Un hombre convertido en avión: este traje aéreo incluye un diseño revolucionario que impulsa al portador a 200 km/h
- Peter Salzmann, autor de este nuevo invento junto a responsables de Red Bull, ha establecido hasta tres récords mundiales.
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Uno de los mayores sueños del hombre ha sido, históricamente, volar. En España ya se han visto algunas de las más rocambolescas alternativas para poder alzar el vuelo; dron unipersonales que vuelan a 100 kilómetros por hora, jetpacks para abordar barcos fácilmente y un largo etcétera. La práctica del vuelo con wingsuit, que permite a los deportistas volar a velocidades extremas con trajes aéreos, acaba de sufrir una auténtica revolución.
Los deportes con wingsuit o traje aéreo son unas prácticas derivadas del paracaidismo, especialmente el referente a la caída libre. La idea es sencilla, al menos en la teoría: el usuario usa un traje equipado con alas para poder planear y volar de manera similar a como lo hacen los pájaros. Estos trajes suelen incluir membranas que unen brazos, troncos y piernas, y que extendidos forman una suerte de alas.
Sin embargo, este curioso deporte ha vivido uno de los momentos más legendarios de su historia moderna. Su protagonista ha sido el acróbata austríaco Peter Salzmann, que ha rediseñado el traje clásico con una nueva iteración con un sistema de aletas, que aumenta enormemente la sustentación y el propio tiempo total de vuelo. Así, Salzmann ha conseguido lo imposible: romper hasta tres récords mundiales.
Volar con un traje es una realidad
Todo comienza con el propio Salzmann, que saltó a la fama como especialista en acrobacias aéreas en 2020 después de incluir un sistema de propulsión eléctrica extremo a su traje, gracias a una colaboración con el estudio de diseño Designworks de BMW. En este caso, Salzmann ha cambiado la propulsión eléctrica por un nuevo proyecto, que pasa por reimaginar el traje aéreo y así mejorar sus prestaciones.
Para ello, Salzmann se ha unido a Andreas Podlipnik, uno de sus mejores amigos en el terreno del wingsuit y los ingenieros de Red Bull Technologies para crear este nuevo traje, que destaca por un nuevo añadido en forma de aleta. El traje incluye un elemento inferior, una suerte de aleta o foil aerodinámica de 2,1 metros de tamaño, que se ubica en el torso del deportista.
Si bien en las fotos puede parecer algo nimio, lo cierto es que Salzmann y sus compañeros han estado desarrollando la fórmula de la aleta durante los últimos tres años, en un proceso que ha incluido hasta seis prototipos distintos. Hasta usaron un túnel de viento ubicado en Estocolmo para probar cada uno de estos prototipos, haciéndole ajustes continuos a dichos prototipos.
La idea nació de adaptar el concepto de una hidroala a un traje aéreo, algo que sobre el papel parece inaudito. El diseño final pasa por incluir esta lámina en forma de aleta que hace uso de un diseño tipo sandwitch con un núcleo de espuma prensada al vacío y acoplada al traje con hardware totalmente impreso en 3D. La aleta así como su estructura son desmontables, ya que pesa un total de 5,45 kilos.
¿Y qué beneficios tiene sobre el papel este nuevo diseño? En palabras de Salzmann y de su equipo, la aleta mejora aspectos fundamentales como la sustentación del vuelo y el planeo general, alargando la distancia total del vuelo y el tiempo máximo que el deportista pasa en el aire. Y para probarlo, el acróbata decidió probarlo en un entorno real: nada menos que en un vuelo en los Alpes suizos el pasado 24 de octubre, en el pico Jungfrau de Suiza, que comenzó su andadura a unos 4.063 metros sobre el nivel del mar. El vuelo al completo fue recogido en vídeo, como no podía ser de otra manera.
Lo que pocos se esperaban es que Salzmann en este vuelo realizara la hazaña de romper hasta tres récords mundiales. El vuelo recorrió una distancia de 12,5 kilómetros, que superó el vuelo BASE de 7,5 kilómetros del 2011 del acróbata Dean Potter, antes de requerir el uso de un paracaídas. Un vuelo que se extendió a lo largo de 5 minutos y 56 segundos, y cuya marca de tiempo otorgó al vuelo el récord de mayor tiempo de vuelo en un vuelo BASE.
Por último, y no contento con ello, Salzmann consiguió un tercer récord: el del salto BASE más grande, con una caída de altitud de 3.402 metros desde el salto inicial hasta su aterrizaje, según recoge el medio New Atlas. Recordemos que BASE refiere a las siglas de Building, Antena, Span y Earth (Edificio, Antena, Tramo (puente) y Tierra), y definen a los saltos aéreos realizados desde el terreno, y no a los que son llevados a cabo desde aeronaves.
El experimento de Salzmann fue todo un éxito ya que el diseño del traje pudo cumplir lo que el acróbata esperaba: mejorar la sustentación y el tiempo de vuelo. Desgraciadamente no está exento de problemas, ya que las dimensiones adicionales que la aleta añade al traje pueden suponer problemas a la hora de preparar el salto y dificultar la preparación del mismo.