Mucha gente no lo conoce, pero uno de mis programas de televisión favoritos es Gaki no Tsukai, que lleva ya treinta años entreteniendo a millones de hogares japoneses. Está basado en gags, sketches y bromas, y una de mis preferidas es cuando uno de los miembros del programa decide ponerse en peligro con una proeza, sólo para descubrir que nos está engañando.
Por ejemplo, en un programa uno de los presentadores decide intentar subir por unas empinadas escaleras usando una moto de cross; después de unos minutos de tensión, llega a la cima y descubrimos que está sosteniendo el manillar y parte del guardabarro y haciendo ruidos con la boca.
Lo cual nos lleva a Huawei. Sí, se que acabo de pegar un giro de noventa grados, pero puedo explicarlo. Porque últimamente, cuando veo a Huawei veo a alguien sosteniendo un volante e imitando el sonido del escape, como si no fuese consciente de que todo el mundo le puede ver.
Huawei, inicios humildes
Y es que al principio, nadie le veía. Huawei era una de las incontables empresas chinas dedicada a un nicho concreto, en su caso, la telefonía. No fue hasta principios de los 2000 que empezó a ser reconocido como un nombre importante en el sector de las telecomunicaciones; pero seamos sinceros, la mayoría no empezamos a hablar de Huawei hasta que empezó a ofrecer móviles Android baratos.
En los inicios de los smartphones tal y como los conocemos, no todo el mundo podía comprarse un iPhone o un Nexus y menos aún en China. Fabricantes como Huawei aprovecharon su oportunidad, lanzando terminales basados en AOSP; el proyecto de código abierto de Google en el que se basa "Android" tal y como lo conocemos. Huawei sólo tenía que desarrollar una capa y sus propias apps, y tenía un smartphone muy atractivo, por una fracción del precio.
Pero Huawei tenía una ventaja respecto al resto de fabricantes: su presencia en occidente, gracias a alianzas con empresas estadounidenses y europeas para su división de telecomunicaciones. Esto le permitió llegar a estos mercados antes que el resto, ofreciendo móviles con Android completo.
Huawei aprovechó esta oportunidad, y pasó de ser un fabricante más, a una de las referencias del mercado; llegó incluso a convertirse en el ojito derecho de Google, después del encontronazo de esta con Samsung. Pero entonces, el sueño empezó a romperse.
Enemigo del estado (estadounidense)
Decir que los problemas de Huawei empezaron con Donald Trump es simplificar demasiado las cosas. Lo cierto es que la compañía comandada por Ren Zhengfei ya se había metido en algunos escándalos, como imagen pública de China en el mundo.
Huawei fue acusada en varias ocasiones de implementar "puertas traseras", conexiones que permitían robar datos e información que pasaban por los routers y las estaciones de telefonía del fabricante. Los móviles también sufrieron esta asociación, y de repente, mucha gente empezó a fijarse de dónde provenían estos fabricantes, aparentemente capaces de ofrecer mejores productos, pero más baratos.
Así las cosas, era inevitable que Huawei fuese la gran damnificada por el choque entre el gobierno comunista de China y el gabinete de Donald Trump. Huawei era lo suficientemente popular como para ser reconocible para el ciudadano medio, pero no tanto como para afectar seriamente a su vida diaria si de repente desaparecía del mapa.
Ser incluida en la "lista negra" de empresas que no pueden hacer negocios con compañías estadounidenses ha hecho más daño a Huawei de lo que sus dirigentes quieren admitir. No solo se han rescindido contratos millonarios, también ha perdido muchos de los proveedores en los que se basa su negocio.
Y ahí está parte del problema: que Huawei sigue actuando como si no hubiese pasado nada. Como si el coche no se hubiese desintegrado y no estuviesen llevando un chasis como si fueran los Picapiedra.
Móviles Android sin Google, coches sin ruedas
Porque esa es la sensación cuando te gastas 1.200 € en un móvil que no puede usar Whatsapp al sacarlo de la caja. Hablo del Mate 30 Pro, el nuevo modelo de referencia de Huawei con el que el fabricante ha echado el resto.
El Mate 30 y el Mate 30 Pro son móviles espectaculares, de lo mejorcito que nos ha dado el 2019. Pero también son pisapapeles muy bonitos para la inmensa mayoría de usuarios. Porque estos son los primeros modelos que no tienen Android con las apps y servicios de Google.
