En lo que a cámaras dedicadas se refiere, lo cierto es que en España y en el resto del mundo prevalece el mundo profesional. El smartphone ha acabado con las cámaras de consumo, y son las variantes Full Frame o gran formato las que dominan el mercado. Fujifilm acaba de presentar la renovación de uno de sus modelos más avanzados: la GFX 1000 II, que monta unas especificaciones de infarto.
Hay que aclarar un pequeño detalle: esta cámara no es convencional, ya que pertenece al rango del gran formato. Es decir, no monta un sensor de imagen Full Frame de 35 milímetros, sino que usa uno bastante mayor, que mide 55 milímetros en diagonal (43,8 x 32,9 mm concretamente) y que es hasta 1,7 veces más grande.
Y no cualquier sensor, ya que incorpora uno de los mejores que Fujifilm ha lanzado nunca: un sensor GFX 102MP CMOS II HS que, como su nombre indica, incluye 102 megapíxeles de resolución. A este sensor se le suma un potentísimo motor de procesamiento de imágenes que promete sobre el papel un rendimiento espectacular.
El monstruo de 102 megapíxeles
La combinación del sensor de 102 megapíxeles con el motor de procesamiento de imágenes X-Processor 5 da como resultado una velocidad de lectura hasta dos veces superior respecto al anterior modelo, la GFX100S. De esta forma, el usuario puede alcanzar ráfagas de hasta 8 fotogramas por segundo en obturador mecánico algo impresionante teniendo en cuenta la resolución del sensor.
Este motor de procesamiento no solo da beneficios en este apartado, sino que dispone de un sistema de autoenfoque por detección de sujeto que integra, como era de esperar, inteligencia artificial. De esta forma, el autoenfoque de seguimiento y detección no solo es funcional con rostros y ojos humanos, sino con otros seres y objetos, como pájaros, motos, bicis, pájaros, aviones o trenes. Algo similar a lo visto en las últimas cámaras de Sony, como las Sony A7R V.
Todo esto es gracias a un algoritmo de predicción de autoenfoque AF actualizado, pensado específicamente para situaciones de extrema velocidad en la que se precisa una alta precisión en la detección de movimiento. Por si fuera poco, la propia cámara incluye un modo Boost, que habilita una velocidad de 120 fotogramas por segundo en la pantalla para poder seguir los sujetos con mayor precisión.
Hablando de ráfagas, Fujifilm promete una capacidad de hasta 5,3 fps sin blackout. consiguiendo una visión ininterrumpida de la acción. El blackout es el término usado para el momento en el que el visor se oscurece al realizar una fotografía con el obturador, quedándose completamente en negro por un momento. Algo habitual en ráfagas de alto rendimiento.
Pero de nada sirve todo esto si el sensor, que recordemos es de 102 megapíxeles, no da la talla. La Fujifilm GFX100 II hace uso de una estructura de píxeles mejorada en el sensor, consiguiendo una ampliación en la sensibilidad estándar hasta ISO 80. Es posible, así, hacer imágenes de hasta 16 bits con un rango dinámico más amplio, manteniendo el nivel de ruido a raya.
Junto a esto, esta nueva cámara de Fuji admite el formato HEIF, con archivos de imagen de 10 bits, usando un 30% menos de memoria que un JPEG clásico. Además, el dispositivo puede realizar fotos de hasta 400 megapíxeles de un solo golpe, usando el multidisparo con desplazamiento de píxeles.
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Y es que la cámara se aprovecha de la estabilización de imagen en el cuerpo para desplazar el sensor medio píxel entre cada fotograma. De esta forma, la cámara hace 20 fotogramas en los que cada píxel rojo, azul y verde tiene la misma información. El resultado es el archivo de 400 megapíxeles.
Por otro lado, el propio sensor está estabilizado con un sistema IBIS de 8 pasos, que permite al menos en la teoría trabajar sin trípode incluso en condiciones de luz algo más adversas. Por otro lado, la Fujifilm GFX100 II monta un brutal visor electrónico de 9,44 millones de puntos, compenetrado con una amplísima pantalla trasera basculante.
En vídeo no nos quedamos sin grandes especificaciones. 4K a 60p, pudiendo alcanzar resoluciones 8K a 30p y Full HD a 120p para cámaras lentas. Todo ello ofreciendo grabación en 4:2:2 a 10 bits en las resoluciones más altas, convirtiendo a esta cámara en todo un híbrido para fotografía y vídeo. Así lo atestiguan, entre otros detalles, su compatibilidad con los perfiles F-Log 2 y el rango dinámico de más de 14 pasos.
Respecto al cuerpo, este dispositivo presume de detalles tremendamente interesantes, como su panel LCD de la placa superior que ocupa prácticamente toda la parte derecha (por cierto, inclinada hasta 11 grados para ver mejor la información). Monta ranura doble de tarjetas SD y CFexpress, empuñadura opcional VG-GFX100 II, HDMI tipo A e incluso un puerto Ethernet completo. Una cámara que, por cierto, cuesta 8.000 euros y que se podrá comprar en septiembre.