La miniaturización del hardware ha permitido crear wearables más pequeños y fáciles de usar para nuestro día a día; pero la verdadera revolución no llegará con los relojes inteligentes, sino en el campo de la medicina.
Los nuevos wearables pueden cumplir funciones que hasta ahora necesitaban la actuación de un profesional; o incluso pueden abrir la puerta a nuevos tipos de tratamiento, en los que el paciente no tenga que hacer nada.
La nueva venda inteligente diseñada y desarrollada por ingenieros biomédicos de las universidades de Nebraska-Lincoln, Harvard, y las escuelas de medicina e ingeniería de la UConn es uno de los mejores ejemplos que hemos visto hasta ahora.
El peligro de las heridas crónicas
El objetivo de este desarrollo conjunto estaba en el tratamiento de las heridas crónicas o con dificultades para sanar; son más comunes en pacientes con diabetes, y en los peores casos pueden necesitar la amputación del miembro. Incluso las heridas más pequeñas pueden presentar dificultades si no cicatrizan; en ese caso, el riesgo de infección es demasiado grande, y su tratamiento es demasiado complicado.
La solución ideada por estos ingenieros biomédicos consiste en dos partes. Para empezar, la "venda" en sí, un dispositivo wearable que se pone en la piel; y segundo, un dispositivo como un smartphone que permita controlarlo.
Aunque a simple vista parezca un simple parche, en realidad esta venda está equipada con agujas en miniatura que pueden ser controladas de manera inalámbrica; de esta manera, es posible programar la inyección de medicamentos en el momento preciso, sin necesidad de que el profesional médico esté presente.
La venda inteligente
El objetivo es ser capaz de mantener el tratamiento sin necesidad de que el paciente permanezca ingresado, o que este vaya al centro de salud. La venda no debe ser cambiada constantemente, por lo que es posible dejar que la herida se cure sin obligar al paciente a moverse siquiera.
Para curar una herida crónica, es necesario el uso de diferentes medicamentos en cada parte del tratamiento; una venda como esta es capaz de inyectar cada compuesto en el momento adecuado de manera automática, sin seguir ninguna instrucción del médico.
Otra ventaja es que no requiere de pinchazos continuos, o de mantener una vía para la inyección de los medicamentos. El funcionamiento de las micro-agujas es imperceptible para el paciente, aunque son capaces de penetrar la piel sin problemas e inyectar el medicamento cerca de la herida, sin provocar más daño o inflamación.
Las primeras pruebas en ratones diabéticos han tenido éxito, y las heridas se curaron sin dejar cicatrices; el siguiente paso serán las pruebas en humanos. Potencialmente, estos dispositivos podrían reemplazar a los tratamientos actuales.