El vinilo nunca muere. Desde 1948, cuando se introdujo en el mercado por primera vez, ha vivido altos y bajos, pero ni la digitalización de la música ni las plataformas de streaming han conseguido jubilarlo. En los últimos tiempos parece estar más de moda que nunca en España, y a ello contribuyen productos tecnológicos como el tocadiscos de JBL con Bluetooth que combina lo mejor del audio analógico y el digital.
En los últimos años, el diseño de estos dispositivos no parece centrarse tanto en mejorar la calidad del sonido o en los componentes internos, sino en su apariencia externa. Al giradiscos transparente de Audio-Technica para celebrar su 60 cumpleaños o el que lleva la firma de Jony Ive, el diseñador del iPhone y del Mac, y se vende por 60.000 dólares, se une ahora el Turntable II, a cargo del músico inglés Brian Eno.
Es la segunda serie limitada de 150 unidades de un dispositivo que se acerca más a una obra de arte que a un producto tecnológico. De hecho, estos días y hasta el 9 de marzo se expone en la Paul Stolper Gallery de Londres, donde se puede ver cómo el dispositivo cambia de color gracias a la tecnología de luces LED acrílicas integradas en el plato y en la base.
Eno, un artista total más conocido por sus aportaciones musicales pero con experiencia también en el arte pictórico y en el diseño, ha construido un plato y una base circular que cambian de color de forma independiente. Así, y sin interrupciones, combinan su aspecto para producir lo que él llama Colorscapes o paisajes de color generativos.
El dispositivo, que reproduce vinilos a 33 y 45 rpm, va mostrando distintos patrones de luces de forma aleatoria, con fluidez pero muy lentamente. Y "cuando no tiene que hacer nada en particular, como reproducir un disco, es una escultura", en palabras del propio artista.
"En la música utilizo el mismo tipo de procesos generativos que en la pintura, basados en la superposición de ciclos no sincronizados", sostiene Eno. "Varios ciclos de luz superpuestos producirán diferentes equilibrios y mezclas de color, y diferentes formaciones de sombras que evolucionan lentamente y nunca se repiten con exactitud. El proceso es sencillo. Los resultados son complejos".
La propia galería explica que las 150 unidades limitadas van acompañadas con la firma del músico y el número de edición, y que para adquirir una de ellas hay que pagar el nada desdeñable precio de 20.000 libras, unos 23.400 euros.