Después de pasarme unos días con el Helios 300, he comprendido dos cosas. Primero, que no es el portátil gaming más potente y capaz del mercado. Y segundo, que está muy contento sin serlo.
Este portátil es para los que quieran una alternativa capaz, con el hardware necesario para ejecutar lo que le echen, sin aspavientos ni complicaciones. Te permite jugar a cualquier cosa, y lo hace de manera decente. ¿Es suficiente? Eso dependerá de cada uno, pero desde mi punto de vista el Helios 300 mantiene un buen equilibrio entre prestaciones, coste y los sacrificios habituales de los portátiles gaming.
El Helios 300 es más que la suma de sus partes. Por separado, ninguno de sus componentes es el mejor del mercado; pero juntos, conforman una apuesta decidida y atractiva para cualquiera que quiera jugar en cualquier sitio (siempre y cuando tenga un enchufe cerca), o incluso como sustituto de un PC normal. Aunque en este caso, la diferencia de coste no lo hace recomendable.
Y ya que hablamos de eso, tenemos que tocar el tema más delicado del Helios 300: que pronto debería salir su sucesor. El procesador es de la séptima generación de Intel, por lo que no se aprovecha de las mejoras introducidas en la octava generación. Y este mismo año Nvidia debería presentar la nueva generación de GPUs; aunque aún no está claro si la gama media que ocupa la GTX 1060 recibirá una actualización.
Descontando esto, el Acer Predator Helios 300 es un buen portátil para jugar. Pero nuestra recomendación dependerá mucho del precio al que lo puedas conseguir; y lo dispuesto que estés a esperar a una posible nueva generación.
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