Han pasado ya seis años desde que Microsoft decidiera mostrar al mundo que las tablets podían ser más que un móvil con pantalla grande. Lo hizo con el Surface Pro, el primer dispositivo de esta marca y el primer dispositivo para consumo que hacía Microsoft más allá de periféricos o las Xbox.
El objetivo era crear un escaparate de las posibilidades de Windows (por entonces, Windows 8) y lo consiguió. Convertibles, Tablet-PC, 2 en 1… varias maneras de llamar a este nuevo concepto que incluso Apple intenta adoptar con su iPad Pro. Eso sí, el iPad Pro no es un ordenador que intenta ser tableta sino una tableta que intenta ser ordenador.
La familia Surface ha crecido con el tiempo y Microsoft ya fabrica portátiles convencionales (Surface Laptop), convertibles todavía más potentes (Surface Book), ordenadores de sobremesa todo-en-uno (Surface Studio) e incluso una pizarra digital destinada a salas de reuniones (Surface Hub).
Pero la idea sigue siendo la misma: Microsoft quiere mostrar lo bien que se adapta Windows a todo, con un notable hincapié en el uso de un bolígrafo. El Surface Pro es la clave aquí, porque lo engloba todo: sobremesa, portátil, Tablet, lienzo, cuaderno…
Seis generaciones después, así es la Surface Pro 6
Ha pasado tiempo desde la última vez que un dispositivo Surface se vistió de negro. Desde la Surface Pro 3 todos lucían su ligera aleación de magnesio en color platino. Mientras que el Surface Laptop estaba disponible en colores cobalto, burdeos, platino y grafito. Ha habido que esperar a la Surface Pro 6 para ver este color negro bastante oscuro, mate y de tacto ligeramente áspero que queda fenomenal.
Se trata de un dispositivo en formato Tablet de grandes dimensiones, muy cercano al tamaño de un cuaderno o de un folio A4. Mantiene un ratio 3:2 cuyo parecido con los objetos mencionados hace que sea muy cómodo el uso para escritura pero aprovecha el espacio panorámico para vídeos.
La pantalla de 12.3 pulgadas está rodeada de un marco de aproximadamente 1.5 cm que permite agarrar sin preocupaciones esta Tablet de 770 gramos y 8.5 mm de grosor. El agarre con una sola mano es posible, pero dado su peso acaba cansando tras un uso prolongado con una sola mano.
Es gracias al marco que la funda-teclado (Type Cover) puede imantarse al frontal para dejar el teclado ligeramente inclinado, como cuando trabajamos con un teclado de escritorio y levantamos las patas. Hablaré de este más adelante.
En uno de los laterales podemos imantar el bolígrafo (Surface Pen) gracias a dos zonas que lo agarran de manera muy segura incluso frente a algunos imprevistos. Es la opción más cómoda de transportar el Surface Pen, aunque no se cargará mientras esté imantado, pero tampoco lo necesita. Luego entraré en profundidad.
Puertos suficientes, altavoces notables y cámaras buenas
Encima del bolígrafo encontramos el puerto Jack de 3.5 mm y en el lateral contrario el puerto USB 3.0 Tipo A, un mini Display-Port y el Surface Connector imantado para carga y accesorios. Detrás del soporte, en la parte trasera, está la ranura para tarjeta microSD compatible con microSDXC. En los modelos compatibles con red móvil 4G LTE, junto a la ranura de microSD se encuentra la ranura para nano SIM.
Se echa en falta un puerto USB-C compatible con Thunderbolt 3. Es algo que no se ve en tabletas pero si en portátiles de alta gama como a los que la Surface Pro 6 puede sustituir. De tener uno de estos conectores sería más sencillo usar baterías externas para cargar o ampliar la capacidad gráfica más allá de la GPU integrada en el procesador.
En el frontal tenemos observándonos un sistema de cámaras infrarrojas que permiten el desbloqueo y verificación a través de reconocimiento facial gracias a Windows Hello. Es una forma muy cómoda, rápida y fiable hasta en entornos oscuros de desbloquear la Surface Pro 6.
