La llegada de las altas temperaturas a España trae consigo el aumento de los incendios forestales, que en 2023 se elevaron a más 7.700, con una superficie total afectada de casi 90.000 hectáreas. Y no es algo que vaya a remitir, ya que el cambio climático está provocando más catástrofes como estas. Pero no son los únicos incendios que preocupan: el reciente siniestro en un edificio en Valencia, en el que los materiales de construcción fueron clave para la propagación de las llamas, ha demostrado que son necesarias soluciones como Ecofire, el invento español para apagar fuegos que es 40 veces más efectivo que el agua.
Uno de los elementos clave en la lucha contra las llamas es la rapidez a la hora de actuar, y por eso es obligatoria la presencia de extintores en virtud del Reglamento de instalaciones de protección contra incendios. Sin embargo, son elementos pesados, no siempre sencillos de usar, requieren de un mantenimiento regular e implican acercarse al origen del fuego. Para evitarlo, en los últimos tiempos se ha popularizado el uso de bolas extintoras o bombas anti-incendios, unas esferas que se activan automáticamente al contacto con las llamas y liberan un polvo capaz de sofocarlas.
Hay distintos modelos en el mercado, pero la patente y el origen del invento corresponden a Elide Fire, compañía tailandesa que los comercializa desde hace más de 25 años pero no ha dejado de innovar desde sus inicios. A raíz de su éxito han surgido numerosas imitaciones, pero el principio es el mismo: un dispositivo tres veces más ligero que un extintor, que se autoactiva sin necesidad de intervención humana y es eficaz en todo tipo de incendios.
Un trágico incendio
En 1997, las 17 plantas del hotel de lujo Royal Jomtien Resort, a unos 100 km al sur de Bangkok, fueron pasto de las llamas. Tras la explosión de una bombona de gas propano, el incendio se propagó rápidamente y se mantuvo activo durante 12 horas, con un balance de 91 muertos y al menos 63 heridos. Uno de los presentes durante la tragedia fue Phanawatnan Kaimart y a raíz de esa experiencia decidió trabajar en el diseño y fabricación de una alternativa más ligera, versátil y fácil de usar que los extintores.
Así nació la primera bola extintora que, con algunas mejoras y nuevas versiones, es la misma que sigue comercializando en buena parte del mundo hoy en día. El modelo más popular es el llamado Elidefire Techideas, de 1,4 kg, que contiene en su interior 1,2 kg de fosfato monoamónico, un compuesto químico inorgánico en polvo muy eficaz a la hora de extinguir incendios, y que se usa de forma habitual en los extintores convencionales más efectivos.
Su composición captura los radicales libres en el proceso de combustión y rompe la reacción química en cadena. Además, tiene una acción aislante única que lo diferencia de otros polvos químicos secos. Además, la fuerza circular de la explosión de la bola extintora ayuda a eliminar el oxígeno, lo que tiene un efecto directo sobre las llamas.
Al entrar en contacto con el fuego y superar los 85 grados, el interruptor de estos dispositivos de Elide Fire se activa. Tras emitir un fuerte aviso sonoro (de hasta 120 dB) y pasados entre 3 y 10 segundos, la bola estalla dispersando el producto químico a su alrededor. Gracias a este funcionamiento, estas esferas de entre 10 y 15 cm de diámetro son capaces de cubrir un área de fuego de entre 2 y 4 metros cúbicos, el equivalente a un extintor estándar con 2,2 kg de contenido.
Más ligero y sencillo que un extintor
Por su forma y su método de accionamiento, esta bola de extinción de incendios puede solventar la mayoría de problemas y limitaciones de los extintores convencionales, como su elevado peso, los requisitos de montaje específicos y las dificultades a la hora de utilizarlos por parte de personal sin formación. "Este innovador dispositivo está diseñado para ofrecer simplicidad y seguridad, permitiendo que cualquier persona, incluidos niños, ancianos y personas sin experiencia en la extinción de incendios, pueda utilizarlo con eficacia", señalan desde la compañía en su página web.
Debido a su pequeño tamaño, las soluciones de Elide Fire pueden instalarse casi en cualquier sitio, ya sea fijados a la pared o colgados del techo, tanto en edificios de oficinas como en viviendas o entornos industriales. Son especialmente útiles en lugares donde se desaconseja el uso de rociadores de agua, como pueden ser las salas de archivo o los armarios eléctricos.
Así, estos dispositivos pueden colocarse estratégicamente en zonas de alto riesgo, para que se autoactiven en caso de incendio, proporcionando una capa adicional de seguridad a los extintores. También pueden lanzarse o enviarse rodando desde una distancia de seguridad, lo que permite actuar contra las llamas sin riesgo de sufrir quemaduras. Además, su uso tan localizado y preciso garantiza que la acción de extinción del incendio minimiza los daños y reduce el tiempo de inactividad tras el fuego.
Las innovaciones más recientes incluyen su uso por parte de drones, cuadricópteros que pueden dejan caer las esferas para extinguir pequeños conatos de incendio en zonas inaccesibles, y versiones más pequeñas, ideales para instalar junto al motor de maquinaria agrícola, industrial o incluso junto al motor de los coches bajo el capó.
Recientemente, estos dispositivos han levantado cierta polémica en EEUU, ya que la Comisión para la Seguridad de los Productos de Consumo (CPSC) desaconsejó su venta y su uso el pasado mes de marzo, advirtiendo que "pueden fallar en la extinción de un incendio, lo que podría provocar lesiones graves e incluso la muerte".
En un comunicado de prensa, el CPSC señala que las bolas extintoras de Elide Fire carecen de elementos de seguridad como un indicador de presión, un mecanismo de bloqueo para evitar la descarga involuntaria o una válvula de cierre automático para la descarga intermitente, todos ellos obligatorios en los extintores convencionales.
Ante este hecho, un portavoz de la compañía tailandesa ha alegado que el CPSC "ha malinterpretado el propósito y la función de sus productos", que no pueden compararse o analizarse teniendo en cuenta los criterios de evaluación que suelen usarse con los extintores de incendios. En todo caso, ambos son compatibles y recomienda su uso combinado a la hora de combatir las llamas.