Ante problemas drásticos, soluciones drásticas. Eso han debido pensar los niños de la ciudad de Wuhan, epicentro del brote de coronavirus que tiene en jaque al mundo tecnológico. Al estar los colegios de la ciudad cerrados por la expansión del virus, los niños han tenido que forzarse a hacer deberes de forma remota, y han sabido esquivarlos.
Para evitar que los pequeños estuvieran en sus casas sin hacer nada, se introdujo una app llamada DingTalk, en la que los estudiantes debían registrarse y unirse para asistir a clases online. Así, mediante esta app, los maestros podían mandar deberes y tareas a través de esta. La clave para acabar con esta app han sido las puntuaciones.
Básicamente se pusieron de acuerdo para averiguar que si una app recibía suficientes malas calificaciones, la app sería retirada de la App Store. Y aunque parezca algo de película, sí: lo consiguieron. Así lo relata esta historia que explica cómo es la vida en la Wuhan afectada por el coronavirus.
Los niños de Wuhan y su picaresca
Al igual que las escuelas, los edificios en los que los padres trabajan también se han visto cerrados por el coronavirus. ¿Qué implica esto? Que estos se tienen que quedar con sus hijos para entretenerlos. Como no hay escuela, los infantes tenían que ser supervisados por sus padres, lo que imposibilitaba el "escaqueo".
¿Cómo evitas entonces hacer los deberes? Fácil: haciendo que la quiten de su Store. Los niños de Wuhan averiguaron que para que una tienda de apps, en este caso la App Store, retire una app necesita una cantidad ingente de malas calificaciones y de comentarios negativos. En el mismo momento en el que los niños de Wuhan se dieron cuenta de esto, la app estalló.
Caída de su valoración
La app sufrió montones de comentarios negativos y calificaciones de una estrella. Lo que sucedió fue lo esperado; la valoración de la app bajó de 4.9 a 1.4 estrellas, lo que incentivó a que esta app se retirara de la App Store. Una forma ingeniosa y rápida de conseguir evitar los deberes, ya que si no hay app, no hay tareas.
Esto no sólo demuestra la gran picaresca de los niños, sobre todo en situaciones "peculiares", sino que deja entrever que incluso los sistemas más informatizados aún tienen fallas de seguridad muy concretas.
Afortunadamente, los desarrolladores de la app seguramente impresionados por el ingenio de estos niños, se tomaron el suceso con sorna. La app, en redes sociales, ha pedido clemencia a los chicos con una broma: "yo solo tengo 5 años, por favor no me maten". Ojalá hubieran existido apps en mi época.