Si te compras un móvil nuevo en España, lo más probable es que tenga una resolución de entre 300 y 600 ppi (puntos por pulgada); cuanto mayor sea la cifra, la pantalla será más nítida porque hay más píxeles, aunque el tamaño de la pantalla también tiene importancia.
Las pantallas modernas están compuestas de puntos, o píxeles, de colores; si la densidad de píxeles es demasiado baja, puedes llegar a ver estos puntos, aunque hoy en día es algo raro.
Por poner un ejemplo, el nuevo iPhone 12 estrena una pantalla OLED de resolución 2.532 x 1.170 píxeles, que en sus 6,1 pulgadas se traduce a unos 460 ppi; no está mal pero no es lo mejor que hemos visto: el Sony Xperia II tiene una pantalla 4K que le permite ofrecer 644 ppi en 6,5 pulgadas.
Esa ya es una cifra lo suficientemente alta como para ofrecer una gran experiencia; será muy difícil, por no decir imposible, que notes los píxeles incluso si te acercas mucho el móvil a la cara. Pero ese no es el límite, ni mucho menos.
Pantalla de alta resolución
Hay muchas razones por las que podríamos querer una pantalla de mayor resolución, y ahora Samsung y la Universidad de Stanford creen haber conseguido la tecnología que la hará posible.
Curiosamente, la clave para este desarrollo ha estado en los paneles solares; la colaboración entre la universidad y la empresa coreana empezó cuando se adaptó tecnología diseñada para crear paneles solares muy finos, capaces de absorber la luz de manera más eficiente.
La idea de la pantalla es similar, pero al revés. El concepto ideado por los investigadores se basa en una fina capa de metal texturizado, colocada justo debajo de los píxeles; la textura ha sido conseguida a nanoescala, y puede manipular la luz y cómo resona entre cada píxel individual.
Gracias a esto se consigue una pantalla mucho más eficiente, que requiere menos energía para iluminar la misma cantidad de píxeles; y por lo tanto, también es posible meter más píxeles en el mismo espacio sin disparar la cantidad de energía necesaria.
Para realidad virtual
Los investigadores han conseguido usar este método para crear pantallas de altísima resolución, con el potencial de alcanzar los 10.000 PPI; estaríamos hablando de pantallas en las que sería imposible para el ojo humano discernir entre píxeles incluso si estamos pegados a ellas.
¿Y qué tecnología requiere estar pegados a las pantallas? La realidad virtual. En dispositivos como el Oculus Quest 2, los ojos están a muy pocos centímetros del panel, y por lo tanto es más probable que se sufra el "efecto de puerta de pantalla", que da la sensación de que podemos ver los espacios negros entre los puntos.
El uso más obvio para esta tecnología es crear pantallas para realidad virtual, aunque tendrán el inconveniente de necesitar mucha capacidad de procesamiento para mover juegos y aplicaciones a semejantes resoluciones. Por ahora, este desarrollo está aún en su fase de investigación.