El coronavirus ha cambiado la conversación global, pero no conviene olvidar que hasta finales de 2019, China estaba protagonizando una polémica internacional por su tratamiento de la mayoría musulmana de la región de Sinkiang.
La etnia uigur es mayoritaria en esta "región administrativa especial", como la define el gobierno central; como la zona más extrema y menos poblada del país, ha servido de resistencia de grupos minoritarios. Algo que el gobierno quiere cambiar, con medidas como la migración desde otros puntos del país e incluso campos de "reeducación".
Ahora un informe del Australian Strategic Policy Institute, compuesto por expertos en política y fundado por el gobierno australiano, afirma que estas minorías no sólo están siendo indoctrinadas en los valores comunistas; también que están siendo usadas como mano de obra barata.
Trabajos forzados en fábricas del sector tecnológico
China es la fábrica del mundo, y una buena cantidad de los productos consumidos en occidente provienen de allí; desde simples juguetes de plástico a smartphones. Según el informe, unos 80.000 uigurs fueron realojados y obligados a trabajar en algunas de las principales fábricas del país.
Estos ciudadanos, en su mayoría musulmanes, habrían formado parte del programa "Ayuda de Sinkiang", destinados a formar prte del personal de fábricas dedicadas a suministros para grandes marcas globales, como Apple, Nike, Amazon o Dell. Unas 83 compañías extranjeras se habrían beneficiado del trabajo impuesto por este programa.
Pese a que los medios oficiales chinos han defendido estas prácticas afirmando que el trabajo es "voluntario", según el informe, para los uigurs sería "extremadamente difícil" rechazar la asignación; entre otras cosas, por las amenazas de detenciones arbitrarias que formarían parte de una nueva "fase de represión" organizada por el gobierno chino.
Las fábricas chinas suponen el corazón de muchas industrias, especialmente la tecnológica; para asegurar que la producción sigue a niveles atractivos para estas compañías, los gobiernos locales e inversores privados habrían impuesto "pago por cabeza" para organizar el programa y conseguir mano de obra barata.
En concreto, el informe destaca la manera en la que estas empresas tecnológicas se habrían aprovechado de este esquema, y el nombre de Apple aparece a menudo.
Habrían fabricado componentes para Apple
Los investigadores habrían encontrado pruebas de trabajos forzados en las fábricas de Foxconn en Zhengzhou; esta es la llamada "iPhone City", por depender en buena medida de estas inversiones: 350.000 personas son empleadas en estas fábricas, para producir aproximadamente la mitad de todos los iPhone del mundo. Son las mismas fábricas que ahora, con la crisis del coronavirus, están ofreciendo hasta el doble del sueldo para que los trabajadores acepten volver a sus puestos pese al posible peligro de ser infectados.
Al menos 2.700 personas de etnia uigur habrían sido transferidas a fábricas encargadas de producir componentes y dispositivos para Apple. Esta no es la primera vez que la producción de Apple en China está bajo sospecha; las condiciones de trabajo en las fábricas de sus suministradores siempre han sido motivo de polémica, incluyendo los ya famosos suicidios de trabajadores.
Pese a esto, Apple ha defendido su producción en China; el propio Tim Cook visitó una de las fábricas mencionadas en el informe con motivo de la producción del iPhone X, elogiando su "enfoque humano". Por el momento, Apple no ha reaccionado a la publicación de este informe.