Seguro que si te metes a la carpeta de spam en Gmail tendrás inevitablemente algún correo sin leer (o muchísimos). Incluso los usuarios que nos cuidamos y no registramos nuestros correos en páginas dudosas tenemos spam, y es una lacra que lleva afectándonos desde hace muchísimo tiempo, casi desde los inicios de la domesticación de Internet.
Pero, ¿cómo hace Google, por ejemplo, para evitar esta mansalva de correos de spam masivo? Porque lo que nosotros vemos no es ni una milésima de lo que realmente sucede a diario: miles de millones de correos de spam son lanzados en el mundo. Y Google tiene una arma muy efectiva contra ellos: la inteligencia artificial.
La IA contra el spam: una batalla titánica
Así lo asegura la misma Google en su blog que presume de tener una IA tan potente que es capaz de bloquear casi de forma simultánea millones y millones de correos de spam antes de que lleguen a nuestras bandejas de correo. Obviamente el sistema es infalible (ay, un mundo sin spam…) y nos tenemos que comer aunque sea unos pocos, pero el sistema que usa Google demuestra su potencial en el apartado del software.
Google ha puesto en marcha a TensorFlow, su tecnología de aprendizaje automático a la tarea. Concretamente se encarga de ayudar a capacitar filtros de spam adicionales para los usuarios de Gmail. Con los nuevos filtros implementados el mes pasado, Google afirma que Gmail ahora está bloqueando cada día más de 100 millones de mensajes de spam.
Aunque estas cifras sean impresionantes, se pueden quedar algo cortas teniendo en cuenta que ahora mismo existen más de mil millones de usuarios con Gmail, por lo que no parece ser suficiente. Pero en cifras de la misma Google, esta es capaz de bloquear el 99.99 por ciento del spam, por lo que en caso de que estos filtros no existieran nuestras carpetas estarían llenas hasta los topes. Presuponemos que este restante 00.01 por ciento es el más difícil de detectar.
Pero esto no es nuevo. Google lleva usando inteligencia artificial para establecer filtros en Gmail durante años, siguiendo una serie de reglas. Estos filtros pueden bloquear el spam más obvio y fácil de detectar, pero al ser aprendizaje automático, este busca nuevos patrones para desconfiar de un correo electrónico malintencionado. Recordemos que los atacantes no paran de intentar que estos correos lleguen a los usuarios por lo que las técnicas que usan son cada vez más avanzadas y la IA debe aprender de ello.
Todos los datos métricos que manejan estas IAs son muy amplios, desde el formato de un correo electrónico hasta la hora del día en que se envía. TensorFlow, según Google, facilita la administración de estos datos a escala, mientras que la naturaleza de código abierto de esta IA implica que la comunidad puede participar y que las investigaciones de esta se pueden incluir en TensorFlow fácilmente.
Google está tremendamente orgullosa de TensorFlow. Este es un marco de aprendizaje automático gratuito que permite a los desarrolladores implicados crear herramientas de inteligencia artificial para todo tipo de propósitos. Se destacan su flexibilidad, la capacidad para escalar, y, por supuesto, su funcionalidad e integración a la perfección con los otros servicios de inteligencia artificial de Google.
Si algún día llega el momento en el que no tengamos que sufrir gracias a este método, tendremos que alzar las manos a modo de celebración. El problema es que el spam es como TikTok o los ofendidos en Twitter: sabes que está ahí por mucho que no lo veas y quieras evitarlo.
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