También nos enfoca una cámara de 5 Mpx capaz de hacer videollamadas en HD la cual no tiene casi nada que envidiar a la de los móviles de gama alta. De hecho, su calidad es apreciablemente más alta que la que encontramos en portátiles de alta gama. Le acompaña un micrófono y un LED de estado que se ilumina al usar la cámara.
Justo junto a los marcos laterales se encuentran los dos altavoces estéreo de 1.6 W con Dolby Audio Premium. Su ubicación, potencia y calidad son idóneas para lograr un apropiado efecto estéreo. Literalmente, apuntan directamente a nuestras orejas, dada la separación entre ellos y la posición al inclinar la tablet. Su calidad es buena tanto para ver series o películas como para los distintos tipos de música que he escuchado usándolos durante este tiempo.
Unas bisagras refinadas durante más de 6 años
La parte trasera está presidida por el soporte que permite mantener la pantalla levantada sobre una superficie. Es amplio y rígido, en forma de solapa que ocupa toda la mitad trasera, con el logo de Microsoft en acabado espejo.
Gracias a sus dos bisagras refinadas generación tras generación permite dejar fijo el soporte en el ángulo que prefieras en cada situación, llegando a los 165 grados. Se aguanta muy bien mientras escribes, mientras lo usas en el regazo o mientras estás en una mesa. Nunca notarás que de golpe empieza a caerse o deslizarse.
En la mitad trasera que no está ocupada por el soporte es donde encontramos la cámara trasera. Una camara de 8 Mpx con autoenfoque capaz de grabar en resolución Full HD.
Como tableta es normal encontrar una cámara trasera, aunque no es algo tan normal como portátil. Su calidad es muy buena y rinde muy bien en un aspecto ofimático para escanear hojas, tomar fotos sobre las que apuntar o usar el visor de realidad aumentada. Su principal fallo es la falta de claridad de las imágenes que toma, donde parece que el objetivo esté sucio (y no lo está).
La Surface Pro 6 como tableta: la base de todo
Una vez nos hacemos con una Surface Pro 6 lo que encontramos en la caja es el equipo y el cargador. Ni el Surface Pen ni la funda-teclado Type Cover vienen incluidas. Esto significa que con el elevado precio que tiene solamente tenemos una tableta aunque con la potencia de un ordenador portátil.
La piedra clave en el uso de la Surface Pro 6 como una tableta está en su pantalla táctil de 12.3 pulgadas y en Windows 10. Las últimas versiones del sistema operativo de Microsoft están muy bien adaptadas al uso táctil que le puedes dar en una tableta, aunque todavía hay carencias que lo separan de Android o iOS.
Más allá de la comodidad que nos permitan nuestros brazos para sujetar el dispositivo, Windows nos permite usarlo en vertical y horizontal sin problemas. Dispone de un modo tableta pero que para nada es de uso obligado en táctil.
Este elimina las ventanas (abre todo a pantalla completa o dividida) y te permite configurar algunas cosas solo para ese modo como ocultar los programas abiertos de la barra de tareas u ocultar esta. Puedes hacer que cambie de modo automáticamente al quitar el teclado, pero mi preferencia es no activarlo casi nunca.
Un toque actúa como clic izquierdo y mantener el dedo actúa como un clic derecho. Los menús que se abran manteniendo pulsado además mostrarán los botones en un tamaño mayor para pulsarse mejor.
Existen problemas en uso básico, como aplicaciones o webs que requieren pasar el ratón por encima de un elemento o algunas que no detectan deslizar el dedo como desplazamiento sino como si seleccionaras texto, obligándote a bajar la barra de desplazamiento con el dedo, siendo a veces dificil de acertar dado su tamaño.
Cada vez más partes de Windows 10 están adaptadas al nuevo diseño y por tanto al uso táctil, al igual que muchas aplicaciones de Microsoft. La mejor experiencia táctil siempre la dan las aplicaciones de la tienda, aunque algunos programas de escritorio como la suite de Adobe (Photoshop, Illustrator…) tienen modos táctiles que mejoran la usabilidad.
