Adiós a la obsolescencia programada: la Unión Europea la regulará
La Unión Europea ha anunciado un proyecto de economía circular que pretende acabar con la obsolescencia programada.
11 marzo, 2020 12:11Noticias relacionadas
La llamada obsolescencia programada es uno de los males tecnológicos de nuestra era. Para favorecer que se sigan vendiendo nuevos modelos de dispositivos tecnológicos, los fabricantes intentan evitar que tengan una vida útil muy durarera para forzar al usuario a renovarlo lo antes posible en cuanto este le esté dando problemas.
La Unión Europea es consciente de este hecho y del impacto medioambiental que supone por los residuos tecnológicos que conlleva. Han anunciado un proyecto de economía circular que buscará que la vida útil de nuestros dispositivos sea mayor, y así, tener menos residuos.
Medidas que afectarán a nuestros dispositivos electrónicos y TIC, incluyendo smartphones o teléfonos móviles, ordenadores portátiles, tablets, etcétera. Así, estos estarán diseñados para que puedan seguir una serie de pautas que sean más amigables con el Medio Ambiente y, sobre todo, que sean más amigables con el usuario.
La obsolescencia programada podría desaparecer
Estas medidas reglamentarias entrarán en virtud de la Directiva de diseño ecológico. En general, se buscará mejorar la eficiencia y la reparabilidad para que el usuario tenga una mejor capacidad de mantenimiento y reutilización. Se espera que con estas iniciativas el usuario pueda mantener sus productos más tiempo, que su dispositivo tenga más soporte para actualizaciones futuras y tenga una mejor durabilidad energética.
El paquete de medidas se engloba dentro del plan de acción de Economía Circular que se ha presentado este miércoles por la Comisión Europea. Se incluirá dentro del Pacto Verde Europeo. Tendrá como objetivo "garantizar que los recursos utilizados se mantgengan en la economía de la UE durante el mayor tiempo posible".
El usuario tendrá mejor acceso a información sobre reparabilidad y durabilidad, dándole más posibilidades para ejercer su "derecho a reparar", para así tomar decisiones plenamente conscientes en referencia a cuestiones medioambientales. Por otra parte, la legislación propuesta por la Comisión quiere que los productos que circulen por la UE estén diseñados "para durar más en el tiempo, sean más fáciles de reutilizar, reparar y reciclar e incorporar la mayor cantidad posible de amterial reciclado [...]".
Más que por el derecho a reparar, Bruselas pretende enmarcar todas estas medidas en un espectro medioambiental. No sólo hablamos de dispositivos electrónicos; se incluirá en este plan de acción las abterías de los vehículos, el embalaje de los nuevos dispositivos, los materiales usados en los mismos, textiles, etcétera. Otros productos tecnológicos tremendamente sujetos a la obsolescencia programada como los consumibles o las impresoras también estarán incluidos.
No es para menos; la obsolescencia programada puede aplicarse de multitud de formas provocando que dispositivos plenamente funcionales se desechen por diversos motivos. Difícil reparibilidad (el clásico caso en el que comprar un smartphone sale más rentable que reparar el nuestro), abandono a nivel de softare o componentes con una duración de usabilidad muy limitada. Ya vimos que el problema del software desembocaba no sólo en dispositivos obsoletos, sino en smartphones tremendamente expuestos a fallos de seguridad.
Mano dura por parte de la UE
Se realizará un tratamiento de los desechos generados por esta obsolescencia programada, se mejorará la sostenibilidad y el potencial circular de las baterías, componente que debido a su uso prolongado en el tiempo suele desecharse con mucha facilidad generando todavía más residuos.
Los productos que pasen por este plan de acción serán, en definitiva, "más fáciles de reutilizar, reparar y reciclar". Algunas medidas se basarán en restringir el uso único del dispositivo, tratar la obsolescencia excesivamente prematura y sobre todo se prohibirá la destrucción de bienes duraderos no vendidos".
Esta medida llega en un momento en el que la fiabilidad sobre ciertas marcas en este apartado ha ido decreciendo a medida que los escándalos se iban sucediendo. Quizás el más mediático ha sido el caso de Apple, que fue condenada por ralentizar iPhones antiguos supuestamente para mejorar la durabilidad de las baterías de los mismos.