Dolor emocional que sí duele de verdad (I): El corazón roto.
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Según los expertos esto explicaría porque, de la misma forma que hay lesiones físicas que provocan dolor crónico, también hay gente que nunca se recupera de una herida emocional (pérdida de un ser querido, ruptura de una relación, exclusión social…).
Los síntomas descritos por las personas que han sufrido tales dolores van desde dolor en el pecho o un vacío por debajo de la zona del esternón, hasta pensamientos como que se están volviendo locos, o que la vida no tiene sentido para seguir adelante.
Este dolor crónico emocional (podemos considerarlo así, de igual forma que consideramos el físico) puede traducirse en dolor físico, tal y como asegura el profesor David Alexander, director del Centro de Investigación de Trauma (en Aberdeen, Escocia), quien ha ayudado en desastres como el tsunami de Asia y la guerra de Irak. Según el profesor David Alexander, los pacientes hablan de sensaciones como que “les explota la cabeza” o “dolor en el estomago”, pero las investigaciones médicas tienen a centrarse en el dolor físico (cuando el origen muchas veces es emocional).
Además, los científicos sospechan que las personas que no logran adaptarse al dolor (10% de las personas que sufren la pérdida de un ser querido), son las que experimentan mayores niveles de dolor físico. Este dolor se acaba convirtiendo en una “pena compleja”, como lo llama la investigadora Mary Frances O’connor, hace que las personas experimenten mucha amargura y enfado, sintiendo que su futuro no tiene sentido, y acaban por no adaptarse a la situación como otras muchas personas que si lo consiguen.
Por esto, afirman los expertos, si sería posible morir de pena, o de un corazón roto. Según afirma Martin Cowie, profesor de cardiología del Hospital Brompton de Londres:
“Una persona tiene mayor riesgo de morir en los seis meses después de la perdida de un ser querido. Y esta tendencia ocurre más entre los hombres”
Esto se debe a que la gente que sufre una muerte cercana tiene más probabilidad de tener un accidente o de sufrir un infarto o embolia. Porque las hormonas que participan en el estrés de la pérdida de un ser querido aumentan las posibilidades de que ocurran estas situaciones.
En el próximo artículo os explicaré por qué existe el dolor emocional, algo muy importante para nuestra evolución como especie.
Vía: BBC.