Pero el gran problema está en la escasez de aplicaciones en la tienda. Podemos encontrar Netflix, Instagram, Facebook, Whatsapp, Telegram, Spotify, Trello, la suite de Office pero siguen faltando algunas de gran renombre como todas las aplicaciones de Google (Youtube, Maps, Calendar… ninguna está).
Para algunos servicios, usar su versión web es nuestra única opción. El navegador que mejor resultado me ha dado en eficiencia energética, rapidez y facilidad de uso táctil ha sido Microsoft Edge. Toca deshacerse de los perjuicios de su antecesor, Internet Explorer. En cambio, para las aplicaciones web de Google, Chrome funciona mejor con diferencia, por lo que viene bien tener ambos.
En otros aspectos se nota que Windows 10 tiene en mente el uso táctil. Como en el teclado en pantalla, el cual es una delicia usar, siempre que no sea de manera prolongada.
Este puede partirse en dos por si estás usando las dos manos para agarrar la Surface Pro 6, puedes usar un teclado completo como el de un ordenador de escritorio o puedes usar uno más básico pero con atajos gracias a la tecla de Control.
La pantalla representa muy bien los colores, aunque el brillo de los negros queda demasiado alto para mi gusto por las noches a la hora de ver series o películas con barras negras. Eso sí, se encuentra en lo normal en el mundo de los portátiles, aunque lejos de algunas tablets OLED con soporte a contenido HDR que para consumo multimedia resultan más baratas.
También puedes aprovechar su pantalla conectando un mando de Xbox One y jugando algunos juegos poco potentes como Rocket League.
En un uso continuo de navegación web, lectura de noticias y archivos PDF, alguna partida al Solitario de Windows y reproducción de música puede llegar a durar la batería 8 horas o más. Como ocurre con los equipos Windows, es muy común que la batería varíe bastante de un uso a otro según los programas.
El brillo automático es bastante mejorable, llegando a ajustarse pocas veces respecto al ambiente. La mayoría de las veces acaba colocando la pantalla demasiado brillante. En muchas ocasiones he tenido que ajustar manualmente el brillo, llegando a tener que bajarlo un 25 % respecto al nivel automático.
De todas formas, si quieres usar toda esa potencia por la que has pagado tendrás que conectarle periféricos, pero pierde su movilidad.
La Surface Pro 6 tiene demasiada potencia como para usarla únicamente como tableta, porque se ve reflejada en su precio.
Añade un Surface Pen; multiplica las posibilidades
El bolígrafo para la Surface Pro 6 y otros dispositivos Surface, el Surface Pen, es un accesorio que permite aprovechar mucho más este equipo. Pasamos de tener una simple tableta a tener: un cuaderno para tus apuntes de clase, una libreta para tus bocetos de ideas, una tableta gráfica para tus diseños, un lienzo para tus obras de arte… Las posibilidades se multiplican.
Funciona con dos pilas AAAA, difíciles de encontrar fuera de Internet, pero es capaz de funcionar durante más de un año sin cambiarlas. Cuenta con 4098 niveles de presión (permitiendo trazos mucho más naturales) y detección de inclinación.
Las pilas AAAA parecen del pasado pero permiten al Surface Pen durar mucho más que con baterías.
Tiene un botón en el lateral que se pulsa de manera cómoda mientras lo usas y necesita la suficiente fuerza como para no pulsarse involuntariamente. En la punta contraria hay un botón de tacto más suave que actúa como goma: cuando pasas esta parte por lo trazado, lo borras.
Las puntas son intercambiables, por si alguna se rompe al caerse de punta contra el suelo o por si quieres distintos niveles de dureza. Sí, como en los lápices, hay puntas 2H, B y HB que se venden a parte. La que viene con el Surface Pen es la HB. La 2H es más dura, requiriendo menos fuerza para ejercer más presión mientras que la B es lo contrario.
