Todos hemos tenido una. La impresora ha sido uno de esos gadgets que ha estado presente en muchos hogares en España, y no son pocas las firmas que han democratizado a este utensilio, como sería el caso de la firma EPSON. La compañía, ante las cuestiones referentes a la sostenibilidad de las impresoras láser convencionales, ha tomado una medida radical: abandonar esta clase de impresoras por completo.
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Así es; EPSON ha anunciado que dejará de vender impresoras láser en todo el mundo, y finalizara su distribución en todo el mundo para el año 2026. La motivación para esta decisión ha sido el interés de la compañía por la tecnología de inyección de tinta, que cuenta con ciertas ventajas sobre la de láser tradicional.
Además, la firma también ha aprovechado el anuncio para dar a conocer su intención de realizar una inversión en innovación sostenible y lanzar una nueva gama de impresoras empresariales que precisamente harán uso de esta tecnología de inyección de tinta.
¿Cómo funciona?
Las impresoras láser son, esencialmente, las impresoras más convencionales que han estado presentes en oficinas y escuelas de todo el mundo. Hacen uso, como su nombre indica, de la tecnología láser para imprimir imágenes en el papel. Mediante un haz de luz, la impresora 'envía' su diseño a un cilindro fotoconductor o tambor, que captura los datos de la impresión.
Luego está el tóner, que sería el equivalente a los cartuchos de tinta que usan las impresoras de inyección clásicas de los hogares, y que cuenta con ciertos pigmentos y materiales como resina flexible. La impresora almacena y envía la información, el tambor o cilindro fotoconductor se carga estáticamente entrando en contacto con el tóner y el láser incide con el tambor sobre las partes que no serán impresas y así formar la imagen con puntos ionizados.
La tinta del depósito del tóner se carga eléctricamente y se adhiere a las zonas ionizadas, es decir, aquellos puntos en los que sí se imprime la imagen. La tinta se traspasa al papel pasándose entre un rodillo de transferencia y el cilindro fotoconductor, que atrae los pigmentos de la tinta. Se usa, por último, un calentador térmico que mediante calor, aplica la temperatura, funde la tinta y emplea presión para que se adhiera al papel.
¿Por qué se abandona?
Aunque este tipo de impresión tiene muchas ventajas como la rapidez que supone el proceso o el poco ruido efectuado, cuenta con ciertos problemas. Por ejemplo, se requiere bastante energía para realizar una impresión y por supuesto, es poco sostenible al usar más piezas y elementos sustituibles que las impresoras de inyección de tinta.
Así lo expone la propia EPSON, calificando la decisión de inevitable. "Estas impresoras consumen más energía que las de inyección de tinta y utilizan más piezas y elementos sustituibles", explica su vicepresidente, Rob Clark. Aseguran, además, que el negocio de la impresión "se centrará 100% en la inyección de tinta sin calor, con tecnología piezoeléctrica" e impulsando "su propia tecnología".