El café de especialidad se ha vuelto un manjar al alcance de cualquiera con cientos de cafeteras que, cada una a su manera, ofrecen una forma fácil y rápida de preparar esta bebida con calidad profesional. Sin embargo, el sistema de cápsulas promovido por Nespresso y la difícil reparación de las máquinas implica que los consumidores dediquen mucho dinero a reponerlas o cambiarlas cuando se estropean, dejando también un rastro excesivo de residuos.
Otras marcas proponen formas más baratas y respetuosas con el medioambiente. Sin embargo, para el diseñador Thomas Mair esto no es suficiente. Él está convencido de que el aromático sabor del café en casa no está reñido con un consumo responsable y ha fabricado esta cafetera modular para que sea fácil de reparar y dure muchos más años.
La cafetera Kara se compone de módulos simples que se pueden intercambiar y limpiar fácilmente, aunque no se tenga ningún conocimiento técnico. Incluso si no se tienen herramientas a mano, todo lo necesario está dentro de su carcasa. La pantalla táctil guía al usuario para hacer café o para realizar el mantenimiento.
Con diferentes colores, las piezas se diferencian a simple vista para separarlas y facilitar el mantenimiento. El diseñador ha tenido en cuenta los elementos que más deben repararse en las cafeteras para diseñar su reemplazo con mayor facilidad que el resto de piezas.
Mair juega con el diseño para difundir su mensaje. Por ejemplo, presenta la parte trasera de forma transparente, para que los usuarios se familiaricen con el sistema a diario. No obstante, es la parte frontal la que más van a usar cuando la máquina no requiera de ninguna reparación.
El caparazón está diseñado para que se puedan imprimir en 3D algunas de las piezas en caso de que el reemplazo original no esté disponible. El sistema abierto permite que cada componente se pueda reemplazar o sustituir por uno nuevo en pocos segundos.
Es en la parte frontal donde esta cafetera se asemeja al resto de los modelos del mercado con su dispensador de café, el soporte modular para la taza, el tanque de agua y la pantalla táctil para elegir la modalidad de la bebida.
Thomas Mair señala que "la forma en que tratamos la electrónica está fundamentalmente rota. Cuando un electrodoméstico se estropea, en lugar de arreglarlo, lo reemplazamos. Cuando lo hacemos, se estima que solo una quinta parte de los aparatos eléctricos se recicla. Esto no es, y no puede ser sostenible."
El diseñador pretende que su invento se establezca como un nuevo estándar con el que diseñar todos los electrodomésticos para los hogares. Una forma alternativa de fabricar pensando en la reparación sencilla, alargando su ciclo de vida y desterrando la obsolescencia programada.