De estos usos el que más he aprovechado y de hecho fue el que me convenció para llevar usando una Surface Pro 4 durante varios años es el de cuaderno para clases. Tras pasar meses con varias aplicaciones al final he acabado utilizando OneNote, la cual en esta Surface Pro 6 se comporta a la perfección.
Con OneNote puedo insertar PDFs sobre los que dibujar, resaltar y anotar todo lo que necesito durante mis clases en la universidad. El tamaño y ratio parecido a un folio DIN-A4 otorgan mucha comodidad en el uso en vertical.
En horizontal me gusta doblar el soporte al máximo para dejar el equipo ligeramente inclinado, dividir la pantalla para mostrar PDF a un lado y una hoja en blanco al otro y comenzar a tomar notas y hacer mis diagramas y esquemas.
La escritura con el Surface Pen es increíble. Como escribir en papel, pero pudiendo borrar y con muchas herramientas.
El Surface Pen es muy cómodo de utilizar. Imita a la perfección la escritura sobre un papel, a excepción de la resistencia que ejerce este al escribir. Incluso puedes apoyar toda la mano mientras escribes, pues no reconocerá esta como trazo. En mi caso no he sufrido toques involuntarios en la Surface Pro 6 aún escribiendo con la mano tocando la pantalla.
Aquí escribes sobre una superficie mucho más deslizante, pero gracias al poco grosor del cristal que cubre la pantalla, la punta del boli y los píxeles que estás pintando se encuentran muy muy muy cerca. También ayuda que la punta sea bastante fina, como la de un boli Bic.
Mi recomendación para escribir mejor es desactivar el cursor, un pequeño punto que aparece bajo la punta del boli pero que no siempre indica con total precisión donde va a tocar el boli la pantalla.
También he llegado a retocar algunos diseños vectoriales en Adobe Illustrator, donde la precisión que te da el Surface Pen se agradece mucho. Tanto Illustrator como Photoshop y aplicaciones de dibujo como Leonardo incluyen soporte completo para el Surface Pen.
A la hora de sacar tu lado más creativo el Surface Pen tiene una función muy útil además de sus 4098 niveles de presión: la detección de inclinación. Esto te permite inclinar el bolígrafo y que el programa de dibujo lo detecte para hacer como si hubieras inclinado un lapiz, difuminando así el grafito de este o lo mismo con otras herramientas como brochas.
Hay buenos detalles, pero también errores
Pero no es oro todo lo que reluce. La tecnología N-Trig que utiliza la pantalla de la Surface Pro 6 (y el resto de dispositivos Surface, que también son compatibles con el Surface Pen) tiene un fallo bastante importante.
Se trata de un error de detección que provoca que a la hora de realizar lentamente un trazado en diagonal aparezcan dientes de sierra y variaciones en vez de quedar totalmente recto.
Esto no ocurre siempre y varía según si estás tocando el metal que recubre la Surface Pro 6 o no. Comparado con otros dispositivos Surface que he probado, en la Pro 6 me ha ocurrido muy pocas veces, pero hay que tenerlo presente.
El Surface Pen también cobra utilidad en el propio manejo de Windows 10. Pulsar con el boli hace el efecto de clic izquierdo mientras que hacerlo mientras aprietas el botón lateral hace el efecto de clic derecho. Pasar el boli por encima de un elemento hace lo mismo que pasar el ratón y la goma puede realizar acciones configurables al pulsarse una vez, dos veces rápidamente o manteniéndola pulsada.
Usando para la universidad la Surface Pro 6, donde sobre todo uso OneNote, Edge, descargo archivos y tengo una pésima cobertura de Wi-Fi he conseguido alcanzar más de 6 o más horas continuas de batería. Una vez más, muy variables según el uso, llegando a superar las 8 horas en alguna ocasión.
La Surface Pro 6 con el Surface Pen mejora como tableta y se convierte en una gran herramienta para estudiantes y artistas.
