Esclavos de la tecnología

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Las notícias más recientes ponen de manifiesto una situación más propia de otros tiempos que de los actuales. Foxconn, proveedora habitual de Apple,  registra un historial bastante siniestro de suicidios. Los trabajadores están sometidos a mucha presión, y sus condiciones laborales son de todo menos buenas. Trabajan 48 horas semanales por algo más de 140€ , esto lleva a los empleados a trabajar más horas extra para ganar más.  A pesar de tener limitadas legalmente a 36 horas mensuales, se conocen casos de empleados que han llegado a trabajar hasta 98 horas. Además, los trabajadores han sido presionados para hacer un sólo día de descanso cada 13 días. Pero no son los únicos casos, pues en Febrero, los empleados de una de las fábricas suministradoras de pantallas táctiles para Apple, solicitó que se investigara el uso de un material venenoso en su fabricación que causaba graves problemas de salud.

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Y aunque parece que se están centrando en Apple, la taiwanesa Foxconn, que forma parte de un conglomerado de empresas, también provee a otras

Y aunque haya mil operaciones de marketing para maquillar estas situaciones, no se ataca el principal problema, el salario. Mucho tendríamos que reflexionar todos, tanto fabricantes como consumidores, hasta que punto es razonable pagar por un artículo que ha sido fabricado en condiciones tan precarias. ¿Acaso es justificable maximizar beneficios a costa de la vida y las necesidades de otras personas? ¿No deberíamos los consumidores evitar consumir productos fabricados de esta manera?

Algo está cambiando

Aunque parezca mentira, hasta la paciencia de los chinos tiene un límite. Y más cuando hay una crisis acuciante. Los empleados de Honda, 1.900 trabajadores del Sur de China se plantaron e hicieron huelga y consiguieron detener la producción en las fábricas. Gracias a esto, ha obtenido su primera gran victoria frente a sus explotadores: Honda ha aceptado conceder de forma inmediata un aumento de sueldo del 24%. Teniendo en cuenta los precarios sueldos es todo un avance.  Quien sabe si en el futuro esto se repite, y de una vez por todas, se normaliza una situación que es más propia de los tiempos de la revolución industrial y la esclavitud, que del siglo XXI.