Con la llegada de septiembre son muchos los españoles que aprovechan para renovar sus equipos. Bien sea porque empiezan una nueva etapa escolar donde las exigencias son distintas, o bien porque lo necesitan para su desarrollo laboral. Una exigencia que ahora ha crecido con la ampliación del teletrabajo.
El proceso de compra es complicado, especialmente cuando se trata de dispositivos portátiles. No sólo porque la variante del precio entre en juego, o porque el usuario no sabe en qué fijarse, sino porque ya es una realidad una variante enorme: olvidarse del portátil y optar por un iPad.
¿Portátil o tablet? Una decisión de compra complicada por el temor de dar el salto a un mundo post-PC. Yo mismo me lo plantee hace 3 años, cuando me tocaba renovar el portátil. Al final opté por lo seguro. Compré un MacBook Pro de 13 pulgadas, i5 hasta 3,6 GHz) y 8 GB de RAM, suficiente para mi trabajo. Un ordenador que lleva unos meses con uso testimonial porque he pasado a usar el iPad Pro de 12,9 pulgadas con Magic Keyboard como equipo principal.
iPad Pro frente a MacBook Pro
El pasado marzo Apple renovó su iPad más avanzado. Más allá de hacerlo más potente, rápido, mejorar sus cámaras y añadirle un sensor LiDAR, el verdadero factor que cambió el juego a favor del iPad Pro fue una actualización de iPadOS y el Magic Keyboard, un accesorio que termina de dar sentido al equipo permitiendo que el iPad sea de verdad nuestro nuevo ordenador.
Y es que si planteas comprar el iPad Pro como equipo principal, el Magic Keyboard es casi indispensable. Transforma por completo el dispositivo y nos da la versatilidad de un dos en uno. Tendremos las ventajas de usarlo únicamente como tableta, así como tener una alternativa real a un portátil para cuando nos haga falta.
En mi caso, el 90% del tiempo lo he utilizado como un portátil. Sin embargo, he conseguido aprovecharlo además para usarlo sin teclado en los ratos de ocio en el sofá con juegos como Grindstone o Among Us o simplemente para leer y navegar por internet.
En cuanto a dimensiones no he notado un gran cambio. Venía trabajando con una pantalla de 13 pulgadas con lo que he estado bastante cómodo con el paso a las 12,9 pulgadas. Eso sí, la sensación de inmersión en el contenido es mayor en el iPad pues, gracias al mecanismo de sujeción de la pantalla flotante del Magic Keyboard nuestros ojos quedan más cerca del panel. El efecto es que estamos con una pantalla algo más grande. Además, la tecnología ProMotion y True Tone hace que el contenido se vea realmente mejor.
Tampoco he notado diferencia con respecto al peso. La combinación del iPad Pro con el Magic Keyboard es pesada para lo que esperaríamos de una tablet ya que sube hasta 1,3 kg, apenas 100 gramos menos que mi MacBook Pro. Sí que se nota cuando se usa el iPad sin el accesorio de teclado ya que se queda en 643 gramos. Eso sí, es notablemente más cómodo escribir con el iPad Pro y la funda con teclado que con el MacBook debido a su estabilidad y robustez.
Asimismo, la autonomía la he mantenido. Tanto en el MacBook como en el iPad he contado con en torno a 9 horas de autonomía con el uso que le doy, que principalmente son labores de gestión web, escritura de contenido, edición de fotografía y vídeo, así como una intensa multitarea con videollamadas y conversación con el equipo constante.
Un cambio de concepto
Si das el salto al iPad Pro, el principal cambio que experimentarás es cómo pasas a relacionarte con la máquina. Aunque a partir de iPadOS 13.4 el uso del ratón (ya sea trackpad o bluetooth) es muy cómodo y se adapta al contenido, sigue siendo un iPad, para bien y para mal. Ante ciertas tareas tenemos que pensar cómo lo haríamos con un portátil y otras veces cómo se hace en el iPad.
Es cierto que el salto al iPad Pro no era mi primer contacto con una tablet de la compañía. Conocer cuáles son los gestos y posibilidades que tenemos para movernos con soltura por la interfaz son claves para verdaderamente aprovechar todas las oportunidades. Si no es así, el cambio de concepto puede abrumar y requiere un proceso de aprendizaje previo.