Se dice mucho que Android es software libre, y que eso significa que cualquiera puede copiarlo y usarlo, pero eso no es totalmente cierto. AOSP, la base de lo que conocemos como "Android", sí está abierta para todo el mundo; y en países como China, es la única parte de Android que se usa.
Pero para el resto del mundo, Android implica tener también una serie de apps básicas preinstaladas, como un navegador web, y más importante, una tienda de apps (Google Play). Porque sin esa tienda, no vas a poder instalar aplicaciones de manera sencilla, sólo con pulsar un botón.
Los Mate 30 y 30 Pro no tienen Google Play; en vez de eso, tienen aplicaciones de Huawei preinstaladas, y acceso a una tienda propia, que no tiene ni de lejos la misma variedad que Google Play, ni las apps que la mayoría espera. Como por ejemplo, Whatsapp, o Facebook, algunas de las apps más usadas en todo el planeta.
Móviles para expertos
Hay que aclarar que eso no significa que no puedas usar Whatsapp y las apps de Google en tu Huawei; es sólo que tienes que usar métodos más complicados, como instalar un archivo .apk por separado o entrar en una página concreta y seguir unos pasos.
Pero seamos sinceros, eso es algo que no hará casi nadie. Sí, el lector de Omicrono y El Androide Libre no tiene problemas en "ensuciarse las manos" y buscar software en sitios no oficiales, y dar varios saltos hasta conseguir lo que quiere. Pero no podemos decir lo mismo del usuario medio, mucho menos de uno acostumbrado a abrir Google Play y pulsar en "Instalar".
La gran injusticia de los Mate 30 y 30 Pro es que sólo los podrán disfrutar una pequeña porción de usuarios; justo los que están más informados, y saben del riesgo de comprarlos.
Todo al 5G
Lo peor de todo es que Huawei está actuando como si no hubiese ningún problema. La táctica de Huawei parece consistir en ponerse en posición fetal y esperar a que el peligro pase.
Da la sensación de que en la compañía creen que todo esto pasará, que China y EEUU harán las paces y que todo volverá a la normalidad antes de que nos demos cuenta. Pero ya ha pasado casi medio año, y no pinta que la situación vaya a cambiar pronto.
La confianza de que todo va a salir bien se basa en la posición de Huawei en la implantación de 5G. Es innegable que Huawei es una de las compañías punteras en la nueva red, más rápida y fiable; pero no es menos cierto que el veto de EEUU le ha afectado, al tener que cambiar de proveedores.
Desde Huawei la posición oficial es que EEUU tiene más que perder en esta situación; el propio CEO, Ren Zhengfei llegó enviar un mensaje al gobierno de Trump, afirmando que no le importaba licenciar su tecnología. Por el momento, no hay noticias de ninguna empresa estadounidense que haya aceptado.
Sí que pueden ser más preocupantes las noticias sobre la adopción de la tecnología 5G de Huawei. Algunos países dudan sobre si permitir la entrada de Huawei en sus redes. El gobierno del Reino Unido, por ejemplo, se vio envuelto esta semana en una cierta confusión, después de que The Times revelase que el Primer Ministro Boris Johnson se mostraba abierto a permitir la entrada de Huawei.
Sin embargo, esta filtración fue negada por el gabinete de prensa rápidamente, ya que podría provocar rencillas con su principal aliado económico después del brexit, EEUU. El Reino Unido aún no ha definido qué empresas podrán participar en la adopción de 5G, una decisión que tendrá peso en las próximas elecciones.
En cambio, otros países como Suecia han sido más tajantes, llegando a plantear nuevas leyes para dejar fuera a Huawei. Recordemos que Ericsson, una empresa sueca, es uno de los principales competidores de Huawei
Es un asunto internacional, y hasta la OTAN podría verse involucrada. Como informa Europa Press, los ministros de defensa de la OTAN han acordado una evaluación de los riesgos que supone incluir a ciertas compañías en el desarrollo de 5G; el nombre de Huawei no ha sido nombrado, pero dice mucho de la situación actual.
Apostarlo todo porque su tecnología de 5G convenza a los gobiernos es peligroso para Huawei, pero ese es el camino que ha decidido tomar. Mientras tanto, algunos seguimos esperando a que termine el chiste.