Mujer ajustando el termo eléctrico.

Mujer ajustando el termo eléctrico.

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Soy electricista y este es el genial truco para bajar el consumo del termo eléctrico y no pagar de más en la factura

Solo necesitarás instalar este sencillo accesorio para conseguir un increíble ahorro energético en tus facturas.

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En España, los termos eléctricos se han convertido en una de las opciones más utilizadas para obtener agua caliente, especialmente en hogares sin acceso a gas natural o donde la instalación de calderas de gas resulta complicada. Su fácil instalación, el escaso mantenimiento que requieren y la ausencia de emisiones directas los posicionan como una de las alternativas más eficientes y cómodas para muchas viviendas.

Sin embargo, su consumo energético varía según la capacidad y el uso. Por ejemplo, un termo de 100 litros puede llegar a consumir unos 4,245 kWh para calentar el agua, lo que supone un coste de entre 0,47 y 0,76 euros por uso, dependiendo de la tarifa eléctrica. Aunque esta cifra pueda parecer asumible, desde Repsol advierten que "si empleas agua caliente varias veces al día, los costes pueden aumentar rápidamente", lo que hace que el control del consumo sea clave para evitar sorpresas en la factura sobre todo en invierno.

A esto se suma que, según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), el consumo medio de agua caliente en España ronda los 35 litros diarios por persona. Afortunadamente, la eficiencia energética de los termos eléctricos ha evolucionado notablemente en los últimos años, permitiendo reducir su impacto en el consumo eléctrico sin renunciar al confort.

Cómo reducir el consumo de un termo eléctrico

Los termos eléctricos son, por tanto, un sistema habitual en muchos hogares de nuestro país, pero también uno de los principales responsables del aumento de la factura energética en invierno. Para evitar que esto ocurra, fontaneros y electricistas recomiendan un sencillo truco que no requiere herramientas ni la ayuda de un profesional.

Se trata de una solución muy fácil de aplicar con la que conseguirás reducir el consumo eléctrico al instante: utilizar un enchufe inteligente. Este pequeño dispositivo, cuyo precio apenas suele superar los dos euros, permite optimizar el uso del termo eléctrico y evitar que gaste más electricidad de la necesaria.

El secreto está en el funcionamiento del termo. Como cualquier modelo eléctrico, dispone de un depósito en el que se acumula el agua caliente. Para calentarla, emplea resistencias que se activan hasta que el termostato alcanza la temperatura fijada. Sin embargo, a lo largo del día, el agua pierde calor, lo que hace que las resistencias vuelvan a encenderse una y otra vez, provocando un consumo eléctrico innecesario.

Aquí es donde entra en juego el enchufe inteligente. Al programarlo, puedes evitar que el termo esté funcionando las 24 horas del día. Por ejemplo, si vives solo, una o dos horas de funcionamiento pueden ser suficientes, mientras que en familias más grandes el tiempo necesario será mayor. En cualquier caso, este dispositivo te permite programar su encendido en las horas que realmente necesitas agua caliente y, además, monitorizar el consumo eléctrico en tiempo real.

Otras formas de maximizar el ahorro

Para maximizar el ahorro con un termo eléctrico, además de utilizar un enchufe inteligente, hay otros trucos que pueden marcar la diferencia en el consumo. Una de las recomendaciones clave es ajustar la temperatura del agua a un nivel adecuado. Configurar el termostato en 50-55°C es suficiente para disponer de agua caliente sin que el aparato tenga que hacer un esfuerzo extra, un detalle que evita consumos innecesarios.

También es importante aislar bien el termo o instalarlo en un lugar protegido del frío, ya que cuando la temperatura ambiente es baja, el agua pierde calor más rápido y el termo necesita activarse con más frecuencia. Otro consejo útil es apagar el termo cuando te ausentes por largos periodos, como en vacaciones o fines de semana fuera de casa, ya que mantenerlo encendido sin necesidad supone un gasto inútil.

Si el termo está en una zona con humedad o en contacto con temperaturas bajas, puedes optar por colocar un aislante térmico, una solución sencilla que ayuda a conservar mejor el calor del agua y, por tanto, a reducir el gasto energético. Pequeños cambios como estos pueden suponer un ahorro significativo a final de mes.