Uno de los enfrentamientos legales más largos e importantes de la historia del sector tecnológico parece haber llegado a su fin, después de que el Tribunal Supremo de los EE. UU. haya dado la razón a Google, considerando que su uso de la API de Java entra dentro del "uso justo", o "fair use".
La decisión no sólo afectará a Google, quien ya había tomado medidas para evitar las consecuencias en la medida de lo posible, sino especialmente a desarrolladores independientes que podrán seguir creando apps y plataformas basadas en las de otros.
Todo empezó en el 2010, cuando uno de los gigantes del sector, Oracle, adquirió a Sun Microsystems por la increíble cifra de 7.400 millones de dólares; era una inversión que pretendía recuperar, gracias a una de las piezas de software más usadas en aquel momento, Java.
Lucha por Android
Java es una plataforma que permite crear aplicaciones para diferentes tipos de hardware y software, sin necesidad de escribir código diferente para cada uno. De esta manera, los desarrolladores sólo tenían que crear un programa, que funcionaba en Windows, Linux y móviles sin cambiar nada. Ese no fue el único motivo de su éxito; Sun llevó Java como una plataforma abierta, llegando incluso a liberar su implementación como 'software libre'.
Eso cambió con la llegada de Oracle, que inmediatamente después de hacerse con Sun, demandó a Google, alegando que Android estaba copiando la API (conjunto de instrucciones) de Java y por lo tanto, debía recibir una compensación por cada móvil vendido.
Técnicamente, Android no usaba Java, sino una implementación propia que la imitaba; hasta el punto de que la estructura y el funcionamiento eran idénticos, así como las instrucciones de la API. Para Oracle, eso era prueba de que Google estaba copiando su producto conscientemente para evitar el pago de licencias.
Oracle pedía una compensación de 8.800 millones de dólares, por todos los dispositivos Android vendidos, además de 475 millones de dólares adicionales por las licencias potencialente perdidas.
Sin embargo, en 2016 un jurado afirmó que lo que Google había hecho entraba dentro del "Fair use", o "uso justo", un concepto más usado en los EE. UU. para definir cuando alguien usa una obra sin precisar el permiso de su autor; normalmente es más importante en el uso educativo, informativo y las parodias de contenido con copyright.
"Fair use"
Oracle recurrió la decisión, y un jurado federal le dio la vuelta a la decisión original; en 2019, Google pidió al Tribunal Supremo que se posicionase. Esta decisión fue importante, porque dependiendo de lo que los responsables del máximo organismo estadounidense decidiesen, podría afectar a todo el mundo del software.
Hoy, el tribunal ha votado 6-2 por recuperar la decisión original, declarando que Google no tendrá que pagar por crear una API similar a la de Java, considerándolo "fair use". Pero la sentencia va mucho más allá.
En un movimiento que tendrá consecuencias para todos los programadores, el tribunal ha llegado a la conclusión de que reimplementar una API, legalmente, es "fair use", una decisión que se aplica a todas las API. Por lo tanto, no es sólo Google la que sale beneficiada, sino también todos los programadores que alguna vez se hayan basado en otra plataforma para sus proyectos.
Es una decisión que posiblemente evitará y cerrará muchos juicios, y potencialmente puede abrir las puertas a más desarrollos alternativos de plataformas actuales. Pero especialmente, puede ser el fin de una saga que llevaba más de diez años pesando sobre el sector.