En relación directa con la erupción submarina,  se ha detectado una alta actividad sísmica a unos 15 kilómetros por debajo de la isla del Hierro. Varios miles de pequeños temblores de entre 1 y 3 grados en la escala Richter, que mide intensidades de hasta 8 grados, han hecho saltar las alarmas. Si bien no son temblores significativos, si lo es y en un muy alto grado, el gran número que se ha detectado todos ellos concentrados en un mismo área.

¿Hasta qué punto es esto peligroso tratándose de un archipiélago de islas de origen volcánico?

Imaginemos el globo terráqueo como una pelota de baloncesto. Ahora forrémosla con papel de periódico. Bien, el papel equivaldría a la corteza terrestre, y el resto del balón sería puro magma. Con esta simple comparativa podemos hacernos una idea de la composición de la tierra. Según los expertos, actualmente debajo de la isla de El Hierro la presión del magma sobre la corteza esta siendo mayor de lo normal y esto se refleja con continuos temblores. Los herreños dicen que el olor a azufre es mucho más intenso en algunas zonas. Con la madre naturaleza nunca se sabe y evacuar las zonas de riesgo, tal y como se ha hecho y se está haciendo, es una medida necesaria.

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Este aumento de actividad podría ser la antesala de una erupción en la isla, aunque lo más probable es que todo se quede en pequeños temblores y vuelva la normalidad, como ya ha sucedido en otras ocasiones en islas vecinas.

En caso de erupción, los antecedentes históricos de los últimos 30.000 años describen erupciones siempre de tipo estromboliano, es decir, baja explosividad, baja modificación de terreno y expulsión de lava. En principio este tipo de eurpción no debe producir daños personales en la población. Los daños materiales dependerían de donde pudieran surgir nuevos aparatos volcánicos.

Si se produjera esa erupción esperemos que los 11.000 herreños que habitan la islas estén en un lugar seguro esperando el fin de la tormenta y que cuando esta pase puedan volver a sus vidas normales.

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Los más alarmistas, hablan de una gran erupción que pudiera partir la isla en dos pedazos o hacerla desaparecer, provocando un gran tsunami que barrería el Atlántico llegando a la costa del continente Americano. Si bien esto que es absolutamente posible, es improbable.

Todo lo que se diga ahora es especular. Sabemos que debajo de la isla el magma esta distinto, inquieto, quiere salir empujado por fuerzas extremas.

El archipiélago canario, como tantos otros, tienen su origen en erupciones volcánicas, estos procesos son sin duda alguna los fenómenos de creación, deformación y destrucción de relieve más rápidos. No debemos ponernos en lo peor, pero si que hay que estar alerta y prevenir antes de tener que curar.

Alberto Pardo, Geógrafo