Type Cover: Una funda con teclado de calidad para sacar el máximo partido
La Surface Pro 6 es una tableta, por eso me gusta más llamarla “la” Surface. Con el Surface Pen puedes hacer mucho más con esa tableta, pero es con la funda con teclado, llamada Type Cover, con la que esta tableta se convierte en portatil.
La Type Cover es una funda que se conecta a la Surface Pro 6 usando los pines magnéticos de la parte inferior y cubre el frontal al completo del equipo. Por la parte exterior tiene un acabado un poco aterciopelado mientras que en la parte interior se encuentra el teclado de plástico mate, el touchpad de cristal y el resto es de tela lisa. Existe también una versión de esta funda con la tela premium Alcantara y una con sensor de huellas, pero no las hemos podido probar.
El teclado está formado de teclas chiclet de apenas 1.5 mm de grosor hechas de plástico mate y mecanismo de membrana. Las teclas son cuadradas y cuentan con una disposición QWERTY estándar en distribución española. Estas responden perfectamente aunque pulses en las esquinas.
Esto significa que tenemos la tecla Ñ, el “Enter” de dos filas de alto y lo más importante: ocupa exactamente el mismo espacio que cualquier teclado QWERTY estándar. No es más pequeño ni está compactado por lo que el periodo de aclimatación acaba siendo nulo.
El tacto es muy bueno y las pulsaciones están al nivel de los mejores teclados de membrana de tamaño tradicional, siendo de los mejores en un portátil (oh, pero es una tablet). No se puede pedir mucho más en una funda tan fina y ligera. Todas las palabras que aquí se incluyen están siendo tecleadas en esta funda y no tengo queja alguna. Luego puedo ir a mi teclado gaming de escritorio y teclear exactamente igual sin problema.
Gracias al uso del marco inferior del frontal, el teclado puede inclinarse ligeramente para teclear más cómodamente que usándolo plano. También lo vuelve mucho más estable cuando tecleamos con la Surface Pro 6 en nuestro regazo. De hecho, le di un buen trote en un viaje en autobús llegando a escribir más de 6000 palabras sobre mi regazo. De nuevo, sin queja.
La mayor diferencia que encontramos en el teclado respecto al de cualquier otro portátil es que debajo hay aire y está hecho de materiales blandos mayoritariamente. Por tanto, si eres de pulsar las teclas con mucho ímpetu ese notar que el teclado se hunde un poco puede llegar a molestarte. A mi en cambio no.
El teclado también cuenta con retroiluminación ajustable en varios niveles que realmente son útiles según el momento del día. La fila superior está reservada a las teclas de función pero si no tenemos activada (no hace falta mantener pulsada) la tecla “Fn” actuarán como controles multimedia o para subir y bajar el brillo de la pantalla y teclas.
No siempre es mejor usar una pantalla táctil
Junto al teclado, en la funda, hay un touchpad para mover el cursor que si bien no es pequeño, queda en ridículo frente al tamaño del de los Macbook Pro. Está recubierto de cristal, consiguiendo poder deslizar los dedos a la perfección y con precisión. No notas que se queden atascados los dedos y puedes hacer gestos con 2, 3 y hasta 4 dedos (configurables, además).
También he podido probar el Surface Arc Mouse, una nueva versión de este particular ratón inalámbrico (a través de Bluetooth) de Microsoft que es capaz de quedar plano para no ocupar espacio. Eso lo hace a la perfección.
En cambio, pese a haber ajustado varias veces la sensibilidad desde los ajustes de Windows 10, no he quedado contento con la precisión del ratón. En ocasiones, alcanzar algunos botones muy pequeños (los cuales son incómodos también de alcanzar con la pantalla táctil) me ha resultado una odisea.
Si bien botones tan pequeños escasean, todavía se ven en programas de escritorio sin adaptar a pantallas de gran resolución. Pero no se queda ahí y esta falta de precisión acaba afectando también en el uso de programas como Adobe Illustrator.
