El mercado de España se ha llenado de móviles que presumen de ser resistentes al agua, capaces de aguantar sumergidos a un metro de profundidad durante algunos minutos. Sin embargo, el verano, la playa y las piscinas son traicioneras y ante accidentes siempre aparece alguien que da los mismos consejos de siempre, sin estar claro que funcionen.
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Para que el remedio no sea peor que la enfermedad, todo el mundo debería tener claro lo que debe o no hacer cuando su smartphone se ha caído en la piscina, el mar o ha sido alcanzado por algunas gotas en medio de una batalla con pistolas de agua.
Usar calor o secarlo con arroz y otros productos son los consejos que todo el mundo ha oído alguna que otra vez. Desde PcComponentes explican cuáles son realmente eficientes y cuales son más un mito que una ayuda de verdad.
Lo que no hacer
El uso del arroz para secar los dispositivos se ha convertido más en una leyenda que en una realidad. Hay quienes afirman que funciona, pues el arroz tiene la propiedad de absorber el agua y la humedad, mientras otros descartan su eficacia.
Para que este truco casero surte efecto se debería desmontar casi por completo el teléfono, al menos quitar la carcasa trasera y colocar todos los componentes en un recipiente sumergidos en arroz. Aún así, no hay que esperar grandes resultados, desde PcComponentes consideran que tiene más desventajas que beneficios: puede dejar nuevos residuos que deterioran aún más el interior del dispositivo, como es el caso del
almidón.
Si el arroz no sirve de mucha ayuda, el secador puede ser el remate que le faltaba al móvil para terminar camino del punto de reciclaje. El impulso del aire, frio o caliente, propicia que los restos de agua que quedan fuera del móvil acaben entrando por las zonas más difíciles.
Después de pasarlo por todos los productos e intentos de secado que se pasan por la cabeza, llega el momento del último gran error que se suele cometer, seguir usando el terminal como si nada. Encenderlo y ponerlo a cargar sin haber asegurado que está en buen estado puede agravar aún más el problema.
Aunque los puertos de carga de la mayoría de teléfonos cuentan con protección para evitar filtraciones, esto no ocurre con los cables. El agua puede pasar del móvil al cable del cargador, lo que es un peligro aún mayor.
Cómo sí reaccionar
Después de repasar los errores y mitos más comunes, toca aprender aquellos que de verdad pueden ser de utilizan cuando suceden estos accidentes. Lo primero que recomiendan los expertos es apagar el teléfono de inmediato y no ponerlo a cargar ni conectarlo a ningún equipo mediante cables.
Por supuesto, secar con rapidez el exterior. Después se debe retirar, la tarjeta SIM, la carcasa trasera y la batería, pero esto último no es posible en muchos de los móviles modernos. Si se pudiera, por ser un equipo antiguo, se debe dejar durante un día o dos dentro de un recipiente con bolsas de sílice, este es el material que se recomienda, en vez del arroz. No son tan fáciles de encontrar como el alimento, pero estas bolsas vienen en cajas de zapatos y otros productos como la ropa.
Una vez realizadas estas operaciones en el momento del incidente, el paso que nadie debería saltarse es el de buscar ayuda de profesionales. Hay que avisar al servicio técnico para que sean los especialistas quienes limpien el teléfono y se aseguren que no hay corrosión en los componentes.
No obstante, cualquier mínimo contacto con el agua o un nivel algo elevado de humedad, anula la garantía del dispositivo que no cubre los daños por agua, si aún la conserva. Los móviles integran una pegatina, extremadamente sensible, que cambia de color para avisar de ese contacto con el agua. A veces, incluso se encuentra alterada sin que el usuario pueda recordar haber tenido ningún accidente.