Puede que los que tengáis ya una edad recordéis a Aibo, el famoso perro robótico avanzado que Sony llevó al mercado hace años. El cacharro (o... cachorro (perdón)) no llegó a buen puerto, en parte por su excesivo precio. Superaba los 2.000 dólares y no se vio más que en unos pocos hogares adinerados. Desde entonces, las mascotas robóticas no han tenido un espectro comercial demasiado ampliado.
Pero, ¿y si se pusieran otra vez de moda? ¿Y si fueran lo suficientemente accesibles para que todos los niños del mundo lo tuvieran en sus casas? Lo cierto es que sin ser un dispositivo que se pueda encontrar fácilmente, este se puede encontrar en bastantes sitios de Internet. Como este adorable gato robot que puedes comprar en Kickstarter.
Un gato robot con tecnología avanzada y sustancialmente más barato que los primeros prototipos que vimos en el mercado, como Aibo, que ahora se postula como un posible preludio para la popularización de estos dispositivos. ¿Podrían ser las mascotas robóticas el futuro de los hogares?
El gato robot que te acompañará como si fuera uno real
He aquí MarsCat, el que se considera por parte de su desarrolladora (Elephant Robotics) un "gato biónico". Porque sí, este robotito va más allá de ser simplemente un muñeco de metal con un par de movimientos; alberga bastante tecnología en su interior, de tal forma que se puede convertir en una mascota real que imita todo lo que hacen las originales.
El gato disponible en gris, marrón, negro y blanco tiene 6 sensores táctiles capacitivos, una cámara de 5 megapíxeles para ayudarlo a "ver" su alrededor y está potenciado con una Raspberry Pi 3. La batería dura unas 2 o 3 horas dependiendo del uso. Esta autonomía puede extenderse hasta unas nada desdeñables 5 horas por ejemplo si el gato está tumbado o sentado.
Pero, ¿qué hace un gato robot? Pues... cosas de gatos. Elephant Robotics se encarga de darle al MarsCat una personalidad propia de un felino, y por ello tiene algunos de sus mayores maniarismos. Toca la pared para intentar atrapar algo, estirarse o aceptar caricias en la barbilla o en la cabeza como si fuera un gato real.
Además, está dotado de capacidad de aprendizaje. Si hablamos mucho con el gato o le hacemos mucho caso, maullará con frecuencia para respondernos. El gato robot es capaz de reconocer hasta 20 palabras y podrá distinguir comandos de voz provenientes de otras personas y reconocerlos así. Lo más curioso del gato es que podremos programarlo a nuestro gusto.
Gracias a su API abierta y a su Raspberry Pi los usuarios podrán programar acciones en el gato. Por ahora no se pueden subir los proyectos de los desarrolladores usando esta API, pero Elephant Robotics asegura que en el momento en el que el gato empiece a enviarse a los patrocinadores del proyecto de Kickstarter.
El "bicho" no es barato; a las primeras 100 personas que soporten el proyecto les costará unos 649 dólares. Todo apunta a que ha sido así; de los 20.000 dólares que pedían en su campaña de Kickstarter, han conseguido más de 23.000, por lo que el precio aumentará. Cuando salga a la venta, tendrá un coste de 1.299 dólares. Un coste alto pero inferior al que tuvo Aibo en su día, de 2.899 dólares.
¿Este podría ser el futuro de las mascotas robot?
De nuevo, MarsCat no es un producto para todo el mundo. Su precio puede ser prohibitivo para muchos, solo por el hecho de tener un gato robot que hace esencialmente lo mismo que un gato normal que puedes adoptar. No obstante, el tener una mascota hecha máquina tiene muchas ventajas.
La primera es que no hace sus necesidades. Adoramos a los animales, sin duda, pero ver caca y pis por todos lados no es del agrado de todo el mundo. Por otra parte, esta puede ser la opción ideal para todos aquellos que quieran una mascota pero que no tienen la capacidad o el conocimiento suficientes para cuidar de un ser vivo (y de tomar la responsabilidad que merece tal situación).
Algunos argumentan que esta clase de mascotas son el futuro. Las urbes tendrían mejor convivencia, se evitarían problemas sanitarios relacionados con las muertes y necesidades de estos animales. También podría caber la posibilidad de que estos animales quedaran reservados para los entornos rurales, quedándose los robóticos en sitios más urbanos.
Otros, como un servidor, pensamos que no. Este es un producto de nicho y lujo que no se ha vuelto mainstream incluso en una sociedad altamente informatizada. El coste es el principal escollo, ya que es un producto que cuesta tanto desarrollar que es imposible no ponerle un coste prohitivo que, a efectos prácticos, da pocos o ningún beneficio real.
¿Y tú, qué piensas?