Es fundamental conocer conceptos como cómo aprovechar la disposición de diferentes espacios sobre la interfaz. Saber dónde está cada elemento y hasta dónde lo puedes llevar. Por ejemplo, dividir la pantalla ha sido especialmente útil en las videollamadas y presentaciones virtuales en las que es fundamental tomar notas, Slide Over la he usado para mantener conversaciones de coordinación mientras desarrollo otras tareas en las que quería aprovechar mejor la pantalla o me he acostumbrado al uso de widgets para tener acceso directo a elementos de trabajo de un vistazo.
Hablando de vistazo, se agradece la implementación de FaceID y ojalá llegase a los MacBook para identificar al usuario en la gestión de contraseñas y sistema de seguridad. Es una comodidad añadida que hace olvidar las contraseñas.
El MacBook solía conectarlo a una pantalla algo más grande cuando quería editar vídeo, y con el iPad Pro he seguido haciéndolo. He utilizado la salida USB-C para conectarle un cable HDMI a un monitor externo mientras lo cargaba por el USB-C del Magic Keyboard. Para manejarlo, lo he emparejado con los MX Keys y MX Master 3 de Logitech. Eso sí, en esta posición hay dos inconveniente principales: es que no puedes tocar la pantalla táctil (muy útil para ciertos atajos) y no poder duplicar la pantalla, que sería más cómodo.
Rendimiento: potencia de sobra
El chip A12Z Bionic no tiene nada que envidiar al i5 de mi MacBook Pro. Tiene potencia de sobra para editar vídeo (éste, por ejemplo) y procesos pesados en multitarea sin inmutarse. Sin embargo, yo soy consciente de que no le he sacado todo el partido que la máquina podía dar.
La GPU y la CPU de ocho núcleos y la arquitectura térmica permiten diseñar modelos 3D, integrar el LiDAR en procesos de realidad aumentada. Desarrollos que se escapan a mi conocimiento pero que el último tablet de Apple está preparado para responder y satisfacer a los más exigentes.
El principal cuello de botella que el usuario encontrará aquí son las aplicaciones. Si está acostumbrado a utilizar determinado software en su portátil tendrá que buscar alternativas o adaptarse a la interfaz que el desarrollador haya llevado al iPad. Y es que, aunque la barrera entre MacOS y iPadOS sea cada vez más delgada, sigue existiendo y toca adaptarse.
Es cierto que las novedades que Apple presentó en la WWDC para iPadOS 14, y que presumiblemente llegarán en unos días, permitirán sacar todavía más rendimiento y utilidad a la tablet. La idea de la compañía es quitarse el sambenito de tener un hardware más capaz que su software. Y está a un paso de conseguirlo.
Con iPadOS 14, se tendrán apps mejoradas con nuevos diseños compactos, búsqueda universal y barras laterales rediseñadas; el Apple Pencil mejorará con la traducción de las notas manuscritas; se rediseñan los widgets para sacarle aún más partido y Siri prestará mejor ayuda.
¿Me cambio al iPad?
Si está pensando en renovar su equipo bajo el concepto de la ultramovilidad y el iPad le encaja en sus planes, contémplelo como una opción más que seria. Tanto iPadOS como los accesorios disponibles hacen que el tablet de Apple pueda funcionar como ese dispositivo dos en uno que gran parte del público le pedía.
Tenga en cuenta que el iPad Pro (el más avanzado del catálogo y con el que tendrá la mejor experiencia) no es barato. Parte de 879 euros, 320 euros menos que el MacBook Air más asequible. Eso sí, si a esta cuenta le suma el Magic Keyboard, el precio total del iPad con el teclado más pro será de 1.218 euros, 19 euros más que el portátil más asequible de la compañía.
En el momento que se acostumbre al iPad Pro en su trabajo diario, echará de menos algunos de los atajos de iPadOS que, seguro, ha pasado a integrar en su rutina diaria.
En cualquier caso, no compre un iPad hoy mismo, sino que espere al menos al próximo martes 15 de septiembre, cuando Apple presentará sus novedades y quién sabe, podría dar alguna sorpresa con respecto a su división de tabletas.