Cuando el ordenador va lento, va lento. Puede haber muchos motivos por los que sientes que tu PC tarda demasiado en hacer lo que quieres; puede que sea un embotellamiento en el disco duro, que la CPU ya no da más de sí o que has llenado toda la memoria RAM. O puede que sea psicológico, seamos sinceros. Pero nuestra reacción siempre es la misma: mover el ratón más rápidamente y teclear con más fuerza, como si eso fuese a ayudar.
La cosa es que, a veces, parecía que funcionaba. Especialmente hace unos años, en sistemas como Windows 95, cuando existía una leyenda urbana que decía que el ordenador iba más rápido si movías el ratón. Es algo que personalmente intenté en más de una ocasión en mi viejo Pentium 1 a 120 Mhz; a veces parecía que funcionaba y otras, que estaba haciendo el ridículo. Lo importante es que daba la sensación de que realmente el ordenador iba más rápido, así que, aunque fuese un placebo, muchos lo aceptábamos.
Una leyenda urbana que resultó ser real
Ahora resulta que puede que esa leyenda urbana fuese cierta, y que realmente podíamos acelerar el funcionamiento de nuestro ordenador moviendo el ratón; así lo ha revelado una discusión en Stack Exchange, donde los expertos han confirmado no sólo que funciona, sino porqué lo hace.
La clave está en la manera en la que Windows genera eventos y en la que las aplicaciones dependen de esos eventos para funcionar. Un “evento” es cualquier cosa que haya pasado y que haya quedado registrada en el sistema; puede ser que el usuario haya hecho click, o que se haya terminado de escribir un archivo en el disco. Los programas “escuchan” estos eventos y esperan al apropiado para responder adecuadamente; mientras tanto, permanecen “dormidos” para no ocupar el procesador y que otros programas puedan usarlo. Por ejemplo, un programa puede pedir al sistema que escriba en un archivo y dormirse hasta que el sistema le responda con un evento de que el archivo ha sido escrito.
Por qué mover el ratón hacía que el ordenador fuese más rápido
El problema es que los programas dependen de que Windows les pase esos eventos, y esto no siempre ocurre instantáneamente, que sería lo idóneo. Especialmente en sistemas antiguos, lo habitual es que Windows acumule eventos antes de enviárselos a las aplicaciones, por lo que estas no se despiertan inmediatamente. Así que dependes de que el sistema despierte a la aplicación cuando lo crea conveniente y la operación que has pedido se termine. La excepción a esta regla son los eventos de entrada/salida generados por el usuario, como por ejemplo, hacer click o mover el ratón; esos tienen prioridad y siempre despertarán al programa.
Por lo tanto, la teoría es que, al mover el ratón de manera furiosa, estábamos generando eventos, que a su vez provocaban que Windows completase los que tenía en la recámara y despertase a los programas. Esto era especialmente notable durante tareas intensivas, como instalar un programa. La diferencia podía ser muy notable, ahorrándonos decenas de minutos dependiendo del caso.
Por si te preguntabas si el mismo truco sigue funcionando, la respuesta es no, o al menos, no debería. Windows 10 está mucho mejor optimizado y gestiona los eventos de manera diferente. Así que normalmente no debería haber diferencia entre mover el ratón y no moverlo; aunque eso no quita que te puede hacer sentir mejor.