El Arc Mouse dispone de una zona táctil en la punta superior, donde deberían estar los botones de clic izquierdo, derecho y la rueda de desplazamiento. Queda muy futurista, pero no está bien aprovechado por diversas razones:
- Si tienes los dos dedos sobre el ratón, uno en la zona izquierda y otro en la derecha y pulsas con el derecho, detecta que se ha hecho una pulsación y que hay un dedo en la parte izquierda y hace incorrectamente un clic izquierdo.
- Puedes hacer deslizamiento vertical arrastrando el dedo de delante hacia atrás y viceversa, pero también puedes hacer desplazamiento horizontal. Eso está muy bien, excepto que pese a tener una zona táctil amplia, no tiene más gestos.
- Una vez más, como el Surface Pen o incluso los mandos de Xbox, este accesorio usa pilas en vez de baterías. Duran más, pero cuando te quedes sin carga… buena suerte.
Es capaz de mantenerse bastante rígido cuando está activado, teniendo que hacer una fuerza superior a la que haces cuando sujetas un ratón para provocar que se quede plano. Al final, con el uso, acabas acostumbrándote a no tener nada debajo, pero se hace bastante raro al inicio, sin saber dónde apoyar el resto de tus dedos.
Pero pese a todo y con el elevado coste no sería un accesorio que recomendara. La propia Microsoft bajo la marca Surface tiene ratones inalámbricos más normales y baratos de buena calidad.
Por fin puedes sacarle su verdadera potencia
Pero lo verdaderamente bueno de contar con la funda-teclado Type Cover es que la Surface Pro 6 por fin puede usar toda su potencia contenida. ¡Ahora tienes un portátil con Windows 10! La unidad que he podido probar disponía de un Intel Core i5, 8 GB de memoria RAM y 256 GB de almacenamiento SSD. Puedes configurar una Surface Pro 6 hasta con un Intel Core i7, 16 GB de memoria RAM y 1 TB de almacenamiento SSD. Toda una bestia.
A continuación, puedes ver algunos benchmarks de nuestra Surface Pro 6:
Durante las semanas de prueba de la Surface Pro 6, ha sido mi inseparable compañera para todo. Y cuando digo todo un gran porcentaje es programar (es lo que tiene una ingeniería informática). En ningún momento he notado falta de potencia, todo ha ido a la perfección.
Ha sabido estar a la altura incluso abusando de la multitarea y la GPU con multitud de programas abiertos en primer plano y conectado a través del Surface Dock a un monitor el externo.
La GPU integrada en el procesador, una Intel UHD Graphics 620, es capaz de mover pantallas 4K sin problemas. Por ejemplo, para reproducir una película 4K de Netflix en tu televisión. Pero tampoco ha quedado en ridículo en tareas más potentes, como usar el programa de edición vectorial Adobe Illustrator o haciendo procesado de imágenes con OpenCV.
Pero si que es la GPU la culpable de que la Surface Pro 6 no consiga el máximo rendimiento posible pues se queda corta para jugar y para grandes ediciones de vídeo. Podremos divertirnos con partidas de Overwatch, League of Legends, Minecraft, Rocket League o Fortnite, pero para nada títulos de gran calidad gráfica actuales.
Nunca escucharás ningún ruido proveniente del dispositivo, dado que en los modelos con procesador Intel Core i5, gracias a la eficiencia de este, no hay ventiladores. Si que sigue presente la rejilla de ventilación que rodea la parte trasera pero queda perfectamente integrada en el diseño.
No llega a calentarse en exceso, pero a una temperatura superior se nota bastante a la hora de escribir que la pantalla desprende calor. Lo bueno es que nunca notarás calor en tus piernas por mucho que lo uses como portátil encima de ellas.
Tras un día intensivo de programación con el IDE Visual Studio, utilizando bastante la cámara frontal para procesado de imagen y pasar horas escribiendo en Microsoft Word la batería ha conseguido aguantar 7 horas consecutivas. ¡Ah! Y con Spotify de fondo reproduciendo a través de auriculares Jack.
Pese al sobrecoste de la funda con teclado, es con ella con la que la Surface Pro 6 tiene más utilidad por precio.
