Si hay un nombre que ha estado sonando en las últimas semanas en el mundo de la tecnología ese ha sido el de Linus Torvalds. El padre de Linux no lo ha pasado especialmente bien este año; tuvo que tomarse un descanso debido a las constantes polémicas que hubo en torno a su comportamiento despótico con sus empleados.
Tras una vuelta supuestamente renovadora, Linus ya ha empezado a dar de qué hablar, pero para bien. Atrás quedaron los tiempos en los que Torvalds insultaba sin ton ni son a sus subordinados. Sí, es cierto que no se ha vuelto un oso amoroso de la noche a la mañana. Pero al menos ya no humilla a su gente.
Un Torvalds más diplomático y que grita menos
Teniendo en cuenta que algunas de las perlas de Torvalds eran tan graves que este cambio ha sido significativo. Por ejemplo, consideró que los investigadores de seguridad eran “putas buscando atención” y además afirmó que los parches de Intel “eran basura”. Y así una larga retahíla de salidas de tono.
Si bien es cierto que se publicó un código de conducta en el entorno laboral de Torvalds que suscitó cierta polémica, muchos temían que junto a la “ira” de Linus se iría la autoridad con la que acepta el código, y por lo tanto, que el sistema fuera menos seguro. El ciclo de desarrollo de Linux 4.20 nos deja claro que aunque no ha cambiado al 100 por cien, sí que ha dado pasos en la dirección adecuada:
“No habilitamos nuevos drivers cualquiera por defecto. Y definitivamente no lo hacemos cuando son drivers raros de los que la mayoría de la gente no ha escuchado hablar nunca. Simplemente no lo hagan. Sí, sí, todo desarrollador piensa que su driver es muy especial y mágico e importante y que debería estar activo por defecto. Pero no. Tenemos miles de drivers, no elegimos uno nuevo al azar para activar por defecto solo porque algún desarrollador piensa que es especial. No lo es. Por favor no hagan cosas como esta”.
Si bien estamos ante un Linus sarcástico y que no es especialmente “blando”, ha mejorado mucho si miramos al pasado. Ya no insulta ni denigra a sus empleados, y ahora ha pasado de llamar “idiotas” o “inútiles” a estos para simplemente contenerse. En este ciclo podemos ver que aunque no está especialmente contento con el asunto de los drivers, no ha afirmado que “envían porquerías sin probar”. Ya es un avance.
La duda radica en si este cambio será permanente o no. Por mucho que en este ciclo la cosa haya mejorado, recordemos que Torvalds lleva 27 años en esta tesitura, por lo que perfectamente podríamos estar ante un “parón” de sus salidas de tono. Veremos si esto se mantiene en el tiempo, ya que si algo necesita Linux, es un líder diplomático y no un jefe que denigre a sus trabajadores.
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