Gracias a unas gafas inteligentes, podemos ver lo que ve un pianista experto cuando está tocando.
Las diferencias entre un pianista novato y otro experto están claras a simple vista, incluso sin escuchar el resultado. La torpeza y la sensación de estar perdido son sustituidas por el dominio y la fluidez de los movimientos.
Atender a la actuación de un pianista veterano es una experiencia audiovisual; no solo acabas capturado por el sonido, sino también por los movimientos del músico. Pero, ¿cómo se traduce eso en sus acciones? Por ejemplo, el movimiento de los ojos ¿son realmente capaces de tocar sin mirar la partitura o las teclas?
Esto es lo que ver lo que ve un pianista experto
Este vídeo del nuevo canal de Youtube Function nos revela las diferencias entre un pianista novato y otro veterano que no vemos. Nos permite ver lo que ve un pianista que lleva casi toda su vida tocando. Y para ello, han usado la última tecnología, por supuesto.
En concreto, han hecho que el pianista se ponga unas gafas Tobii Pro Glasses 2, especializadas en rastrear el movimiento de los ojos. Sus creadores presentan estas gafas como muy útiles para comprender el comportamiento de los usuarios; por ejemplo, para comprender porqué un producto resulta más atractivo que otro, o en campos como la neurociencia, para entender el proceso de captura de información de nuestros ojos.
Y por supuesto, para analizar el comportamiento de un pianista profesiona. Daniel Beliavsky, que lleva tocando 33 años, tocó varias piezas con las gafas puestas; el software grabó la actuación y colocó un punto en la zona en la que los ojos estaban mirando en cada momento.
Los resultados no sorprendieron a Beliavsky, que ya suponía que no iba a mirar mucho sus manos, como haría un novato. En vez de eso, sus ojos buscaban puntos de referencia en el piano, para comprender en todo momento en qué teclas se encontraba y qué movimientos tenía que hacer para alcanzar las siguientes.
Gafas inteligentes nos ayudan a comprender a los pianistas
Una excepción son las partes más complicadas, con una sucesión muy rápida y compleja de notas. En esas situaciones el pianista mira dónde las manos tendrán que estar para la siguiente sucesión. Sin embargo, en cuanto sus ojos se posan en su mano, inmediatamente reacciona y se centra en el medio de las dos manos, una reacción que sorprendió al propio Beliavsky.
La diferencia con una de sus estudiantes está más que clara. Sus ojos se mueven mucho más rápido, incluso en partituras lentas; suelen ir de una mano a otra, buscando la seguridad de que están en las notas correctas.
Es muy parecido a lo que ocurre con los que escribimos con el teclado; si estás empezando mirarás constantemente si estás en la tecla correcta, pero si llevas años escribiendo con teclado, serás capaz de hacerlo sin mirar.
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