Conclusión: un gran equipo un poco anclado en el pasado
Como he podido contarte, la Surface Pro 6 es una tableta potente pero cara para su uso como tableta (a no ser que la uses de sobremesa también). Son los accesorios principales (el Surface Pen y la Type Cover) los que verdaderamente permiten aprovechar cada euro invertido, pero a cambio esto significa desembolsar más dinero.
Los precios oficiales del pack que he podido probar para este análisis son los siguientes:
- Surface Pro 6 (Core i5-U + 8 GB RAM + 256 GB SSD) = 1349 €
- Surface Pen = 109 €
- Type Cover / Funda con teclado = 149 €
- Surface Arc Mouse = 89 €
Esto hace un total, sin el ratón, de 1607 € por la experiencia convertible total. Es un precio muy prohibitivo, aunque aún a ese precio no tiene competencia alguna por la versatilidad que ofrece. Si quieres un mismo dispositivo que sea tu tableta, tu portátil, tu cuaderno e incluso tu sobremesa y todo ello con una buena experiencia, la Surface Pro 6 es tu dispositivo.
Pero Microsoft se está empezando a quedar atrás. Hay poca competencia en el mercado de convertibles de calidad como la Surface Pro 6, pero hay aspectos clave que hay que pulir como:
- Los fallos en la detección de trazados con el Surface Pen pueden llegar a desquiciar a algunos aunque ocurra pocas veces.
- La falta de USB-C para carga y Thunderbolt 3 para tener la opción de suplir la falta de GPU dedicada con una externa.
- Una reducción de peso, grosor y marcos, de manera proporcional, para que no haga el dispositivo más incómodo de sujetar.
- Aunque ya es un paso tener brillo automático en un “portátil”, como tablet, necesita que mejore este aspecto.
Estos no son aspectos que hagan que no sea un dispositivo recomendable¸ pero si que se echan en falta en un dispositivo tan caro y de alta gama en 2019. Al fin y al cabo, esta Surface Pro 6 es una mera actualización de procesador de la Surface Pro (2017) que a su vez era una pequeña mejora de diseño sobre la Surface Pro 4 de 2015.
A quien recomendaría la Surface Pro 6
La Surface Pro 6 es un gran equipo pero las Surface Pro no están hechas para todos. Por suerte no hace falta irse de la familia Surface para encontrar opciones para todas las necesidades.
Recomendaría la Surface Pro 6 a aquellos profesionales y estudiantes que necesitan de un dispositivo ligero pero a la vez potente y capaz de hacer funcionar sin problemas cualquier programa de Windows 10, desde los de toda la vida hasta los más modernos.
La Surface Pro 6 es un muy buen dispositivo para profesionales y estudiantes que necesitan Windows 10 al completo.
Para empresas, existen versiones de la Surface Pro 6 con procesador vPro. Los estudiantes, sobre todo de ingeniería y diseño, agradecerán poder tomar apuntes a mano, hacer diagramas y bocetos para cada idea que les surja (ayuda bastante al estudio y desarrollo; experiencia propia) y utilizar sin problemas programas tradicionales como editores de programación, la suite de Adobe y otros. Todo ello sin llevar una tonelada a la espalda.
No recomendaría la Surface Pro 6 a aquellos que necesiten un uso intensivo de la GPU, como los profesionales de la edición de vídeo. Algunos portátiles con gráficas integradas disponen de las Intel Iris Graphics que son más potentes. Además, la Surface Pro 6 no dispone de puerto Thunderbolt 3 para añadir una GPU externa. La solución es dar el salto a la Surface Book 2 con gráfica Nvidia GTX 1050 o 1060.
El alto coste de la Surface Pro 6 hace que se escape del presupuesto de muchos estudiantes que solo busquen una tableta para escribir. Pero no está perdido. La Surface Go cuesta la mitad, es más pequeña y cuenta con la misma tecnología para escritura que la Surface Pro 6. Aunque puede ejecutar Windows 10, la potencia del procesador Intel Pentium Gold puede quedarse corta en momentos de mucha carga.