Actualmente tenemos a mano todo tipo de avances tecnológicos que nos hacen la vida más fácil. Si queremos saber dónde está un sitio tan solo tenemos que desbloquear nuestro móvil y abrir Google Maps. Hace cientos de años esto no era así, y aún con estas condiciones Leonardo Da Vinci hizo un mapa satélite. Sí, lees bien.
El mapa, de la ciudad de Imola (Italia) se confeccionó en el año 1502. Es decir, hace más de 500 años. ¿Cómo pudo hacer un mapa así de preciso sin la tecnología de hoy en día? Sin duda el genio se las apañó.
Leonardo hizo un mapa satélite… que era bastante necesario
Primero necesitamos algo de historia. Primero ante todo, ¿para qué querría hacer Leonardo, en una época en la que los avances tecnológicos no eran los de hoy, hacer un mapa de Imola con el trabajo que le llevaría? Para ello tendremos que irnos un poco antes, en la era de César Borgia.
Si habéis jugado un poco a Assassin’s Creed (o si os gusta la historia) sabréis que Leonardo Da Vinci sirvió al infame César Borgia, un dirigente que usó las artes de Da Vinci para crear ingeniería militar. Da Vinci estaba recogiendo fama por aquel entonces con algunos de sus cuadros (La Última Cena en 1498) y con sus diseños de armas (la ballesta gigante, año 1500). Por lo tanto, era inevitable que César Borgia lo quisiera aprovechar.
Borgia llevó a Da Vinci a Imola y cuando se instaló en el fuerte recién adquirido de su “jefe”, uno de sus primeros deberes fue el reconocer el terreno y aprenderlo. Y digamos que los mapas de por aquel entonces… no eran demasiado fiables.
El mapa que véis arriba es el perfecto ejemplo de lo que eran los mapas de la época, con una perspectiva ojo de pájaro. Como podéis ver, a nivel práctico no era muy útil; era detallado pero la perspectiva de los edificios de delante tapaba los de detrás, por lo que directamente faltaban zonas representadas. No seamos malos, hablamos de hace más de 5 siglos.
Pero todos estos mapas tenían un cariz… artístico. Si nos fijamos en el mapa de Jacopo De’ Barbari, confeccionado en el año 1500, veremos que incluso hay criaturas y seres mitológicos. Como podréis imaginar, no es que fuera precisamente útil para labores militares.
En sí, estos mapas eran absolutamente preciosos (y más sabiendo el trabajo que llevaban). Pero las figuras no representaban el tamaño real de las edificaciones reales y la escala tampoco era la correcta. Este mapa de Florencia por Francesco Rosselli lo deja muy claro. Se necesitaba lo que se conoció posteriormente como un mapa “icnográfico”.
La “icnografía” era un método arquitectónico que fue descrito por el ingeniero romano Vitruvio, más conocido por ser el autor del Hombre de Vitruvio, imagen que veis encima de estas líneas. Esta definición mostraba un plano de tierra de los mapas, es decir, la proyección geométrica o sección horizontal que representa el plano de cualquier edificio, tomada a un nivel tal que muestre los muros exteriores, con las puertas, etcétera. Todos elementos propios de la escala.
Siendo pragmáticos, esta es la forma en la que se muestran los mapas actualmente; como si pudiéramos ver un mapa en satélite desde arriba pero teniendo en cuenta su forma geométrica, sus diferentes planos y su forma. Esto es lo que hizo Leonardo, pero obviamente no se suspendió en el aire para ver la ciudad y no tenía un satélite para darle las imágenes en alta definición que disfrutamos hoy.
Leonardo Da Vinci se adelantó cientos de años
Así, cientos de años antes de que estos mapas se pudieran realizar por satélite, Leonardo confeccionó este mapa en 1502. ¿Cómo diablos lo hizo? Porque vale, tenía que hacerlo con un poco de imaginación, pero recordemos que su uso iba a ser militar, por lo que tenía que ser certero.
Se habla de que Leonardo usó un dispositivo circular que podía medir grados. Exacto, hablamos de la brújula. Este dispositivo era capaz de medir, como decimos, los grados y además marcar los ángulos de las calles en relación con un punto estable, usualmente, el norte. Con un compás, dibujó y grabó la orientación de las paredes de la ciudad y lo hizo en cada giro.
Así, haciéndolo en cada giro de esquina, pudo de forma precisa adivinar y dibujar todas las medidas que necesitaba. De ahí que la forma del mapa sea circular. Para la escala, Leonardo tuvo que medir la distancia entre todos los ángulos y no se sabe cómo lo hizo; se habla de que lo hizo a pie o usando un odómetro antiguo o una versión muy primitiva de este. Cambió las ruedas por engranajes y midió la distancia dejando caer una bola en un cubo en determinados intervalos, dejando marca en el suelo.
La precisión del mapa no se pudo comprobar hasta cientos de años después, lo que implica que Leonardo simplemente se adelantó a su tiempo. De hecho, este mapa y el método icnográfico sentaron las bases para nuevos tipos de mapas con diferentes fallos de precisión, más de 50 años después. Obviamente el mapa de Da Vinci no era perfecto; si bien las murallas exteriores se midieron de forma muy exacta, en los ángulos de la ciudad interior Leonardo se tomó más libertades. De hecho la ciudad parecía más un fuerte que una ciudad, valga la redundancia.
Leonardo no sólo pasó de un tipo de mapas centrados en lo artístico y lo mítico a unos planos informativos y concretos, sino que aún con sus errores, hizo historia adelantándose cientos de años antes de la digitalización que nos da los mapas actuales en esta misma perspectiva. De nuevo, volviendo al pragmatismo, Leonardo hizo un mapa satélite más de 5 siglos antes de que siquiera la humanidad se planteara dicha tecnología.
Sí, Leonardo demostró ser todo un genio en su haber. Y a día de hoy, siguen sorprendiendo algunos de sus logros. ¿Qué hubiera pasado si este hombre hubiera nacido en nuestra época? Quién sabe, quizás el Elon Musk de nuestra época sería italiano.
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